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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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MA 43.<br />

está, siendo ministro general <strong>de</strong> la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l seráfico padre<br />

san Francisco san Buenaventura, que estuvo presente:<br />

y habiéndose hallado la lengua <strong>de</strong> san Antonio tan entera<br />

y fresca como si estuviera vivo, san Buenaventura la tomó<br />

en las manos, y bañado en lágrimas, con entrañable<br />

<strong>de</strong>voción, dijo estas palabras : O lengua bendita, que siempre<br />

alabaste á Dios, y fuiste causa que otros le alabasen:<br />

bien se ve ahora <strong>de</strong> cuánto merecimiento eres, <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l<br />

que para tan alto oficio te formó. Y besándola con mucha<br />

suavidad y reverencia, la colocó en la sacristía <strong>de</strong> aquel<br />

sagrado convento. La vida, muerte, traslación y milagros<br />

<strong>de</strong> este santo se escriben copiosamente en las Crónicas <strong>de</strong><br />

la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> san Francisco : y todo lo que se dice es poco,<br />

para lo mucho que se podia <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> él.<br />

Tiene el pueb!o cristiano por abogado á san Antonio<br />

para las cosas perdidas; y vense muchas veces maravillosos<br />

efectos. Al mismo sanio le sucedió, que habiendo un<br />

novicio <strong>de</strong> su ór<strong>de</strong>n huido y <strong>de</strong>jado el hábito, y hurtado un<br />

salterio <strong>de</strong> mano glosado, por el cual el varón <strong>de</strong> Dios esadiaba<br />

para leer á los frailes la sagrada Escritura; se puso<br />

'üegoen oración, suplicando á nuestro Señor que le restituyese<br />

su libro: y al pasar <strong>de</strong> un rio el <strong>de</strong>monio se puso<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l novicio con una espada en la mano y díjole,<br />

que se volviese luego al convento y resliluyese á san Antonio<br />

su libro; porque si no lo hacia allí lo malaria: y díjoselo<br />

con un semblante tan severo y terrible, que el novicio<br />

<strong>de</strong>spavorido dió la vuelta á su casa, y restituyó al santo<br />

el libro que se habla llevado, y pidió <strong>de</strong> nuevo el hábito<br />

<strong>de</strong> su santa religión.<br />

* SAMA PELÍCULA, VÍRGKN Y MÁRTIR.—El triunfo <strong>de</strong> esta<br />

Sl»nla fué en Boma en la via Ar<strong>de</strong>atina; la cual noquericn-<br />

^0 casarse con Flaco ni sacrificar á los ídolos, fué entregada<br />

á un juez, quien viéndola constante en confesar á Jesucristo,<br />

la encerró en una oscura cárcel don<strong>de</strong> pa<strong>de</strong>ció<br />

gran<strong>de</strong> hambre, y <strong>de</strong>spués poniéndola en un potro, mandó<br />

<strong>de</strong>scoyuntarla con tal crueldad que murió en el tormento.<br />

Su cuerpo fué arrojado á una cloaca; pero san Nicome<strong>de</strong>slo<br />

sacó <strong>de</strong> aquel lugar indigno y le dió sepultura en la<br />

misma via Ar<strong>de</strong>atina. Ocurrió el martirio <strong>de</strong> esta ¡lustre<br />

virgen durante el reinado <strong>de</strong> Domiciano.<br />

<strong>Los</strong> SANTOS FORTUNATO Y LUCIANO, MÁRTIRES.—Derramaron<br />

estos santos su sangre en compañía <strong>de</strong> otros seis en un<br />

lugar <strong>de</strong> África, cuyo nombre se ignora, como asimismo<br />

la épopa y las circunstancias <strong>de</strong>l martirio.<br />

SANTA AQUILINA, VÍRGEN Y MÁRTIR.—Nació y fué bautizacU<br />

m B¡li á(k' Palestina por unos sacerdotes que predicaban<br />

por todas partes las verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la té, á pesar <strong>de</strong><br />

]a horrible persecución que afiigia entonces á aquella iglesia.<br />

Habiendo quedado huérfano á la edad <strong>de</strong> nueve años,<br />

se aplicó aun con mas esmero al amor <strong>de</strong> las cosas celestiales<br />

y á la práctica <strong>de</strong> las mas puras virtu<strong>de</strong>s. Su <strong>de</strong>licia<br />

er ií plalicar con los ancianos y los sacerdotes sobre la doctrina<br />

<strong>de</strong> Jesucristo, <strong>de</strong>jando á todos prendados con la abun-<br />

^ncia <strong>de</strong> dones que revelaba poseer su tierno corazón,<br />

^''a Aquilina la gloria y el encanto <strong>de</strong> cuantos crislianos teman<br />

la dicha <strong>de</strong> tratarla, por su candida virtud y por su<br />

<strong>de</strong>seo vehemente <strong>de</strong> unirse con el esposo celeslial. Poro<br />

no tardó mucho en lograrlo: Dios, que se complacía en las<br />

caricias <strong>de</strong> aquella tierna y purísima criatura, permitió<br />

que el tirano, celoso <strong>de</strong> la manera con que aquella criatura<br />

cautivaba los corazones, la llamó á sí, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber<br />

