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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DfA % MAYO. 13-<br />

ra: y con mucha razón ; porque a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l gran valor,<br />

zelo, constancia y perseverancia que tuvo hasta la muerte<br />

en <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r la fé católica, con tan extraños trabajos y fatigas<br />

, fué humildísimo, sapientísimo, y tan abrasado <strong>de</strong>l<br />

amor divino, como se echa <strong>de</strong> ver por lo mucho que por él<br />

pa<strong>de</strong>ció, y por el <strong>de</strong>seo que tuvo <strong>de</strong> propagar y dilalar su<br />

santo nombre por el mundo, enviando hasta las últimas<br />

partes-y provincias mas remotas <strong>de</strong> la India Oriental á<br />

trumencio, consagrándole por obispo para que los cultivase,<br />

y alumbrase aquella gente ciega, con el conocimiento<br />

<strong>de</strong> Cristo y luz <strong>de</strong>l santo Evangelio.<br />

Por haber sido la vida <strong>de</strong> este santo tan notable y digna<br />

<strong>de</strong> admiración, no me parece que será fuera <strong>de</strong> propósito<br />

advertir al lector lo que en ella principalmente <strong>de</strong>be<br />

consi<strong>de</strong>rai1, pon<strong>de</strong>rar, é imitar. Porque primeramente resplan<strong>de</strong>ce<br />

en el discurso <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> este gloriosísimo<br />

doctor el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios, que <strong>de</strong> tal manera arma y esfuerza<br />

á un hombre flaco, que toda la potencia <strong>de</strong> los príncipes,<br />

reyes, ejércitos, y <strong>de</strong> todo el mundo é infierno no pue<strong>de</strong><br />

prevalecer contra él. Yeso asimismo la constancia y<br />

firmeza, que el verda<strong>de</strong>ro católico <strong>de</strong>be tener en lodo lo<br />

que toca á la pureza y entereza <strong>de</strong> nuestra santa religión,<br />

y las marañas, embustes y artificios que usan los berejes,<br />

para contaminarla y corromperla, y que con el favor y<br />

aliento délos malos príncipes, se fomenta y cun<strong>de</strong> la herejía,<br />

y que nuestro Señor, para castigo <strong>de</strong> nuestros pecados<br />

, los hace príncipes y les da el azote en la mano;<br />

pues tan en breve quitó la vida á Constante y á Joviniano,<br />

emperadores católicos, amigos y zelosos <strong>de</strong> nuestra<br />

santa fé, y dió el imperio á Constancio, á Juliano y á Yalente,<br />

que como crueles enemigos suyos la persiguieron y<br />

turbaron. También se ha <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar que estos mismos<br />

enemigos <strong>de</strong> Dios, cuando les parecía que les estaba bien,<br />

favorecieron á Atanasio, y se mostraron clementes y benignos,<br />

sirviéndose <strong>de</strong> la religión para la conservación <strong>de</strong><br />

su estado; pero nuestro Señor, que quiere ser servido <strong>de</strong><br />

los príncipes con verdad, sencillo y puro corazón, al cabo<br />

los castigó: á Constancio con una apoplejía, que en breve<br />

le acabó; á Juliano, con una saeta venida <strong>de</strong>l cielo; y á<br />

Yalcnto con haberle quemado los bárbaros en una choza<br />

adon<strong>de</strong> se habla huido <strong>de</strong> la batalla que habia tenido con<br />

ellos y perdídola. Porque puesto caso, que Dios se sirva<br />

<strong>de</strong> los malos príncipes, como <strong>de</strong> verdugos y ministros sayos<br />

para castigar las provincias y reinos, en que presi<strong>de</strong>n;<br />

pero no les dura mas aquel imperio y potestad, <strong>de</strong> lo<br />

que el mismo Señor quiere; y <strong>de</strong>spués que <strong>de</strong> ellos, como<br />

<strong>de</strong> vara <strong>de</strong> su furor, se ha servido, la arroja en el fuego, y<br />

|a quema y la consume; y los justos que con ella han sido<br />

heridos y azotados, quedan victoriosos y gloriosos : como<br />

quedó san Atanasio triunfador <strong>de</strong> estos infelices tiranos, y<br />

<strong>de</strong> todos los herejes, que con tan porfiada rabia y crueza<br />

le persiguieron. Escribió san Atanasio, como dice san Gerónimo,<br />

dos libros contra Yalente y Ursacio, y otro <strong>de</strong> la<br />

virginidad, y muchos délas persecuciones <strong>de</strong> los arríanos,<br />

y <strong>de</strong> los títulos <strong>de</strong> los salmos, la vida <strong>de</strong>l gran Antonio<br />

abad, y muchas epístolas y otras obras, que dice el mismo<br />

doctor seria largo contarlas; y fueron tan estimadas<br />

y reverenciadas <strong>de</strong> toda la antigüedad, que un santo abad,<br />

llamado Cosme, <strong>de</strong> quien escribe Sofronio, dice: «Cuando<br />

hallares alguna sentencia ó palabra <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong> Atanasio,<br />

y no tuvieres papel para escribirla, escríbela en tus<br />

veslidos.u V Torio, arzobispo <strong>de</strong> Constanlinopla, encareciendo<br />

el estilo y modo <strong>de</strong> escribir <strong>de</strong> san Alanasio, dice<br />

que <strong>de</strong> él, como <strong>de</strong> su fuente manaron los rios caudalosos<br />

