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texto y sociedad en las letras francesas y francófonas

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período de unos 40 años, At<strong>en</strong>as ha t<strong>en</strong>ido que sufrir 5 asedios (o bloqueos), 3 revueltas<br />

sangri<strong>en</strong>tas, y también fue tomada 3 veces. Fr<strong>en</strong>te a este tipo de situación de desacuerdo<br />

<strong>en</strong>tre nuestras aspiraciones y la realidad hay 3 soluciones: o se cambia la realidad, de<br />

manera que responda a nuestros deseos (humanam<strong>en</strong>te imposible, a no ser con drogas,<br />

pero ya no es una formación ética); o se eliminan los deseos (lo que implica eliminar el<br />

carácter humano), pero se pued<strong>en</strong> limitar al "mínimo necesario"… Cínicos, estoicos y<br />

epicúreos, pero también la sabiduría ori<strong>en</strong>tal, y los ascetas cristianos, cada uno a su<br />

manera, han adoptado esta técnica 4 ; por último, también se puede transformar los<br />

deseos de manera que se ajust<strong>en</strong> a lo real. Es la sabia solución adoptada por los estoicos.<br />

Sufrimos, y creemos que este sufrimi<strong>en</strong>to se asemeja al caos, al desord<strong>en</strong>… Esto es<br />

porque no consideramos la situación <strong>en</strong> su totalidad, porque ésta sólo puede pres<strong>en</strong>tarse<br />

como un ord<strong>en</strong>. Ent<strong>en</strong>dido de este modo, el mal es sólo una parte indisp<strong>en</strong>sable de la<br />

totalidad perfecta, que también conti<strong>en</strong>e el bi<strong>en</strong>, la bondad… Por lo tanto, como decía<br />

Leibnitz, "tout est pour le mieux dans le meilleur des mondes"! Siempre y cuando nos<br />

sintamos <strong>en</strong> concordancia con el mundo.<br />

Precisam<strong>en</strong>te ¿cuáles son <strong>las</strong> técnicas empleadas por el narrador de Le Mort qu’il<br />

faut para salvaguardar su libertad? Una técnica es<strong>en</strong>cial también para sobrevivir es la de<br />

luchar contra el hambre gracias a la imaginación y a la astucia: de la p. 30 a la 34<br />

(donde el pan negro acaba si<strong>en</strong>do un manjar "delicioso"!), vemos que el hambre es<br />

como un personaje más de esta literatura conc<strong>en</strong>tracionaria, y que <strong>en</strong> parte ayuda a<br />

afilar la imaginación. Por ejemplo al no t<strong>en</strong>er nada para comer t<strong>en</strong>ía que "hacer<br />

memoria" con lo imaginario, y no con unas s<strong>en</strong>saciones reales o con unos sabores<br />

vividos ("sólo podía hacerse memoria con recuerdos", p. 35). También aconseja int<strong>en</strong>tar<br />

evitar "los estragos de la promiscuidad" siempre que se pueda (tema al que dedica<br />

cuatro páginas, de la 209 a la 213).<br />

Ahora bi<strong>en</strong> de donde surg<strong>en</strong> más propuestas para preservar la libertad de<br />

p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to es cuando se transforma la porquería <strong>en</strong> libertad (¡esto sí que es alterar el<br />

s<strong>en</strong>tido de la realidad!)… Al nivel de la recepción y de la interpretación. Me estoy<br />

refiri<strong>en</strong>do, por ejemplo, al espacio de <strong>las</strong> letrinas que junto con el parámetro temporal<br />

del domingo consigue ser visto y vivido como un espacio de libertad (p. 40) e incluso de<br />

4 El epicúreo, por ejemplo, está libre pues no ti<strong>en</strong>e ni deseos ni temores. Está libre, y es libre de cuidar de<br />

su alma, acompañado de algunos amigos que también se cuidan de sus respectivas almas. Vivir alejado de<br />

cualquier asunto, rechazar cualquier cargo, cualquier función, y procurarse unos amigos con <strong>las</strong> mismas<br />

inquietudes para la terapéutica del alma, éste es el ideal de libertad interior concebido por el<br />

epicureismo... Todavía exist<strong>en</strong> muchos epicúreos <strong>en</strong>tre nosotros.<br />

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