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Anexos
La denuncia está ya registrada en SOS Racismo. En junio, los empleados del Círculo
recibieron «instrucciones de carácter discriminatorio» para aplicar en los sucesivos
contratos. A los promotores (encargados de hacer nuevas suscripciones) se les dio
la orden taxativa de no hacer socios a los que tengan «mala pinta» o sean «inmigrantes»
(clandestinos o no), se recoge en la queja tramitada. Todas las nuevas
inscripciones de sudamericanos y magrebíes que por error del comercial llegan a las
oficinas son tiradas al cubo de la basura por el emporio librero desde entonces.
Los criterios son exclusivamente economicistas. Según ha podido saber este periódico,
la empresa considera que estas suscripciones «no son rentables», luego la segregación
ahorra dinero.
(…) «Da igual que el inmigrante sea universitario, esté afincado desde hace años en
domicilio fijo y muestre interés; en Círculo de Lectores nos aleccionan para que no
hiciéramos ni una sola suscripción de sudamericanos o magrebíes», cuenta una ex
vendedora española. «No aceptan que no tengan dinero, y simplifican la cuestión
diciendo: 'Si se os acerca un inmigrante o alguno con pintillas le decís que no'».
Quejas de los agentes:
(…) Tal y como se refleja en los contratos que suscriben los vendedores con Círculo
de Lectores consultados por EL MUNDO, hay todo un listado de clientes indeseables
a los que no hay que contactar.
Según las «normas de admisibilidad de nuevos socios de promoción» que aparece
en los contratos firmados por la entidad privada, «no son admisibles» como tales
los «parados», «estudiantes», «camareros», «agricultores», «familias ambulantes»
que vivan trabajando en «ferias» o «circos», «empleadas de hogar» que carezcan
de «domicilio particular», «solteros menores de 23 años» o profesionales como
«modistas o esteticienne».
La relación contractual especifica expresamente que «cualquier persona que, sin
perjuicio de estas normas, no reúna unas condiciones elementales y mínimas de
cultura, interés por nuestra oferta y de capacidad económica para solventar sus
compras bimestrales, no debería captarse» (en mayúsculas en el original).
Nos dejamos querer como quien no quiere la cosa, ya sin Khaled, en las cercanías
de otro puesto de la compañía. El contrato se firma en menos de cuatro minutos.
Pagamos cinco euros y nos regalan un puzzle de Max Aub. Sacamos el asunto.
-A un amigo mío no le dejasteis que se apuntara.
-Te da pena, pero son órdenes. Están viniendo muchos inmigrantes y muchos de
ellos acaban no pagando. Nos lo dijeron porque muchos cambian de domicilio y les
perdemos el rastro... Algún argentino se te cuela, claro, porque son como nosotros.
Pero el resto es que no nos dejan. Además, ¿sabes? Si se borran nos lo descuentan
a nosotros de la nómina. (…)
La compañía se explica
MADRID.- «Queremos que nuestros clientes tengan un comportamiento comercial
que nos interese: que tengan domicilio en los próximos dos años, que tengan capacidad
económica suficiente», se explica Armando Moreno, director comercial de Círculo
de Lectores. «Pero en ningún caso discriminamos por colectivos. Lo que ha podido
ocurrir es que alguien se haya sentido molesto porque no encajaba en una de
esas normas genéricas de admisión».»
Abogados consultados por este periódico recalcaron la presunta inconstitucionalidad
de los contratos de la empresa.
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