Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

DIA
M
cristianos jurar por el emperador morlal, y ménos por
quien no conocia al Autor del mundo. Acabado este interrogatorio,
fué azotado y clavado de pies y manos en una
ci"uz, donde espiró con un glorioso martirio.
SANTA AMELBERGA, VIUDA. —Según algunos escritores
fué hija de Carlomagno, y según otros hija de Pepino.
Parece que estuvo dos veces casada , teniendo seis hijos
de los dos matrimonios, á los cuales educó en el santo temor
de Dios y en la abundancia de todas las virtudes, de
tal modo, qae casi á todos venera la Iglesia en el número
de los santos. Después de la muerte de su segundo esposo,
deseando consagrar enteramente á Dios la vida que le
quedaba, entró en un monasterio, donde mortificó su
cuerpo con extraordinarias penitencias. Hizo los votos solemnes
de religión , y fué elegida abadesa de su monasterio
, brillando entonces mas que nunca su profunda humildad,
su amor á la vida ascética y su caridad para con
Dios. Según los bolandistas murió en Ganle, en el mes de
julio del año 190, y no se debe extrañar que hayamos
explicado la vida de esta santa Amelberga, viuda, y no de
la virgen que trae el Martirologio romano; porque de esta
idlima nada se sabe , y se cree que esta caliücacion de
virgen, que el sobredicho Martirologio leda, proviene de
algún yerro en la impresión de alguno de los antiguos
Martirologios.
DIA 11.
SAN PÍO I, PAPA Y MÁRTIR.— San Pió, papa y mártir,
fué natural de la ciudad de Aquileya: su padre se llamaba
Rufino ; y sucedió en el pontificado á Higino, también
Papa y mártir, el año de Cristo de 138, siendo emperador
Antonino Pió ; y fué sumo pontífice, y ordenó muchas
cosas de grande utilidad para la santa Iglesia. Puso grandes
penas á los sacerdotes que fuesen negligentes en administrar
el santísimo Sacramento del altar , y contra los
que.maliciosamente perjuran, y contra los que oyéndolos
no los reprenden. Mandó que fuesen inviolables las heredades
de las iglesias dedicadas para el culto divino y para
el sustento de las personas eclesiásticas. Ordenó que
no se - consagrasen las vírgenes que profesan perpetua
continencia, hasta tener veinte y cinco años. Hizo un decreto
, por el cual manda , que la santa Pascua se celebre
siempre en domingo ; pues que en tal dia resucitó Jesucristo
nuestro Redentor: lo cual los santos apóstoles primero
habian instituido; pero Pió lo confirmó y estableció
Para quitar el abuso de algunas iglesias, que en celebrar
el dia de la Pascua de Resurrección parecía que imitaban
« los judíos. Para lo cual se movió por un iibro que le
presentó un hermano suyo, santo varón, llamado Ilermes:
l'tl el cual por manera de diálogo y de un ángel en hábito
"c pastor, amonestaba á todos los cristianos que celebrado
la santa. Resurrección en dia de domingo. Consagró
10 en Roma las termas novacianas á honor de santa Po-
^"ciana, por intercesión de santa Práxedes, su hermana.
Jpó el templo de muchos y ricos dones, y celebró en él
éíVer8a8 veces misa, y puso pila de bautizar, en la cual
P0r sus manos bautizó á muchos. Escribió algunas
J '^as, que se hallan con sus decretos en el libro de los
^ ncilids, y demás de estas escribió oíros dos á Justo (á
poncilúfe
'Pie parece) obispo de Viena, y en una de ellas le dice
8 as Palabras : « Ten cuidado de los cuerpos de los san-
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tos mártires, como de miembros de Cristo; que así le tuvieron
los apóstoles del cuerpo de san Estovan. Visita á
los santos en las cárceles, para que ninguno se entibie en
la fé; y para que perseveren en ella, dales ánimo y calor.
Los clérigos y diáconos le respeten y te reverencien , nó
como á mayor, sino como á ministro de Cristo. Todo el
pueblo descanse, y sea amparado y defendido con tu santidad.
Quiero que sepas, compañero dulcísimo, que Dios
me lia revelado que tengo de acabar presto los dias de mi
peregrinación ; solo te ruego que estés firme en la unión
de la Iglesia, y que no te olvides de raí. Todo el senado y
pobre compañía de los sacerdotes y ministros de Cristo,
que está en Roma le saluda; y yo saludo á todos en el
colegio de los hermanos en el Señor que están contigo.»
Todo esto dice san Pió en aquella epístola, en la cual descubre
su santo celo , y celestial espíritu y cuidado, con
que miraba por las cosas de la Iglesia. Finalmente, después
de haber gobernado santísimamente la Iglesia de
Dios, según Baronio, nueve años y seis meses ménos tres
dias, fué coronado de mártir; aunque en los de su pontificado
hay grande variedad en los autores. Celebró órdenes
cinco veces por el mes de diciembre, y en ellas hizo
doce obispos, diez y ocho presbíteros, y veinte y un diáconos.
Fué sepultado en el Vaticano. Celebra la Iglesia su
memoria á los 11 de julio, que es el dia en que murió; y
en el año de 167 , imperando Marco Aurelio Antonino y
lucio Vero.
* SAN SIDRONIO , MÁRTIR.—Noble de nacimiento esto
santo , lo fué aun mas por sus virtudes, habiendo nacido
en la ciudad de Sainos. Fueron tantos los milagros obrados
por este santo, que muchos se converlian á la fé; esto
fué el molivo porque se llamó el prefecto de la ciudad de
Seos, el cual queria obligarle á adorar los falsos dioses ó
bien sufrir la muerte. Lejos de intimidarse el santo por
esto, obró una multitud de milagros, que convirtieron á
los soldados , á todos los circunstantes, y hubieran también
convertido al prefecto si no se hubiera dejado llevar
del temor. Esto sucedía en tiempo del emperador Aurelinno,
el cual hallándose en Viena de Francia, mandó que
Sidronio fuese llevado en su presencia : y como también
obrase milagros y conversiones , fué arrojado á una hoguera
de órdeñ del mismo emperador. Las llamas dejaron
sin lesión el cuerpo del ilustre confesor de Jesucristo, que
después de varios tormentos fué degollado el año 270.
SAN MARCIANO , MÁRTIR.—Natural de la ciudad de Iconia,
fué bautizado siendo aun muy niño, y en ella padeció
después grandes trabajos por Jesucristo. Su constancia y
la resignación con que sufrió todos los tormentos con que
lo maltrataron los paganos, le alcanzaron al íin la corona
y la palma del martirio en la misma ciudad de Iconia , el
año 2fi3.
SAN CINDEO, PRESUÍTERO.—Durante el reinado de Diocleciano,
hallándose un dia este santo en la iglesia de la
ciudad de Sida en Panfilia, fué de ella arrebatado por los
paganos para ser llevado al tribunal del juez Estralónico,
que mandó le pusiesen unos zapatos de hierro erizados de
clavos de acero, y que los helores le azotasen , obligándole
al mismo tiempo á correr hacia la puerta llamada
Santa. Después de esto lo echaron en el fuego, y habiendo
salido ileso y convertido al sacerdote de los ídolos, por
último puesto en oración, entregó su alma al Criador el
año 298.