Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

564 LA LKYKND A DE ORO, DÍA 23.
Domingo, cuaodo publicaron en la ciudad el tesoro de la
sabiduría que teniau los padres servilas en Felipe; y su
compañero el padre Víctor dió cuenta á los padres del
convento de Sena délo que habia visto y oido con admiración
de todos, y aun mas que de la sabiduría de Felipe, de
la humildad con que habia ocultado tanto tiempo; y desde
entonces fué tenido de lodos en mayor esüma y veneración.
Avisado su general, lemandó que se ordenase desacerdote
; y diciendo la primera misa en el monte Senario,
entonó la capilla de los ángeles: Saíicíus, Sanclus, Sanctus,
DominusDeus Sabaolh.
Juntóse después capítulo general en Florencia, á S de
junio dtí 1267, y de común consentimiento fué elegido san
Felipe por prior general de toda la orden. Rehusó cuanto
le fué posible este cargo, teniéndole porcarga pesada, rogando
instantemente á los religiosos que no echasen sobre
sus hombros cruz mayor que sus fuerzas, hasta que
se oyó en el coro una voz que le dijo: Felipe, no resistas
al Espíritu Santo: yo le llamé del mundo á la religión,
para que rijas y guardes á este pueblo mió escogido. Bajó
Felipe la cabeza y aceptó el oficio por no resistir al Espíritu
Santo, y luego animó á todos al servicio de Dios, con
aquellas palabras del salmo: Eaní/íaíe, y?is(i, in Domino.
Diez y ocho aftos tuvo san Felipe este cargo, renunciándole
muchas veces, y no admitiéndole su renunciación; y en
este tiempo gobernó su religión con admirable prudencia,
y la eslendió y dilató maravillosamente, edificando muchos
monasterios en Italia, Francia, Alemania y otras partes.
Como deseaba con tantas ansias dejar el generalato, y
no aprovechaban con sus religiosos ruegos ni instancias;
se pariió á Roma con dos companeros, varones santos, que
se llamaban Sosteno y Uugon, para pedir al sumo pontífice
que eligiese á uno de ellos por general de la órden y
le eximiese á él de aquel cargo que indignamente poseía;
pero antes de hablar al sumo pontífice, la santísima Virgen
le avisó que no dejase aquel cargo, porque así convenia
para el servicio de su Hijo y suyo. Con esto el santo se
humilló y sujetó á llevar aquella cruz, lodo el tiempo qué
fuese la voluntad divina. En este camino le pidió limosna
un leproso, y no teniendo que darle, valiéndose de las palabras
de san Pedro al cojo de su nacimiento le dijo: AÍgentum
el aurum non esl miki: quod autem habeo, hoc tihi
üo: No tengo oro ni plata, pero doite lo que tengo: y desnudándose
la túnica interior, se la dió al pobre para que
se la vistiese. Recibióla el leproso, y con ella la salud;
porque al punto que se la vistió, quedó limpio de la lepra
y cobró perfecta salud.
Por muerte de Clemente IV estuvo la silla apostólica vacante
dos años nueve meses y tres dias, deseándolos
cardenales hallar una persona de igual santidad al pontífice
difunto: por lo cual no se resolvían, niconvenianen
la elección. Estaba la curia en Vilerbo, donde se hallaba
á la sazón san Felipe : y como corría tanto la fama de su
santidad, aumentada con el milagro del.leproso, que ya
se habia divulgado, desearon algunos cardenales de mucha
autoridad, que fuese puesto en la silla de san Pedro,
pareciéndoles que no podian hallar otro en quien concurriesen,
comoen él, las partes de santidad, sabiduría y
prudencia que en un sumo pontífice se requieren : fueron
Á hablarle el cardenal übaldinis, ílorenlin, y el cardenal
(Hobono Fliseo , genovés: y como 1c propusiesen su deseo
y el de otros cardenales; el santo misó tan alta dignidad,
mostrando el bajo concepto que tenia de s': y como instase
con muchas razones el cardenal Ülobono , en que convenia
que él fuese sumo pastor de la Iglesia, dijo Felipe con
espíritu profético: Yo no seré pontífice, y vuestra santidad
sí; aunque gobernará pocos dias la Iglesia: y así sucedió;
porque el cardenal Olobono fué electo sumo pontífice, por
muoi le de Inocencio V, y se llamó en su asunción Adriano
V, y no vivió cuarenta dias en el pontificado. Despidiéronse
entonces los cardenales, con precepto de hacer sumo
pontífice á Felipe: mas él, viendo el peligro en que estaba
, aquella misma noche so huyó secretamente de la ciudad
, y con un solo compañero estuvo escondido tresmeses
en las asperezas del monte Tuniato , haciendo rigurosísima
penitencia todo este tiempo, sustentándose délas
yerbas del campo; y en este monte alcanzó de Dios una
fuente milagrosa; que dura hasta hoy , y tiene virlud do
sanar de todas enfermedades á los que se bañan en sus
aguas; y por esto se llaman «los baños de San Felipe.»
Fué elegido sumo pontífice Gregorio X, y en sabiéndolo
san Felipe, salió de la soledad para visitar su religión; y
vinieron á él dos religiosos, uno de Alemania, llamado
Gualterio, y otro de Francia por nombre Juan , enviados
de sus provincigis, pidiendo al santo general que las visitase
y consolase con su presencia. Partióse á ellas, llevando en
su compañía, á los padres Sosteno y Ilugon, varones do
mucha santidad y doctrina, para que le ayudasen en
aquellas partes á la obra del Señor. Llegó el santo con sus
compañeros á París, donde fué muy estimado de san Luis
rey de Francia , y tuvo con él muy estrecha comunicación
y con su predicación y zelo, con que procuraba aficionar
á todos á la devoción do nuestra Señora , fué llamado
apóstol de la Virgen. Recibió en su religión muchos varones
insigues en letras , y edificó muchos conventos así de
varones, como de santas vírgenes , y viendo su religión
muy aumentada, dividióla Francia en seis provincias, y
señalando á cada una su provincial, dejó por vicario general
de todas á su compañero Sosteno. Pasó con Hugon
á Alemania, donde hizo muchos milagros, y dió el hábito
de la Virgen á muchas personas ilustres en nobleza y letras:
y después de haber visitado lasdosAlemanias, alta
y baja , y con su predicación y milagros , en ellas fundado
conventos de religiosos y de monjas , dispuso colegios
y oratorios, para que los seglares que no podian entrar
religiosos, tomando el hábito de la Virgen, tuviesen donde
recogerse á la oración y ejercicios devotos. Era tal la eficacia
de la predicación de san Felipe, que en cualquiera
parle donde predicaba, ganaba los corazones de los que
le oian , con que convirtió casi innumerables herejes á la
fé de Cristo, y pecadores á penitencia, y trajo á su religión
mas de diez mil personas fuera de los «terceros,»
que fueron en excesivo número.
Volvió san Felipe á Italia: y como vacase el arzobispado
do Florencia, y hubiese en esta ciudad muchas disensiones,
los eclesiásticos y seglares, todos pusieron los ojos
en Felipe, pareciéndoles que no podian hallar otro mas
digno de aquella dignidad , ni que mejor pudiese con su
prudencia y santidad, pacificar los ánimos desavenidos;
pero él hizo tanta resistencia para no ser arzobispo, qu0
fué elegido otro, y él quedó libre de aquel peligro que temía.
Había muerto Gregorio X , el cual envió á san Felip0
á la ciudad de Pisloya á sosegar los bandos célebres y
guerras civiles que habia entre los güelfos y gibelinos, Y