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Bolívar: El Hombre de América - Academia Nacional de Medicina

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Los educadores, por consiguiente, <strong>de</strong>ben ser, como lo dice el Libertador, dignos <strong>de</strong> la más alta<br />

estimación por parte <strong>de</strong>l gobierno, toda vez que "se consagran al objeto más noble que pue<strong>de</strong><br />

tener un hombre: enseñar a sus semejantes" 56 .<br />

<strong>El</strong> empleo <strong>de</strong> maestro -afirma <strong>Bolívar</strong>-, "será el más consi<strong>de</strong>rado y los que lo ejerzan serán<br />

honrados, respetados y amados como los primeros y más preciados <strong>de</strong> la república" 57 .<br />

Precisamente porque se ha cultivado para comunicar a los <strong>de</strong>más sus conocimientos, formando el<br />

corazón <strong>de</strong> la juventud y comunicándole el saber que libera, el educador "merece la veneración <strong>de</strong>l<br />

pueblo y el aprecio <strong>de</strong>l gobierno" 58 .<br />

Y con mayor razón el educador popular, es <strong>de</strong>cir -nos enseña el Libertador-, el hombre generoso<br />

y amante <strong>de</strong> la patria, que sacrificando su reposo se consagra al penoso trabajo <strong>de</strong> crearle<br />

ciudadanos al Estado" 59 .<br />

En este caso el concepto "penoso" no es sinónimo <strong>de</strong> "vergonzoso" ni "humillante". Es, en<br />

cambio, sinónimo <strong>de</strong> abnegación, difícil y esforzado oficio que tiene por objeto <strong>de</strong> formar<br />

ciudadanos y elevar su propia formación con ellos. Porque cuando uno se entrega a los <strong>de</strong>más no<br />

pier<strong>de</strong> nada y en cambio gana todo lo que les consagra, como 10 ha enseñado <strong>Bolívar</strong>. Pero al hacer<br />

el elogio <strong>de</strong>l educador, <strong>Bolívar</strong> advierte: "Claro está, que no hablo <strong>de</strong> los que llaman Maestros <strong>de</strong><br />

escuela: es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> aquellos hombres comunes que armados <strong>de</strong>l azote, <strong>de</strong> un ceño tétrico y <strong>de</strong> una<br />

<strong>de</strong>clamación perpetua, ofrecen, más bien la imagen <strong>de</strong> Plutón que la <strong>de</strong> un filósofo benigno" 60 .<br />

Tanto el viejo maestro como la vieja escuela son herencias <strong>de</strong>l colonialismo que es preciso <strong>de</strong>sterrar<br />

<strong>de</strong> la educación para el nuevo mundo. Así lo enseña el Libertador cuando <strong>de</strong>nuncia: "Aquí se<br />

enseñan más preocupaciones que verda<strong>de</strong>s: es la escuela <strong>de</strong> los espíritus serviles, don<strong>de</strong> se apren<strong>de</strong><br />

con otros vicios el disimulo y la hipocresía, y don<strong>de</strong> el miedo no permite al corazón el goce <strong>de</strong> otra<br />

sensación. Fuera semejantes tiranos...” 61 .<br />

Los términos <strong>de</strong> "Maestro" y "Escuela", sublimes en su contenido original, habían sido<br />

<strong>de</strong>svirtuados durante la colonia al convertirse en simples aparatos para reproducir la opresión. Por<br />

eso <strong>Bolívar</strong> puntualiza:<br />

"Como los términos, por buenas que sean las i<strong>de</strong>as que representan en su origen, <strong>de</strong>generan <strong>de</strong>spués<br />

con el abuso causando imágenes distintas, tal me parece que suce<strong>de</strong> con los nombres <strong>de</strong> Maestro y<br />

Escuela. Bajo el pie bárbaro en que estos establecimientos se han visto en el gobierno español, estas<br />

palabras producen sensaciones muy <strong>de</strong>sagradables. Decirle a un niño vamos a la escuela, o a ver al<br />

Maestro. era lo mismo que <strong>de</strong>cirle: vamos al presidio. o al enemigo: llevarle y hacerle vil esclavo<br />

<strong>de</strong>l miedo y <strong>de</strong>l tedio, era todo uno" 62 .<br />

Y en consecuencia con lo anterior propone: "Creo pues, que estas <strong>de</strong>nominaciones <strong>de</strong>ben sustituirse<br />

por otras a quienes no se tenga aversiones. Habrá quien diga que los nombres no influyen:<br />

56<br />

BOLÍVAR, Simón. Discurso ante el Congreso <strong>de</strong> Angostura. 15 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1819.<br />

57<br />

Ibi<strong>de</strong>m.<br />

58<br />

Ibi<strong>de</strong>m.<br />

59<br />

BOLÍVAR, Simón. La Instrucción Pública. Escrito en 1825.<br />

60 Ibi<strong>de</strong>m.<br />

61 Ibi<strong>de</strong>m<br />

62 Ibi<strong>de</strong>m.

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