Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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multitud do devotas que trajo su reputación á aquolla casa
, la obligó á aceptar el cargo de priora. A pesar de que
era la madre espiritual de todas las demás , hacia lodo su
estudio, y hallaba toda su delicia en servir á las oirás.
Jamás omitió el hacer obras de caridad para con su prójimo,
dedicándose en reconciliar enemistades, convertir
pecadores y servir enfer mos. Era tanta su mortifleacion,
que chupaba las úlceras mas asquerosas de los escorbúticos
y leprosos; con cuya operación solia curar las llagas
sin dejar aun cicatrices, excusando las incisiones y penosas
maniobras délos cirujanos, haciendo innumerables
curaciones. Practicaba además Juliana indecibles austeridades
; y en su edad avanzada fué afligida de penosas
enfermedades que soportaba con una paciencia y una alegría
inexplicable. Lo que la afligía en su última enfermedad
, era verse privada del consuelo del Sacramento del
altar por la sagrada comunión , pues no le era posible recibirla
, en razón de que no podia con el continuo vómito
retener su estómago alimento alguno. Sin embargo, fué
enviado á su celda el Viático, y estando en ella desapareció
repentinamente de las manos del sacerdote, enconcontrándose
después de su muerte estampada al lado 'siniestro
de su pecho la figura del Redentor sacramentado;
Por cuyo prodigio se juzgó dignamente que Cristo habia
milagrosamente satisfecho en aquella agonía sus ardientes
deseos. Murióla santa en su convento de Florencia en el
año de 1340, á los setenta de su edad. El papa Benedicto
XIII 1¡» puso en el catálogo de los bienaventurados en el
"ftonaí): y su sucesor Clemente XII publicó su caiioni-
2acion.
SAN ÜRSICINO, M.uvm.—Era médico de Ravena duran-
*e el primer siglo del cristianismo. Presentado al juez l'auhno
por ser cristiano, fué condenado á ser degollado, y al
entrar en el lugar donde debia efectuarse la ejecución , se
asustó y escapó; pero al momento oyóse una voz misteriosa
que decía : ¡ Ursicino! ¿curas á los demás y no sabes
curarte á tí mismo? Al momento volvió el sanio de su temor,
y arrodillándose ante el verdugo, y pidiendo perdón
á Dios por su cobardía, alcanzó la palma del martirio en
la misma ciudad de Ravena, el aflo 61 de Jesucristo.
SA.N ZOSIMO , MÁRTIR. — Era soldado romano, y estaba
en Sozopoli de Pisidia en tiempo del emperador Trajano,
cuando un dia que habia oido celebrar y encarecer mucho
los dogmas de la religión cristiana, dejó las armas y se fué
en dirección á una iglesia para hacerse bautizar. Al llegar
cerca de la puerta fué descubierto por unos companeros,
que lo prendieron y llevaron al presidente Domiciano.
Confesóle á este su resolución, y desde luego fué condenado
á los mas atroces suplicios. Se le suspendicTde una
cruz y so le ahogaba entre tanto con humo apestado; expendiéronle
luego sobre un lecho de fuego, del cual salió
» eso, y i,» cutieron en seguida dentro de una nevera. Al
,a Slguieri(o volvieron á extenderlo sobre un lecho de as-
Cüas' que al tocarlo el sanio se trocaron en un fresco rocío,
cuyo nii|agro conviríiéronse casi todos los circunstan-
J's- Después le calzaron unos zapatos erizados de puntas
acero por la parte interior, y le obligaron á correr de-
'ante del presidente ; y for fin , viendo que salla con vida
('e laníos tormentos , lo dividieron en cuatro parles, y así
a^anzó la corona de la gloria en el arto 110.
SAN GAbDENtno Y S\N CULMACIO , MÁRTIRES. — Fueron
('s!os dos santos víctimas del furor de los gealiles en tiem-
JUNIO.
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po del emperador Valentiniano, muriendo mártires, leguu
los Bolandislas , en Arezzo de Toscauá, por los anos 363.
San Gaudencio era obispo y san Culmacio diácono, y fueron
amigos y compañeros en vida y en muerte.
SAN BOMF.VCIO , OBISPO Y MÁRTIR.—Natural de Sajonia,
discípulo de san Romualdo, y por consiguiente monge camaldulense,
fué modelo de acrisolada virtud en todas las
condiciones de la vida. Cortesano, solitario, obispo, apóstol
y mártir, fué siempre el ejemplar mas cabal que vió
la Iglesia en su siglo. Emprendió la conversión de la Rusia,
y á este fin hizo un viaje á Roma para la aprobación
de la santa sede. Esta no solo le concedió amplias facultades
de misionero, legado y vicario apostólico, sino que
mandó fuese consagrado obispo. Su apostolado fué sumamente
laborioso; pero tuvo la gloria de bautizar al rey y á
infinidad de habitantes de aquellos países , y de dejar en
ellos profundamente arraigada la religión de Jesucristo.
Indignados los idólatras de los progresos del santo, persuadieron
á un hermano del rey á que se aliase con ellos
para dar muerteá Bonifacio; y Afectivamente el príncipe
accedió, y el santo obispo fué llevado á un lugar desierto,
y allí le degollaron, alcanzando de este modo la corona
del martirio que tanto habia deseado.
SAN ROMUALDO, ABAD.—Su vida se halla continuada en
el dia T de febrero.
DIA 20.
SAN SILVFIUO , PAPA Y MÁRTIR. —Habiendo ido á Constantinopla
el santo ponlílice Agapito. y sido recibido del
emperador Jusliniano con grande pompa y solemnidad , y
despachado los negocios que iba á tratar con el mismo
emperador, y privado de su silla patriarcal de Gonstanlinopla
á Antimo, por ser hereje euliquiano, y puesto en ella
á Menna, varón católico; al tiempo que se quería partir do
aquella ciudad fué nuestro Señor servido de llamarle para
sí, y darle el premio desús piadosos trabajos. En el lugar
de Agapito fué elegido en Roma san Silverlo; papa, natural
de la provincia de Campania, hijo de legítimo matrimonio
(como se debe creer de tan santo varón) del papa
Ilormisdas. Celébrale la santa Iglesia fiesta como á santo
y verdadero mártir. La causa do su martirio fué la que
aquí referiré. Era el emperador Jusliniano en este tiempo
católico príncipe, y tenia por mujer á Teodora , que era
hereje, y estaba tan rendido á su voluntad, que hacia todo
lo que ella quería por darle gusto: y ella era tan mañosa
y eficaz, que podia todo lo que quería, y mandaba mas
que el mismo emperador. Por esta causa , aunque Jusliniano
mandaba desterrar los herejes y hacia muchos decretos
contra ellos, Teodora ios encubi ia y ponia impedimentos
para que no se ejecutasen las leyes imperiales contra
ellos, y K'sdaba calor y fuerzas para que se multiplicasen
y prevaleciesen, y turbasen la Iglesia sania del
Señor. Demás de esto, procuró que se restituyese á su silla
Antimo, que era cabeza de ellos, y que san Silverio
con su autoridad apostólica le volviese á su Iglesia do
Conslanlinopla, de la cual habia sido privado, como dijimos,
por Agapito, su predecesor. Ayudó para esto á Teodora
Vigilio, diácono de la Iglesia romana, que á la sazón
estaba en Conslanlinopla : el cual abrasado de ambición y
ciego con el apetito de mandar, ofreció á Teodora que si
le hacían papa, él le daría contento y volvería á su silla á