agolado todos los recursos <strong>de</strong> halago, seducción y ame-<br />

JUNIO. 80$<br />

naza, la mandó abofetear bárbaramente, pensando que una<br />

criatura tan débil no podria aguantar los malos tratos. Se<br />

engañó torpemente la divina niña que apenas contaba doco<br />

años <strong>de</strong> edad, se mostró tan valerosa y constante como el<br />

mas esforzado atleta, y <strong>de</strong>safiando las iras y enojos <strong>de</strong> Yolusiano,<br />

le <strong>de</strong>safiaba á vencer el valor que Dios le inspiraba.<br />

En seguida fué azotada y punzada con aleznas encendidas,<br />

y finalmente <strong>de</strong>gollada por los años <strong>de</strong> 293, consagrando<br />

así su virginidad con elmarlirio.<br />

SAN PEREGRINO, OBISPO Y MÁRTIR.—Era obispo <strong>de</strong>l Abruzzo<br />

cuando entraron en él los lombardos. Habiéndose<br />

opuesto el santo á las profanaciones con que querían<br />

manchar el santuario, lo cogieron aquellos bárbaros y le<br />

hicieron morir ahogado en el rio Pescara, por los años<br />

<strong>de</strong> 600.<br />

SAN FANDILA, PRESBÍTERO Y MÁRTIR.—Fué natural <strong>de</strong> la<br />

ciudad <strong>de</strong> Córdoba en España : varón educado en la piedad<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus primeros años, y que habiendo seguido con<br />

gran<strong>de</strong> aprovechamiento los estudios cclesiáslicos, fué<br />

promovido á las ór<strong>de</strong>nes sagradas. Disgustado <strong>de</strong> los peligros<br />

y vanida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l mundo, lo <strong>de</strong>jo para retirarse á<br />

un monasterio llamado <strong>de</strong> San Salvador, don<strong>de</strong> vivió con<br />

grandísima penitencia por espacio <strong>de</strong>algunos anos. Cuando<br />

los moros que se apo<strong>de</strong>raron <strong>de</strong> Córdoba se encarnizaron<br />

contra los cristianos, Fandila se hallaba allí, y fué<br />

uno <strong>de</strong> los que prendieron para hacerles abjurar su religión.<br />

Pero el santo no solo se negó á tal exigencia, sino<br />

que exhortó y animó tan eficazmente á sus compañeros á<br />

per<strong>de</strong>r la vida antes que la religión, que muchos <strong>de</strong>bieron<br />

á eslas exhortaciones el perseverar con constancia hasta<br />

alcanzar la corona <strong>de</strong> su martirio. San Eulogio, en su Memorial<br />

<strong>de</strong> los Santos, hace tantos elogios <strong>de</strong>l monge y mártir<br />

Fandila, que en aquella cruel persecución <strong>de</strong> los moros<br />

aparece siempre este santo como un astro <strong>de</strong> primera magnitud,<br />

y como uno <strong>de</strong> los mas insignes mártires <strong>de</strong> la Iglesia<br />

do España. Puesto en la cárcel don<strong>de</strong> se le hicieron<br />

sufrir toda clase <strong>de</strong> penalida<strong>de</strong>s, pasaba el liempo en glorificar<br />

á Dios, en cantar divinas alabanzas, y en escribir<br />

á sus hermanos que se hallaban en igual caso que él, cartas<br />

llenas <strong>de</strong> unción, <strong>de</strong> dulzura, y sobre todo <strong>de</strong> fuego<br />

santo para <strong>de</strong>spreciar la vida y todas las glorias <strong>de</strong>l mundo,<br />

con el solo objelo <strong>de</strong> poseer á Jesucristo. Por fin, permaneciendo<br />

constante en sus propósitos, cansados los<br />

moros <strong>de</strong> hacer dolorosas pruedas sobre su sagrado cuerpo,<br />

á fin <strong>de</strong> vencerle y abjurar sus creencias, le sacaron<br />

un dia á la plaza pública, y allí suspendiéndole <strong>de</strong> un altísimo<br />

palo, le quitaron la vida por medio <strong>de</strong> un martirio<br />

prolongado que al finleproporcionóla corona <strong>de</strong> la gloria,<br />

el dia 13 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong>l año <strong>de</strong>l Señor 853. Su cuerpo fué<br />

<strong>de</strong>spués recogido por los fieles y se conserva todavía en la<br />

misma ciudad <strong>de</strong> Córdoba, don<strong>de</strong> ha obrado gran<strong>de</strong>s y numerosos<br />

milagros.<br />

SAN TRIFILO, OBISPO r CONFESOR.—Natural <strong>de</strong> la isla <strong>de</strong><br />

Chipre, y obispo <strong>de</strong> Leucosia en la misma isla. Fué discípulo<br />

<strong>de</strong> san Espiridion, que le <strong>de</strong>dicó al monasterio sagrado,<br />

y le enseñó las reglas para llegar á ser un sacerdote<br />

perfecto, doctrina que aprendió Trifilo con tanto aprovechamiento,<br />

que por sus virtu<strong>de</strong>s llegó á ser elevado á la<br />

dignidad <strong>de</strong> obispo, y luego fué ejemplar <strong>de</strong> pastores y <strong>de</strong><br />

prelados. Asistió á algunos concilios <strong>de</strong> Asia y <strong>de</strong> Italia,<br />

y esluvo particularmente dolado <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> hacera<br />

suyos los corazones <strong>de</strong> los que le oian, Su erudición y su

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