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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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41k1 LA LEYEND A DE ORO. mi i.<br />

bros <strong>de</strong> im cuerpo, cuya cabeza es Jesucristo. Josefo, judío<br />

, autor grave, escribió la historia <strong>de</strong> estos santos, y<br />

dice que la madre se llamaba Salomona, y el hijo mayor<br />

<strong>de</strong> los siete , Macabeo, el segundo Abcr, el tercero<br />

Machir, el cuarto Judas, el quinlo Achas, eí sexto Arath<br />

y el séptimo y último Jacob, yqwe eran <strong>de</strong> un pueblo <strong>de</strong><br />

Ju<strong>de</strong>a,quese <strong>de</strong>cia Sosandro, y que fueron llamados<br />

Macabeos. E¡ Marlirologio romano dice, que sus sagradas<br />

reliquias fueron trasladadasá Roma, y colocadas en el título<br />

<strong>de</strong> Eudoxia, que es, como queda dicho , el <strong>de</strong> San<br />

Pedro Ad-vincula.<br />

SAÍN ETELVOLDO, OBISPO Y CONFESOR. — San Elelvoldo fué<br />

ingles, y nació en la ciudad <strong>de</strong> Vinthonia , <strong>de</strong> padres nobles<br />

y piadosos : su madre se llamó Félix , á la cual, estando<br />

preñada <strong>de</strong> él, Dios nuestro Señor le <strong>de</strong>scubrió en<br />

sueños, que el hijo que tenia en las entrarías seria gran<br />

siervo suyo y lumbrera <strong>de</strong> la Iglesia. Nació Etelvoldo, y<br />

creció no ménos en viríu<strong>de</strong>s que en edad; y con el buen<br />

ingenio, excelente memoria y perpetuo estudio, vino á ser<br />

muy doc;o y bien adornado <strong>de</strong> letras. Or<strong>de</strong>nóse <strong>de</strong> sacerdote<br />

: y para serlo con mas perfección se fué al monasterio<br />

<strong>de</strong> Glasconia, y allí <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la disciplina <strong>de</strong> Vulslano<br />

tomó el hábito <strong>de</strong> religioso, y se dió á la oración,<br />

ayunos, penitencias y observancia <strong>de</strong> su regla con tanta<br />

exacción, que vino á ser espejo <strong>de</strong> los otros monges y <strong>de</strong>chado<br />

<strong>de</strong> toda virtud. Tuvo noticia <strong>de</strong> la santidad <strong>de</strong> Elelvoldo<br />

el rey Edredo, y dióle un lugar don<strong>de</strong> antes habia<br />

habido un poqueño monasterio, y á la sazón estaba <strong>de</strong>spoblado<br />

y se llamaba Avendonia. Edificóle el santo á<br />

costa <strong>de</strong>l mismo rey, y llenóle <strong>de</strong> religiosos, y mucho<br />

mas <strong>de</strong> virtu<strong>de</strong>s y <strong>de</strong> ejemplos <strong>de</strong> rara santidad. Entre los<br />

otros monges había uno que se llamaba Elslano, <strong>de</strong> maravillosa<br />

simplicidad y obediencia , que tenia cargo <strong>de</strong> proveer<br />

á los oficiales <strong>de</strong>l convento : quiso Elelvoldo probar<br />

su obediencia, y con su ejemplo enseñar á los <strong>de</strong>más, y<br />

y díjole, que si él era verda<strong>de</strong>ro obediente y soldado do<br />

Cristo, que méllese la mano en una oila hirviendo, y que<br />

sacase <strong>de</strong> ella una porción <strong>de</strong> carne. Al momento obe<strong>de</strong>ciendo<br />

á la voz <strong>de</strong> su abad, metió Elstano ía mano en la<br />

olla y sacó la carne sin sentir dolor ni daño alguno, por<br />

su obediencia; porque nuestro Señor se agradó tanto <strong>de</strong><br />

ella que le guardó, y <strong>de</strong>spués fué abad <strong>de</strong>l mismo monasterio<br />

y aun obispo <strong>de</strong> la misma ciudad. Gran<strong>de</strong> era la<br />

fama <strong>de</strong> Etelvoldo, y con razón: porque él no se <strong>de</strong>svelaba<br />

en otra cosa <strong>de</strong> noche y <strong>de</strong> dia , sino en amplificar la<br />

gloria <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo , y sacar las almas <strong>de</strong><br />

pecado y hacer guerra al <strong>de</strong>monio, como fiel ministro <strong>de</strong>l<br />

Sííñor. Entre las otras virtu<strong>de</strong>s que tuvo fué muy dado al<br />

culto divino y á edificar templos en que Dios fuese reverenciado<br />

y adori\do. Mas el <strong>de</strong>monio tuvo tanto enojo <strong>de</strong><br />

esto , que un dia que estaba ocupado en cierto edificio,<br />

hizo caer sobre él un poste que le <strong>de</strong>rribó , y se quebró<br />

las costillas <strong>de</strong> lodo un lado; pero Dios le guardó, y en<br />

breve cobró la salud, y á instancia <strong>de</strong>l rey fué consagrado<br />

en obispo <strong>de</strong> Vinthonia. Sentado en aquella silla, halló<br />

que los canónigos babian caido <strong>de</strong> la observancia antigua<br />

<strong>de</strong> sus santas instituciones, y que vivian escandalosamente,<br />

