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Bolívar: El Hombre de América - Academia Nacional de Medicina

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(...) porque saben que lo que tienen es una usurpación a la clase proletaria y trabajadora, porque<br />

temen que se les arrebaten sus tesoros, reunidos a fuerzas <strong>de</strong> feroces exacciones y <strong>de</strong> diarias rapiñas,<br />

porque temen verse arrojados <strong>de</strong> sus opulentos palacios, <strong>de</strong>rribados <strong>de</strong> sus ricos coches con que<br />

insultan la miseria <strong>de</strong> los que los han elevado allí con sus sudores y su sangre; porque ven que las<br />

mayorías pue<strong>de</strong>n abrir los ojos y recobrar por la fuerza lo que se les arrancó por la astucia y la<br />

maldad; porque temen que los pueblos <strong>de</strong>sengañados Y exacerbados griten al fin como <strong>de</strong>ben<br />

hacerlo y lo harán un día no muy lejano: !Abajo los <strong>de</strong> arriba!” 60 .<br />

Y esa es la lucha que continúa. Ya lo había advertido don Simón Rodríguez: “La <strong>América</strong><br />

española pedía dos revoluciones a un tiempo: la pública o política y la económica. Las<br />

dificulta<strong>de</strong>s que presentaba la primera eran gran<strong>de</strong>s: el general <strong>Bolívar</strong> las ha vencido. Los<br />

obstáculos que oponen las preocupaciones a la segunda, son enormes. La guerra <strong>de</strong> in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<br />

no ha tocado a su fin” 61 .<br />

Todavía estamos en las tinieblas <strong>de</strong>l primitivismo más cruel. “Las antiguas Repúblicas -escribe<br />

Simón Rodríguez- eran crías <strong>de</strong> soldados, porque todos los <strong>de</strong>rechos se <strong>de</strong>slindaban con las<br />

armas: ha llegado el tiempo <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rse con palabras (...) si queremos hacer República,<br />

<strong>de</strong>bemos emplear medios tan nuevos como nueva es la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> ver por el bien <strong>de</strong> todos” 62 .<br />

¡Enten<strong>de</strong>rse con palabras!: ¡No olvi<strong>de</strong>mos nunca esta lección!<br />

Como tampoco po<strong>de</strong>mos olvidar que el Libertador nos enseñó reiteradamente que la función <strong>de</strong> las<br />

fuerzas armadas consiste en <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r las garantías sociales, cuidar <strong>de</strong> las fronteras <strong>de</strong> la nación y<br />

aquilatar las liberta<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l pueblo. Nos enseñó que la razón <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>l Estado es la <strong>de</strong> producir el<br />

bienestar social <strong>de</strong> la nación. Es que, como anota Manuel Muñoz, “la finalidad <strong>de</strong> toda asociación<br />

política es la conservación <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos naturales e imprescriptibles <strong>de</strong>l hombre. Estos <strong>de</strong>rechos<br />

son la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión” 63 .<br />

A la Sociedad no se la pue<strong>de</strong> privar <strong>de</strong> la propiedad que le ayuda a vivir con <strong>de</strong>coro. Los verda<strong>de</strong>ros<br />

revolucionarios nunca odiaron la riqueza: odiaron la miseria. Odiaron el hambre, el <strong>de</strong>sempleo, la<br />

ignorancia, la mendicidad, la <strong>de</strong>lincuencia. Una sociedad que, como la nuestra, produce estas lacras<br />

en forma tan masiva, <strong>de</strong>be ser combatida y transformada.<br />

Otra valiosa lección que nos da <strong>Bolívar</strong> es que nunca podremos crear un mundo nuevo si no nos<br />

renovamos nosotros mismos, constantemente, sin cesar. Para ello <strong>de</strong>bemos estudiar mucho, pensar<br />

con nuestra propia cabeza, mirarnos con nuestros propios ojos, superar el lastre <strong>de</strong>l sectarismo que<br />

aliena y paraliza, ser originales, creativos, imaginativos, realistas, dialécticos, nutrirnos <strong>de</strong> nuestros<br />

valores, <strong>de</strong> nuestra historia, i<strong>de</strong>ntificarnos con nuestro pueblo, con nuestra tierra y con nuestra<br />

época.<br />

<strong>Bolívar</strong> es un ejemplo espléndido: nos <strong>de</strong>spierta y nos enseña a diferenciarnos <strong>de</strong> la común<br />

ordinariez, <strong>de</strong> lo superfluo y nos invita a lo grandioso y a lo esencial <strong>de</strong> la vida. Nos invita a ser<br />

humanos y universales, a querer el suelo que pisamos y el paisaje nativo que nutrió nuestra infancia.<br />

Nos invita a reconocernos a amar nuestros ancestros, y nos reta a luchar contra esa otra opresión,<br />

que es invisible pero <strong>de</strong>moledora: la tiranía <strong>de</strong> la costumbre, el peso <strong>de</strong> la rutina. Y por sobre todo,<br />

nos invita a realizar lo imposible, ¡porque <strong>de</strong> lo posible se encargan los <strong>de</strong>más todos los días! Hay<br />

60<br />

(60) MOLINA, Gerardo: L_as i<strong>de</strong>as socialistas en Colombia. Bogotá, 1987. Pp.l29-l30.<br />

61<br />

(61) RODRIGUEZ, Simón: .cit., T.I, p. 132.<br />

62<br />

(62) I<strong>de</strong>m. T.I, p. 131.<br />

63<br />

(63) r.mfoz “ORIBE, lanuel Antonio: Cátedras :para la <strong>de</strong>mocracia. :Me<strong>de</strong>llín, 1989,p. 29.

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