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Parte I: Fundamentación teórica y estado de la cuestión
ción: los propios métodos de trabajo, los recursos y las técnicas utilizadas
son contenidos del proceso de formación esenciales” (Terrón, 2000, p.30).
En este sentido, el Programa de Enriquecimiento Instrumental (PEI)
del prof. Reuven Feuerstein (1980), establece uno de los modelos más
completos y experimentados, que sirve de recurso para el trabajo de los docentes
en su tarea de ayudar a construir la mente de los alumnos: enseñar
a aprender y enseñar a pensar. De entrada supone para los propios docentes
el efecto modificador, motivador y estimulador por las aportaciones metodológicas
y estratégicas que Feuerstein plantea para el profesor en el aula.
Los educadores que se acercan a la teoría de la Modificabilidad Cognitiva
Estructural (MCE), a través de la Experiencia de Aprendizaje Mediado
(EAM), perciben de manera positiva sus propias experiencias y testimonios.
Los planteamientos del PEI en cuanto que son aportaciones en el paradigma
mediador de la función docente, facilitan el proceso de aprender a aprender
resumido en los puntos siguientes:
- Da fundamento psicopedagógico y científico al paradigma de la mediación.
- Propone un proceso de construcción de las estructuras del conocimiento:
el mapa cognitivo.
- Da relevancia al papel del profesor – mediador: Estilo didáctico y criterios
de interacción.
- Presta atención a los procesos cognitivos, afectivos, sociales y enseña
a pensar.
- Centra todo proceso en el educando: Creando empatía, motivación e
implicación.
- Describe y guía a través de un programa (PEI) la solución a las funciones
deficientes y potencia sus capacidades.
- Desarrolla a través de la metacognición y el insight, el aprendizaje
estratégico y significativo.
- Potencia la acción profesional del docente como guía – orientador,
organizador del aprendizaje, tutor y terapeuta.
- Aporta un modelo de evaluación dinámica del potencial del aprendizaje
(LPAD).
- Pretende crear un entorno modificador, potenciador, implicando a padres
y educadores para lograr sus objetivos.
Por consiguiente, al percibir al educador como un mediador ante los
educandos, en la tarea de enseñar a aprender y enseñar a pensar, se convierte
esta en una de sus principales funciones cuando se vincula ante grupos
culturalmente diversos como los minoritarios o extranjeros, que necesitan
de estos apoyos ineludibles.
Para favorecer la organización de las actitudes y acciones docentes encaminadas
hacia la escuela inclusiva, se hace necesario pensar globalmente
y actuar localmente. Hay que ver la diversidad como lo natural. El problema
no reside en el centro escolar que no está preparado, sino en prepararnos
para ser educadores inclusores, concebirnos como diversos, para crear di-
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