Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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perfecta idea de eclesiásticos, reformador del clero secular
y padre de pobres, nació a 24 de abril del año i;>T6,
en el lugar de Ranquines de la parroquia dePoy, diócesis
de Acqs, ó Dax, ciudad episcopal de la metrópoli de Auch
en Trancia. Sus padres fueron Guillen Paúl y Beltranda
Moras, pobres de bienes de fortuna, mas ricos con la inocencia
de costumbres. Pasaban honestamente su vida con
los frutos de una pequeña posesión, cultivada por sus manos.
De Guillen y llellranda nacieron seis bijos, dos hembras,
María y Claudia; y cuatro varones, que fueron Juan,
Bernardo, nuestro Vicente y Domingo. Aplicado san Vicente
á la guarda de una pequeña grey, dió muestras de
la compasión grande que después babia de tener de los
pobres, á quienes desde aquellos tiernos años repartía de
su pan y de su vestido, y de la barina que llevaba del molino:
y lo mas maravilloso de aquella edad, fué la limosna
de un medio escudo, que poco a poco había recogido
con fatiga é industria, sin reservarse nada. Reparando
Guillen Paúl el buen natural 6 ingenio de Vicente, lo
eligió de entre los demás hijos para las letras. Enviólo á
ciudad de Acqs , y púsole en el convento do los padres
^anciscos, donde concurrían otros muchachos, para ser
educados en piedad y letras. Tal progreso hizo san Viente
en las letras humanas en cuatro años, que fué capaz
de enseñarlas á dos hijos de un abogado, quien para
este fin lo llevó á su casa: en cuyo tiempo tuvo aun la comodidad
de aplicarse á la retórica y filosofía en el colegio
^e aquella ciudad; y pasando de allí á la universidad de
dolosa, y á la de Zaragosa, cabeza del reino de Aragón,
iludió por siete años la teología con fervor, sin iulermi-
^rle en el estudio de la devoción.
Al fin del año líiOS , recibió la tonsura y grados; y pali
mas unirse con Dios, recibió en el año 1398 , los dos
primeros órdenes sacros, y en el de 1C00 , el sacerdocio.
Apenas fué ordenado de sacerdote, con la fama de su piedady
doctrina, fué presenlado al pingüe beneficio de Tílhji
en el distrito de la ciudad de Acqs, año de 1601. Mas
como le pusiesen pleito, y él tuviese el litigar por indigno
de un ciervo del Señor, y por otra parte se repúlase
inhábil para el peso peligroso del gobierno de almas; hizo
renuncia de su derecho, quedándose á proseguir la teología.
Para no ser cargoso san Vicente á su pobre madre,
viuda ya de dos años , se aplicaba al mismo tiempo á en-
^'ñar letras humanas: y para cumplir con esta enseñanza,
su teología y devoción, quitaba mucho tiempo al sueño, y
'•odoalocioy divertimientos. Áfuerza desús fatigas consigió
Analmente, año de 1C04, el grado de bachiller, y la licencÍa
de interpretar públicamente al Maestro de las senlen-
^as. De estas públicas testimoniales délos estudios de san
' ^cnie, halladas después de su muerte, y de muchas
ras pruebas de su doctrina , que en el curso de su vida,
y1*} queriendo, no pudo ocultar, se colige con cuanta macerie
Y temeridad quisieron los noveleros jansenistas ha
pasar por devoto ignorante, juzgando defecto de
Dioncia aquella profunda humildad, con que el ciervo de
UK)8' Pl'eciador de su honra , se llamaba un mero es-
^ores"10 de gráfica. Mas diverso juicio formaron los secia
Principa^5 do la córte, y los obispos de la Frana(j
' ^u'enes contestaron , que en Vicente eran igualmente
llrablesla piedad y la ciencia
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dc haber ensenado por algún tiempo san Vi
Elogia, fué llamado á Burdeos; y no se sabe si
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fué esta ida para deliberar sobre la aceptación de un obispado,
a que le quería nombrar el rey de Francia Enrique
IV por insinuación del duque de Espermon , gobernador
del Languedoc, dos parientes del cual habían sido
discípulos de san Vicente. Y sabiendo, que le habia dejado
una pequeña herencia una persona devota , pasó para recaudarla
al territorio de Albi, y de allí á Marsella; y entrando
en una barca , para llegar aquel dia á Narbona,
llegó el .tiempo en que queria Dios probar á su ciervo.
Surcando la barca el golfo de León, fué asaltada de corsarios
moros, quienes, hecho pedazos el patrón, muertos
unos y heridos casi todos los de la barca, y entre ellos
nuestro Vicente, cargaron de cadenas á los que quedaron
vivos, y los llevaron á Túnez. Aquí, desnudo san
Vicente de sus vestidos , encadenado y vestido como esclavo,
fué llevado por las públicas calles y vendido á un
pescador: este le vendió á un viejo médico químico, quien
atraído de la dulzura y paciencia del esclavo, lelniló humanamente
, Laciendo al mismo tiempo todo esfuerzo,
para reducirle al maliomelismo, con ofrecimientos aun de
libertad y riquezas, y de enseñarle su arte secreta y útil:
úias san Vicente venció con valor cristiano sus persecuciones.
Llamado el viejo químico del sultán á su corte, dejó
á san Vicente á un sobrino, bárbaro de seda y de costumbres.
Este después le vendió á un renegado, originario
de Nizza , en la Provenza, quien le destinó á la labor de
campo en paraje muy cálido y desierto.
Tres mujeres tenia el amo renegado; y una de ellas
mahometana de nacimiento y de profesión, sirvió á la divina
Providencia de instrumento, para sacar á su marido
de la apostasía y á nuestro santo de la esclavitud. Curiosa
de saber nuestro modo de vivir, visitaba á menudo al esclavo
en su labranza. Mandóle una vez que cantase alabanzas
á su Dios. Obedeció el santo esclavo, y con la memoria
de las palabras de los hijos de Israel, esclavos en
Babilonia : Quomodo canlahimus canlicum Domini in térra
a/ima;enU)nócon lágrimas: Super (lumina Babylonis, etc.,
después la Salve Regina con otras oraciones: de que como
la mahometana hubiese manifestado maravilloso contento,
no se olvidó á la noche do decir á su marido, cuan mal
habia hecho (fc abandonar la religión cristiana, que le parecía
muy buena por un razonamiento que le había hecho
su esclavo, y por unas alabanzas por él cantadas en su
presencia, en las cuales habia sentido tal consuelo, que
no esperaba gozarlo mayor en el paraíso de sus padres.
Al estrellarle su gran falla la consorte mahometana, abrió
los ojos el marido apóstata, y tanto, se conmovió, que al
dia siguiente dijo á su esclavo, que para volver á Francia
solo faltaba la comodidad do embarcación. Sin embargo
se pasaron diez meses: y al junio de 1607, subidos los dos
en un frágil barco, atravesaron felizmente el Mediterráneo
, nó sin especial ayuda de la santísima Virgen, que
invocada con frecuencia de san Vicente, era el depósito
de la esperanza de su libertad. Aportaron, pues, estos felices
navegantes á 28 de dicho mes ála ciudad do Aguasmuertas
: de allí pasaron á A vi non, donde san Vicente
presentó al apóstata convertido á monseñor Pedro Montorio,
vice-legado del papa, quien le absolvió públicamente
en la iglesia de San Pedro.
Admirado el prelado de la piedad, doctrina y prudencia
de san Vicente, le quiso en su casa y mesa ; y pai lien -
do para Roma, lo llevó consigo junio con el péniteaN
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