Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

DIA 4.
AGOSTO.
mingo , para guiarse con su consejo , y aprovecharse de
su santa y dulce conversación : ordenándolo así nuestro
Señor para otros mas altos fines de su divina providencia.
Habíase levantado en aquel tiempo uoa herejía bestial y escandalosa
en un lugar del condado de Tolosa, llamado
Albi, del que los herejes que la seguiati se llamaron albigenses.
Entrando, pues, santo Domingo con su obispo
en Francia, por el condado de Tolosa , y entendiendo los
perniciosos desatinos que aquellos hombres miserables enseñaban
, y las blasfemias que contra su Dios y contra su
Iglesia decian, no se puede encarecer la tristeza y sentimiento
que alrevesó su corazón. La primera noche que
llegaron á tierra de herejes, acertó á serlo el huésped de
la posada: trabó pláticas con él sobre las cosas de la religión
, y fueron tan eficaces las razones que le dió , que de
enemigo de la fé católica, lo hizo hijo de la Iglesia. Este
fué el primer fruto, que en esta jornada ofreció á Dios : y
entendiendo que esta era su vocación , y que el Seflor le
llamaba para el remedio de aquellas almas perdidas, procuró
desembarazarse presto, y que el obispo de Osma
concluyese con su embajada, para volver luego á cullivar
aquel campo , y desarraigar las malezas, espinas y zizai\a
que le cubrían. Llegado á la córte del rey de Francia,
halló á la infanta de Castilla doña Blanca muy lastimada
por no tener hijos; y el santo la aconsejó que tomase por
abogada á la Virgen nuestra Señora, y que le rezase con
mucha atención el rosario, y que mandase repartir rosai'ios
á todas las personas que le quisiesen rezar, y que con solo
esto tuviese esperanza, que Dios la consolarla, y le cumpliriasus
deseos: y así lo hizo , dándole por hijo al glorioso
san Luis , rey de Francia.
Concluidos los negocios á que iba el obispo , se partió
para Roma á verse con el papa Inocencio III, que entonces
presidia en aquella santa silla. Acompañóle á Roma
santo Domingo , y el obispo suplicó al papa , que proveyese
su obispado á otro , para que él libre y desembarazado
pudiese atender de propósito á la reducción de los
herejes de Francia; mas no pudo acabarlo con el papa,
por no privar á la Iglesia de un prelado tan importante.! con
esto , tomando la bendición de su santidad , se volvieron
los dos santos compañeros para España por Francia , y
do camino visitaron el gran monasterio del Cister , por la
singular fama de santidad , con que en aquel tiempo florecía.
Estuvieron allí tres dias , y el obispo por su devoción
lomó el hábito y cogulla de los monges , y trajo
consigo algunos de ellos, que le enseñasen la regla y ceremonias
de su órden , con intento de hacer en Osma vida
religiosa y mas estrecha de la que-allí tenia de canónigos
reglares; aunque lo era mucho. Llegaron todos á la
ciudad de Mompcller, y con ellos se juntaron doce mondes
de la órden de san Bernardo , que habia enviado el
Papa Inocencio, para tratar del remedio de los albigenses,
^ue cada dia iban creciendo en número y en potencia.
Todos con parecer y acuerdo del bienaventurado santo
domingo , dejada toda autoridad y fausto, se pusieron á
P'é, y comenzaron con mucha oración, ayunos y penitencias,
á hacer guerra espiritual á los herejes, y con el
pomp'o de toda virtud , y con disputas y pláticas particuaresy
sermones públicos, alumbrarlos y convenirlo.?,
tos herejes , no pudiendo sufrir la fuerza de la oración que
santo Domingo hacia á Dios por esta causa , ni los argumentos
y razones que les proponía , le aborrecían como á
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su mayor enemigo: y escribieron cierto libro ó conclusiones
de su secta; y el sanio escribió otras en defensa y
comprobación de la verdad-católica: y echadas las unas y
las otras en una grande hoguera , á vista de todo el pueblo,
luego los papeles dé tos herejes fueron abrasados y
consumidos; y los de santo Domingo saltando en alto volaron
por losaires sin recibir detrimento, y se fuéron á poner
encima de una viga qiie cerca de allí estaba; y en testimonio
del milagro dicen , que dura y se conserva hoy
dia. Tres veces porfiaron los herejes á volverlos papeles
del santo al fuego ; y otras tantas con evidente milagro
hizo Dios que saliesen sanos y enteros como hablan entrado,
y por este milagro algunos de ellos se convirtieron.
Ilabia á la sazón grandísima necesidad y pobreza en aquellas
provincias, á causa del nuevo levantamiento de la
tierra, y creció tanto, que algunas personas nobles vendían
sus propias hijas y las daban á criar á los herejes,
compelidos de la extrema necesidad que pasaban. I'ara
reparo de este daño y del estrago que el demonio hacia,
procuró santo Domingo que en un sitio muy á propósito
para ello, que se llama el Pruliano, entre Garcasona y
Tolosa , se hiciese un monasterio para recoger la gente
noble y necesitada, donde en breve tiempo se encerraron
gran número de doncellas, con una cierta forma do vivir
que él Ies dió: y á imitación suya se movieron algunas
personas ricas y católicas á hacer otras cosas semejantes,
que fueron el remedio de muchas mujeres, que coman
riesgo en su fé y honestidad entre soldados y herejes. Dos
años enteros estuvo el santoobispo don Diego en el condado
de Tolosa, en la forma dicha: y aunque el fruto que
hacia era grande; la obligación que tenia de acudir á sus
ovejas era mayor, y apretóle tanto, que no pudiendo
cumplir con su conciencia de otra manera se vino á residir
á Osma, dejando por capitán de la conquista espiritual á
santo Domingo; y de allí á algunos dias llegó nueva que
era muerto el santo prelado el año del Señor de ; y
fué sepultado en el burgo de Osma, é hizo Dios por él muchos
milagros.
Con esto quedó santo Domingo por cabeza principal para
reducción de los herejes, y aunque los abades se cansaron
y se volvieron á sus fierras desconfiados del remedio;
el'santo con algunos que con celo del servicio de
Dios se le juntaron , tomó esta tan gran empresa, en la
cual perseveró diez años, con increíbles trabajos y con
un ánimo invencible. Iba de pueblo en pueblo á pié y descalzo
, abrasado de la caridad de Dios y de los prójimos:
y como el ciervo herido y sediento se arroja al agua, así
él so entraba por las picas y se ponía á cualquier peligro
con una sed grande de ser niárlir. La suma de estos Irabajos
fué con su vida santísima y doctrina celestial, y con
muchos milagros que el Señor obró por él, convirtió casi
cien mil almas, erradas y perdidas, á la verdadera y católica
religión. Y habiéndole mandado tomar el oficio de
inquisidor contra los herejes, él lo ejercitó con grande
autoridad, usando de todas las armas espirituales para
reducirlos, castigarlos y reprimirlos: y juntándose después
las temporales de los príncipes católicos, que hicieron
un grande y lucido ejército para hacer guerra á ios
herejes, y publicándose en Francia y en Italia contra ellos
la cruzada, por las oraciones de santo Domingo, y por su
consto ó industria, los católicos tomaron por fuerza las
armas contra muchos lugares de los herejes, y el conde
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