<strong>de</strong> la elocuencia <strong>de</strong> san Gregorio Nazianceno, llamado por<br />

su excelencia el Teólogo, y <strong>de</strong> san Basilio el Magno, que<br />

fueron en los estudios y en la santidad <strong>de</strong> la vida compañeros,<br />

y hoy dia son luz y ornamenlo <strong>de</strong> la Iglesia católica.<br />

SAN AMONINO , AIVOBISPO DE FLOBKNCU Y CONFESOR.—<br />

La vida <strong>de</strong> san Antonino, arzobispo <strong>de</strong> Florencia, ejemplo<br />

<strong>de</strong> santos prelados, gloria <strong>de</strong> su patria y ornamento <strong>de</strong> la<br />

or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> los predicadores, escribió Fr. Yincencio Maynardo,<br />

<strong>de</strong> la misma ór<strong>de</strong>n, por mandado <strong>de</strong>l papa Clemente<br />

YII, <strong>de</strong> la cual, y <strong>de</strong> la bula <strong>de</strong> su canonización, sacaremos<br />

nosotros lo que diremos.<br />

Nació san Antonio, ó Antonino, que asi le llamaron,<br />

por ser pequeño <strong>de</strong> cuerpo, en la ciudad <strong>de</strong> Florencia, <strong>de</strong><br />

honrados padres, el año <strong>de</strong> 1389, siendo Urbano YI sumo<br />

pontífice, y Yenceslao emperador. Su padre se llamó Nicolás,<br />

y su madre Tomasa. Des<strong>de</strong> niño comenzó luego á<br />

mostrar lo que habia <strong>de</strong> ser, y que era escogido <strong>de</strong> Dios;<br />

porque no se <strong>de</strong>leitaba en cosas <strong>de</strong> niños, y siendo muchacho<br />

huia <strong>de</strong> los juegos , parlerías y livianda<strong>de</strong>s, que son<br />

propias <strong>de</strong> aquella edad, y se ocupaba en cosas graves,<br />

orando, callando, y estando muy en sí. Frecuentaba las<br />

iglesias y oia <strong>de</strong> buena gana sermones, y hacia á menudo<br />

oración en la iglesia <strong>de</strong> San Miguel, postrado <strong>de</strong>lante <strong>de</strong><br />

un Crucifijo, suplicando muy <strong>de</strong> veras á nuestro Señor<br />

que le otorgase gracia para guardar la pureza <strong>de</strong> su alma<br />

y virginidad perpetuamente sin mancilla ; porque ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

aquella edad la amaba y eslimaba como una joya preciosísima.<br />

Siendo ya <strong>de</strong> trece años (como se dice en la<br />

bula <strong>de</strong> canonización) le inspiró nuestro Señor que tomase<br />

el hábito <strong>de</strong>l gran patriarca santo Domingo ; y para esto<br />

se fué al convento <strong>de</strong> liésoli, que eslá cerca <strong>de</strong> Florencia,<br />

y con gran<strong>de</strong> humildad y mo<strong>de</strong>stia pidió al prior que se lo<br />

diese. Era prior á la sazón <strong>de</strong> aquel convento Fr. Juan Dominico,<br />

que por sus gran<strong>de</strong>s merecimientos vino á ser arzobispo<br />

<strong>de</strong> Ragusa y car<strong>de</strong>nal <strong>de</strong> la santa Iglesia <strong>de</strong> Roma,<br />

el cual viendo á Antonino pequeño <strong>de</strong> cuerpo, <strong>de</strong>licado,<br />

flaco y <strong>de</strong> poca edad, juzgando que no tendría bástanles<br />

fuerzas para llevar la carga <strong>de</strong> la religión, le preguntó<br />

qué estudiaba. Y como le respondiese que el <strong>de</strong>recho canónico<br />

, el prior dijo que cuando supiese <strong>de</strong> memoria todo<br />

el <strong>de</strong>recho canónico, entonces le recibiría; tomando esle<br />

expediente por no contristarle ni recibirle. No se turbó<br />

Antonino con esta respuesta, ántes se encendió mas en su<br />

buen <strong>de</strong>seo, y se volvió alegre á su casa, y se dió á estudiar<br />

y <strong>de</strong>corar todo el <strong>de</strong>recho canónico; <strong>de</strong> manera que<br />

<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un año volvió al mismo convento <strong>de</strong> Fiésoli, y<br />

dijo al prior que ya habia hecho lo que habia mandado, y<br />

que sabia todo el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> memoria , y que así le rogaba<br />

que le diese el hábito. Maravillóse el prior cuando<br />

esto oyó, y mucho mas cuando por la experiencia vió que<br />

era verdad lo que Antonino le <strong>de</strong>cía; porque en cualquiera<br />

parle que le preguntasen <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho, la recitaba como si la<br />

fuera leyendo. Vista, pues, su gran memoria é ingenio,<br />

ymtichomas su espíritu, ó instancia con que pedia ser<br />

admitido en la religión, conocieron que Dios le Iraia para<br />

gran bien <strong>de</strong> ella, y que aquel mozo habia <strong>de</strong> ser gran ministro<br />

<strong>de</strong> su gloria. Recibido el hábito, le enviaron al convenio<br />

<strong>de</strong> Corteña, y <strong>de</strong> allí tornó á su convenio <strong>de</strong> Fiésoli,<br />

dándose á todos los ejercicios <strong>de</strong> bueno j santo religioso. An-

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