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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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judíos), por ver <strong>de</strong> lejos la sombra <strong>de</strong> este dia, tuvo tanto<br />

gozo y regocijo. Con este favor tan singular quedó el<br />

bendito nifto san Juan santificado <strong>de</strong>l pecado original y<br />

confirmado en gracia, la cual jamás perdió ni comelió en<br />

su vida pecado mortal; antes con el uso <strong>de</strong> la razón que<br />

allí le dió el Señor, y le duró siempre, mereció mucho y<br />

creció en la gracia y en la virtud, aun csiando en las entrañas<br />

<strong>de</strong> su madre. Do esta santificación dice san Pedro<br />

Crisólogo: «Veis, como Juan ánles llegó al cielo que á<br />

la tierra: ántes se le comunicó el espíritu divino que usase<br />

<strong>de</strong>l humano; antes recibió los dones <strong>de</strong> Dios que los<br />

miembros <strong>de</strong>l cuerpo; ántes comenzó á vivir á Dios que á<br />

sí; ántes tomó las armas, que los miembros, para usar <strong>de</strong><br />

ellas y para vencer al mundo, venció primero á la naturaleza<br />

y para ir <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Cristo, fué <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> si.» Esto<br />

es <strong>de</strong>l Crisólogo.<br />

Mas sania Isabel con aquel súbito resplandor <strong>de</strong> tan<br />

gran<strong>de</strong> luz entendió en una breve suma casi todo el misterio<br />

<strong>de</strong> nuestra re<strong>de</strong>nción, y participando <strong>de</strong>l espíritu que<br />

^ios habia infundido á su hijo, comenzó á profetizar (couio<br />

dicesan Gregorio) las cosas que ella no sabia, presentes<br />

, pasadas y por venir. Las presentes, cuando dijo:<br />

¿De dón<strong>de</strong> á mí tan gran<strong>de</strong> bien, que la Madre <strong>de</strong> mi Se-<br />

Hor venga á mí? Porque allí conoció que aquella doncella<br />

fiuc tenia <strong>de</strong>lante, era Madre <strong>de</strong> Dios, y que habia concebido<br />

<strong>de</strong>l Espíritu Santo y que el Hijo <strong>de</strong> Dios estaba encerrado<br />

en sus entrañas, y que el Mesías era ya venido al<br />

"mndo y qne el género humano habia <strong>de</strong> serredimido por<br />

él- Y llamó santa Isabel madre á la Virgen, ántes que pa-<br />

^se, lo cual (como dice Teofilato) no se suele hacer con<br />

Jotras mujeres que están preñadas, ántes <strong>de</strong>l parlo, por<br />

^ Peligro que hay <strong>de</strong> morir, y que no salga á luz la cria-<br />

'"•"a; mas en la Virgen no habia este peligro: y por eslo<br />

Sutes <strong>de</strong> parir, con mucha propiedad la llamó Madre y<br />

Madre <strong>de</strong>l Seflor, y fué la primera que con este tan glorioso<br />

titulo la honró. Profetizó asimismo santa Isabel lo<br />

pasado, cuando dijo: Bienaventurada eres , porque creíste;<br />

dando á enten<strong>de</strong>r (como dice san Gregorio), que le<br />

habían sido reveladas las palabras que el ángel san Gabriel<br />

habia dicho á la Virgen y que ella las habia creído<br />

y dado consentimiento y obe<strong>de</strong>cido al Señor. Y no ménos<br />

eonoció las cosas futuras, cuando añadió: Y cumplir se ha<br />

pn tí lo que el Señor le ha prometido. Todo esto dijo sania<br />

Isabel, ó por mejor <strong>de</strong>cir, por su boca el niño Juan que<br />

estaba en sus entrañas, como lo notaron Nicéforo, Teofilato<br />

, y el autor <strong>de</strong> Mirabiltbus Scripturot;, que anda entre<br />

las obras <strong>de</strong> san Agustín. Y por eslo san Juan fué profela<br />

y mas que profeta; pues no solamente profetizó <strong>de</strong>spués<br />

nacido, como los oíros profetas sino ántes que naciese<br />

Hizo profetas á sus padres. ¡O bienaventuraba santa Isa-<br />

* ^ , que mereció ser visitada y regalada <strong>de</strong> la Madre <strong>de</strong><br />

! Bienaventurada por el gozo que tuvo el niño en sus<br />

Rafias y por los salios que dió <strong>de</strong> placer, reverencianjaquel<br />

Señor encubierto que allí tenia presente. Biena-<br />

Veniurada porque enseñada por aquel movimiento y alejJJ<br />

<strong>de</strong> su hijo, entendió los allos é inefables misterios <strong>de</strong>l<br />

P^or, y alumbrada con la luz <strong>de</strong>l cielo y abrasada <strong>de</strong><br />

acÍUel fueg0 qae nunca se apaga, y llena <strong>de</strong> suavidad y<br />

admiración, conoció que aquella Virgen que la visitaba,<br />

j^a virgen <strong>de</strong> las vírgenes y Madre <strong>de</strong>l Rey <strong>de</strong>l cielo y <strong>de</strong><br />

a tierra, que por su medio venia á dar salud al mundo,<br />

Y absorta y enajenada y como fuera <strong>de</strong> sí, con gran voz<br />

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y con gran fé y afecto, exclamó y dijo: Bendita tú entro<br />

las mujeres y bendito el fruto <strong>de</strong> tu vientre. ¿ Y <strong>de</strong> dón<strong>de</strong><br />