lomando y <strong>de</strong>jando las mujeres á su voluntad, y oscureciendo<br />

con su mala vida el esplendor <strong>de</strong> su profesión:<br />

y liabiéndolo consultado con el rey y alcanzado el beneplácito<br />

<strong>de</strong> la se<strong>de</strong> apostólica , echó <strong>de</strong> su casa á los canónigos,<br />

y puso en ella los monges <strong>de</strong> Avendonia; y él los<br />

gobernaba como abad y como obispo. <strong>Los</strong> que hablan sido<br />

echados por su mala vida, no trataron <strong>de</strong> enmendarse sino<br />

<strong>de</strong> vengarse <strong>de</strong> él, que tan justamente los habia castigado:<br />

para esto dieron al obispo tósigo forlísimo. En acabándole<br />

<strong>de</strong> beber luego perdió el color , y sintió el veneno<br />

en las entrañas y la muerte que venia por él: levantóse<br />

<strong>de</strong> la mesa; echóse en la cama , y comenzó á repren<strong>de</strong>rse<br />

y <strong>de</strong>cir enlre sí: ¿Dón<strong>de</strong> está la confianza en Dios, que tú<br />

tantas veces y con tanto ahinco has enseñado á los otros?<br />

Si el Señor te quiero ayudar, ¿qué fuerza pue<strong>de</strong> tener<br />

contra tí la ponzoña? No du<strong>de</strong>s que el Señor con su virtud<br />

le quitará la fuerza y no te hará daño. Hablando <strong>de</strong> esta<br />

manera consigo mismo, el veneno perdió su fuerza y el<br />

santo quedó sano; y con un rostro sereno y alegre se levantó<br />

<strong>de</strong> la cama.<br />

llabia en aquel tiempo muy pocos monasterios en Inglaterra;<br />

porque con las guerras y turbaciones pasadas, muchos<br />

hablan sido arruinados, y casi en sola Glasconia y<br />

Avendonia llorecian. Viendo pues el sanio lo que importaba<br />

parabién <strong>de</strong> lodo el reino, que hubiese muchos religiosos<br />

que sirviesen á Dios en estado <strong>de</strong> perfección, fundó<br />

muchos monasterios do hombres, en los cuales vivian los<br />

religiosos como unos ángeles en cuerpo mortal. Envió Dios<br />

en su tiempo una extremada hambre en toda Inglaterra, y<br />

la gente do pura necesidad se moria. Acudió el santo obispo<br />

al remedio: recogió lodos los pobres que pudo; y con<br />

las rentas <strong>de</strong> la Iglesia los sustentó: y cuando se acabaron,<br />

lomó los ornamentos ricos, cruces, cálices y los otros vasos<br />

sagrados, y todo el tesoro <strong>de</strong> la Iglesia, y gastól e con<br />

gran<strong>de</strong> ánimo y liberalidad en socorrer á los pobres, para<br />

que no pereciesen <strong>de</strong> hambre. No faltaron personas, á<br />

quienes esta piedad <strong>de</strong>l obispo les pareciese mal, juzgando<br />

que las cosas preciosas <strong>de</strong> la Iglesia y <strong>de</strong>dicadas<br />

una vez al culto divino, no se habían <strong>de</strong> gastar en cosas<br />

seglares y profanas; pero el santo obispo dando un profundo<br />

gemido <strong>de</strong> lo mas íntimo <strong>de</strong> su corazón, respondió,<br />

que no sabia él cómo el oro y la plata y las otras cosas insensibles<br />

se <strong>de</strong>bian guardar y no tocar á ellas, viendo que<br />

el hombre, qua es imágen <strong>de</strong> Dios y comprado con su<br />

sangre , se moría <strong>de</strong> hambre, y que con aquel oro y plata<br />

se podía remediar.<br />

Tentó el <strong>de</strong>monio á un monge para que hurtase ciertos<br />

dineros <strong>de</strong>l convento: hurtólos; y san Etelvoldo mandó,<br />

que el que los habia hurlado se los manifestase, para que<br />

con su bendición los pudiese tener , ó que los pusiese en<br />

tal parle. El monge que los habia hurtado hízose sordo,<br />

y como se habia tragado el pecado <strong>de</strong>l hurlo, también se<br />

tragó el <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sobediencia. Entonces el santo llamó á<br />

todo el convento, y dijo: Pues el monge sacrilego no quiere<br />

con bendición restituir el dinero que ha hurtado; roslilúyaie<br />

con la maldición <strong>de</strong> Dios todopo<strong>de</strong>roso, y por nuestra<br />

autoridad que<strong>de</strong> alado en el alma y en el cuerpo. Cosa<br />

maravillosa; súbitamente los brazos <strong>de</strong> aquel triste monge<br />

quedaron tan atados, que en ninguna manera los pudo<br />

mover, teniendo libres todos los <strong>de</strong>más miembros <strong>de</strong> su<br />

cuerpo : y con esto confesó su pecado y aceptó la penitencia<br />

, y con la bendición <strong>de</strong> su prelado pudo mover los<br />

brazos.<br />

Estaba una noche velando y leyendo en un libro ; ya<br />

cansado y fatigado <strong>de</strong>l sueno se adormeció , y la can<strong>de</strong>la<br />

encendida cayó sobre el libro; y con haberse gastado toda,<br />

el libro no se quemó. Habiendo, pues , gobernado santa-

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