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Bolívar: El Hombre de América - Academia Nacional de Medicina

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Páez se sintió ofendido y provocado, pues consi<strong>de</strong>raba que no había hecho otra cosa que haber<br />

cumplido lo or<strong>de</strong>nado por el mismo gobierno que ahora lo llamaba a juicio. Pese a ello se dispuso a<br />

marchar a Bogotá para respon<strong>de</strong>r por su conducta. Aunque no ocultaba sus temores, pensando que<br />

en el fondo <strong>de</strong> este drama estaba el general Santan<strong>de</strong>r, a quien Páez y sus llaneros llamaban “el<br />

soldado <strong>de</strong> papel”. Páez sabía que su rival no era un héroe, pero intuía su ferocidad y sus calculadas<br />

tramas. Páez veía en él al prototipo <strong>de</strong> la Nueva Granada leguleya y tramposa. Pero habría <strong>de</strong><br />

suce<strong>de</strong>r un hecho que sacó a Páez <strong>de</strong> todas sus cavilaciones y lo persuadió para quedarse en<br />

Venezuela, retomar el mando y on<strong>de</strong>ar la ban<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>l separatismo.<br />

Leonardo Infante, el legendario mulato <strong>de</strong> las guerrillas llaneras, había sido acusado en Bogotá por<br />

el asesinato en la persona <strong>de</strong> Francisco Perdomo, por lo cual fue con<strong>de</strong>nado a la pena capital. Su<br />

<strong>de</strong>fensor, el venezolano Miguel Peña, alegó en vano que Infante estaba distinguido con la Or<strong>de</strong>n <strong>de</strong><br />

los Libertadores y que había luchado heroicamente por la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la patria; fue inútil que<br />

intentara argumentar sobre fallas procesales.<br />

<strong>El</strong> reo fue ejecutado y, como relata O'Leary, Santan<strong>de</strong>r quiso mostrar con la aplicación <strong>de</strong> la<br />

sentencia, el escarmiento ejemplarizante Contra los violadores <strong>de</strong> la legalidad, Miguel Peña,<br />

entonces presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la Alta Corte Suprema, se negó a firmar la sentencia <strong>de</strong> muerte or<strong>de</strong>nada por<br />

la Corte Marcial, conceptuando que lo que había tenido lugar era más bien un <strong>de</strong>bate político que un<br />

proceso penal. Como consecuencia <strong>de</strong> ello Peña fue suspendido y se le inició un juicio por malos<br />

manejos <strong>de</strong> los fondos públicos. Era inevitable que esta acusación, que antes no se le había hecho,<br />

fuese relacionada con su actuación en la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> Infante y que, ante la evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> ser ambos<br />

oriundos <strong>de</strong> Venezuela, estos inci<strong>de</strong>ntes hubiesen sido interpretados como actos en contra <strong>de</strong><br />

Venezuela.<br />

Como era <strong>de</strong> amplio dominio la conocida animadversión <strong>de</strong> Santan<strong>de</strong>r hacia los venezolanos, la<br />

aparatosa ostentación gubernamental hecha por él durante el acto <strong>de</strong> ejecución <strong>de</strong> Infante, fue<br />

calificada como una confirmación <strong>de</strong> sus prejuiciados rencores. Cuenta O'Leary que la inútil<br />

crueldad <strong>de</strong> Santan<strong>de</strong>r fue escandalosa: y que “Después <strong>de</strong> la ejecución se presentó a caballo (...)<br />

y allí, <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l cadáver, arengó a las tropas” 2 .<br />

Los caudillos separatistas <strong>de</strong> Venezuela vieron que lo acontecido en Bogotá era la oportunidad<br />

esperada para romper con la Nueva Granada y vieron en Páez al caudillo indicado. Peña, que había<br />

<strong>de</strong>satendido el llamado a juicio, huyó <strong>de</strong> Bogotá y regresó a Venezuela para unirse al León <strong>de</strong>l<br />

Apure. <strong>El</strong> general Santiago Mariño, camorrista y regionalista impenitente, apoyó a Páez <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

Oriente, lo mismo que las autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la provincia <strong>de</strong> Apure y <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Valencia don<strong>de</strong><br />

fue abiertamente <strong>de</strong>sconocida la autoridad <strong>de</strong>l Congreso <strong>de</strong> Bogotá.<br />

Sin embargo, Maracaibo, Guayana y los abogados <strong>de</strong> Caracas estaban contra Páez. De este modo,<br />

no sólo se temía por una guerra fratricida entre granadinos y venezolanos, sino que, al mismo<br />

tiempo, Venezuela se vio en trance <strong>de</strong> una guerra civil.<br />

Lo anterior repercutió en el sur <strong>de</strong> Colombia: Pasto volvió a las armas y el Patia reforzó su<br />

levantamiento. En Quito, Guayaquil y Cuenca se produjeron serios disturbios. La integridad <strong>de</strong> la<br />

Gran Colombia estaba, pues, amenazada en todos sus extremos. Santan<strong>de</strong>r y sus seguidores<br />

estimaban que todo riesgo era preferible, con tal <strong>de</strong> poner a salvo los principios <strong>de</strong> la legalidad<br />

escrita.<br />

2 LIÉVANO AGUIRRE, Indalecio. Simón <strong>Bolívar</strong>, p. 409.

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