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Parte I: Fundamentación teórica y estado de la cuestión
Luego estamos ante una propuesta educativa innovadora, educativa y que
responde al interés y la actualidad del momento.
La educación intercultural va dirigida a todos y por tanto no puede estar
restringida a nadie, siendo de ámbito universal 7 , con perspectivas de
progreso, siendo “la educación intercultural buena para todos los niños”
(ídem, 1986, 29). Ha de ir más allá del campo escolar, para llegar a ámbitos
educativos no formales de la sociedad, para abrir caminos de entendimiento
entre gentes y pueblos diversos.
En último lugar la educación intercultural no es culturalismo, es decir,
parte de una concepción y un mensaje adecuado y proporcionado, respecto
de la relevancia de los factores culturales étnicos, religiosos, lingüísticos,
etc. Una concepción inapropiada, un mensaje inadecuado o un énfasis desproporcionado
de las identidades culturales, puede tener efectos contraproducentes,
marginando, más que acercando. No hay que cargar las tintas en
las diferencias, sino más bien partir de lo que tenemos en común y nos une.
Aspectos como la igualdad de oportunidades, el respeto a la diferencia y la
promoción de la interacción, son principios relevantes vinculados a actitudes
y derechos humanos, que están sobre otros factores culturales que se apoyan
únicamente en el conocimiento cultural, por eso la educación intercultural
no es culturalismo. Va mucho más allá.
2.4 Algunas cuestiones sobre la Educación Intercultural
Si a de desarrollarse la cultura que une a cada niño o niña extranjero y
a sus familias con su colectivo de origen, ¿de qué manera se puede garantizar
que vengan de donde vengan, lo consigan? ¿Se está impidiendo su integración?
¿Se crean dificultades al alumnado extranjero para lograr la igualdad?
¿Se puede hablar el castellano y además sus propias lenguas maternas
e incluso fomentarlas en la escuela, a sabiendas de las dificultades organizativas,
pedagógicas y académicas que implica? ¿Qué hacer con las
manifestaciones culturales que indican diferencias entre las personas, por
ejemplo por razón de distinto género? ¿Se puede dejar a cada centro educativo,
a cada profesor, que resuelva por su cuenta las diferencias culturales?
¿Se puede sobrepasar la responsabilidad y competencia de los centros
frente a la sociedad?
Por supuesto que esta responsabilidad ha de ser asumida por el conjunto
de la comunidad educativa, donde todos se sientan de forma cooperativa
comprometidos con el modelo educativo, por mucho que cueste llegar a
un consenso ante la dificultad de los problemas y las cuestiones. La Administración
educativa tiene en este sentido, una especial responsabilidad que
no puede eludir, ni delegar en organismos privados, sin asumir el protagonismo
que la Ley le obliga, la sociedad le pide y la educación le demanda.
Así, en el tratamiento formal de la diversidad y de la educación intercultural,
existe el reconocimiento de culturas y la aplicación de algunos programas,
entre ellos, el Programa de Lengua y Cultura Portuguesa que se
7 Ya en 1985 Lord Swann elaboró un informe por petición de la monarquía británica,
sobre la educación de los niños de grupos étnicos minoritarios que llevaba el título Education
for all, como elemento esencial que se ofrecía.
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