á mí tan gran<strong>de</strong> bien que la Madre <strong>de</strong> mi Señor venga á<br />

mí ? Bien se echa <strong>de</strong> ver que es Juan el que habla por la<br />

boca <strong>de</strong> su madre y que aquel mismo espíritu le hace<br />

<strong>de</strong>cir ahora: ¿Dón<strong>de</strong> merecí yo, que la madre <strong>de</strong> mi<br />

Señor venga á mí? que <strong>de</strong>spués cuando Cristo vino al<br />

Jordán para ser bautizado, le movió á <strong>de</strong>cir: ¿Yo <strong>de</strong>bo<br />

ser bautizado <strong>de</strong> tí y tú vienes á mí?<br />

Pero si santa Isabel fué bienaventurada por haber entendido<br />

el misterio <strong>de</strong> la encarnación <strong>de</strong>l hijo <strong>de</strong> Dios;<br />

¿cuanto mas lo será aquella Virgen y Madre castísima,<br />

en cuyas entrañas este misterio se obró? Y si sola la voz<br />

<strong>de</strong> la salutación <strong>de</strong> esta Señora hizo saltar <strong>de</strong> placer al<br />

niño encerrado y envuelto en el vientre <strong>de</strong> su madre, y<br />

le aceleró el uso <strong>de</strong> la razón y <strong>de</strong>l juicio, y le limpió <strong>de</strong> la<br />

mancha <strong>de</strong>l pecado original, y le dió tan copiosa gracia<br />

como queda referido; ¿cuánta creemos que es la dignidad<br />

y gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> esta Virgen, pues en diciendo ella á<br />

Isabel, «Dios te salve,» entró la luz y la salud en su ánima<br />

junto con la voz, y obró tan gran<strong>de</strong>s maravillas? Y<br />

por esto con muy justa razón exclamó Isabel, y con gran<strong>de</strong><br />

voz dijo: Bendita eres entre todas las mujeres, y bendito<br />

el fruto <strong>de</strong> tu vientre. Exclamó con gran voz; porque<br />

Isabel era madre <strong>de</strong> Juan: el cual era voz y gran voz: y<br />

las excelencias y prerogativas <strong>de</strong> la Virgen son tantos y<br />

tan gran<strong>de</strong>s, que es menester alzar la voz para explicarlas:<br />

y por mucho que se alce y que se diga, siempre la<br />

bajeza humana será corta y habrá mucho mas que <strong>de</strong>cir.<br />

Y así cuando el Salvador echó al <strong>de</strong>monio mudo y <strong>de</strong>claró<br />

á los que le calumniaban aquel milagro, que él le habia<br />

hecho en virtud <strong>de</strong> Dios; una buena mujer queriendo alabar<br />

á la Virgen alzó la voz y dijo: Bienaventurado es el<br />

vientre que le trajo, y los pechos que mamaste: porque<br />

para alabarla habia <strong>de</strong> alzar la voz. Y no solamente la<br />

llamó «Bendita» santa Isabel, sino también <strong>de</strong>claró la<br />

causa porque era bendita añadiendo i Y bendito el fruto<br />

<strong>de</strong> tu vientre: y bienaventurada, porque creíste: quiere<br />

<strong>de</strong>cir: Tú eres bendita porque tu Hijo es bendito y fuente<br />

<strong>de</strong> la gracia: y en quien todas las gentes serán bendita».<br />

Y como el fruto no se dice bendito por el árbol, sino el<br />

árbol por el fruto, así la Virgen fué bendita entre todas<br />

las mujeres por sn Hijo , que es bendito según la naturaleza<br />

divina y humana. Y puesto caso que otras madres<br />

paren muchos hijos, y tú parirás á este solo; con todo eso<br />

entre todas las mujeres tú eres bendita: porque esto solo<br />

vale mas que todo lo criado y cuanto se pue<strong>de</strong> criar. Y<br />

dado que algunas mujeres sean benditas por su virtud;<br />

no siempre lo son por sus hijos, que muchas veces salea<br />

traviesos y <strong>de</strong>sbaratados: mas tú eres bendita porque<br />

estás llena <strong>de</strong>l Espíritu Sanio, y porque eres Madre <strong>de</strong>l<br />

Autor <strong>de</strong> la gracia y <strong>de</strong>l Padre que te crió. Y también<br />

eres bendita entre las mujeres; porque aunque tengas un<br />

solo hijo nacido <strong>de</strong> tus entrañas; pero por él eres madre<br />

<strong>de</strong> todos los creyenleí! y verda<strong>de</strong>ros hijos <strong>de</strong> Dios. Pues si<br />

el patriarca Abraham es llamado padre <strong>de</strong> muchas gentes,<br />

no según la generación carnal (porque por ella no lo<br />

fué mas que <strong>de</strong> un solo pueblo), sino porque le fué prometido<br />

que Cristo habia <strong>de</strong> <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> él según la<br />

carne, y por esto es padre <strong>de</strong> todos los creyentes; ¿con<br />

cuánta mas razón la Virgen santísima que es Madre <strong>de</strong>l<br />

Hijo <strong>de</strong> Dios, será Madre <strong>de</strong> todos los fieles? Y por eso<br />

TOMO n.<br />

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