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Bolívar: El Hombre de América - Academia Nacional de Medicina

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¿Y cómo <strong>de</strong>finió a Obando? : “Más malo que López, peor si es posible. Es un asesino, con más<br />

valor que el otro; un bandolero audaz y cruel; un verdugo asqueroso, un tigre feroz, no saciado<br />

todavía con toda la sangre colombiana que ha <strong>de</strong>rramado. Por último son dos forajidos que<br />

<strong>de</strong>shonran el ejército a que pertenecen y las insignias que llevan; dos monstruos que preparan<br />

nuevos días <strong>de</strong> luto y <strong>de</strong> sangre a Colombia en compañía <strong>de</strong> su digno amigo, el obispo <strong>de</strong><br />

Popayán” 34 .<br />

La semblanza <strong>de</strong> los siniestros caudillos la hizo <strong>Bolívar</strong> antes <strong>de</strong> que ellos <strong>de</strong>rramaran la sangre<br />

colombiana para apoyar la invasión peruana accionada por Tudor y CIay, y antes <strong>de</strong> que hubiesen<br />

Cometido el abominable asesinato <strong>de</strong> Sucre. ¿Exageradas esas <strong>de</strong>scripciones?<br />

Cuando <strong>Bolívar</strong> llegó a Quito trató <strong>de</strong> expresar a viva voz su homenaje al amigo heroico. Pero su<br />

voz se cortó en dos veces. No pudo hablar. Los dos más gran<strong>de</strong>s lí<strong>de</strong>res <strong>de</strong> nuestra <strong>América</strong> se<br />

confundieron entre el llanto y un emocionado abrazo. Sucre se retiró al hogar y <strong>Bolívar</strong> no insistió<br />

en perturbarlo. La Mar había incumplido la capitulación que suscribió ante Sucre y se negaba a<br />

<strong>de</strong>volver a Guayaquil. <strong>Bolívar</strong> era casi un moribundo, pero había en él un fuego <strong>de</strong>vorador más<br />

fuerte que sus propios quebrantos y <strong>de</strong>sgarramientos. Asumió entonces la dirección <strong>de</strong>l ejército y<br />

marchó hacia la reconquista <strong>de</strong> Guayaquil, tal como lo proclamó a los colombianos el 3 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong><br />

1829:<br />

“¡Colombianos!<br />

(...)<br />

“Reocuparemos a Guayaquil únicamente para cumplir con los preliminares <strong>de</strong> paz concluidos con el<br />

Perú: no dispararemos un tiro ni aún para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>mos, sino <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber agotado nuestro<br />

sufrimiento, y <strong>de</strong> haber reclamado en vano nuestros incontestables <strong>de</strong>rechos. Haremos más:<br />

expulsados que sean los peruanos y los facciosos <strong>de</strong> Guayaquil, pediremos la paz a los vencidos:<br />

ésta será nuestra vindicta; tan mo<strong>de</strong>rada conducta <strong>de</strong>smentirá a la faz <strong>de</strong>l Universo nuestros<br />

proyectos <strong>de</strong> conquistas y la inmensa ambición que nos suponen. Y si <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> estos rasgos<br />

<strong>de</strong> noble <strong>de</strong>sinterés y <strong>de</strong> <strong>de</strong>sprendimiento absoluto, nos combaten todavía, nos calumnian y nos<br />

quieren oprimir con la opinión <strong>de</strong>l mundo, respon<strong>de</strong>remos en el campo <strong>de</strong> batalla con nuestro<br />

valor, y en las negociaciones con nuestro <strong>de</strong>recho” 35 . (Subrayé).<br />

Por fortuna no fueron inútiles las esperanzas <strong>de</strong>l Libertador. <strong>El</strong> pueblo peruano, que nunca estuvo <strong>de</strong><br />

acuerdo con esa estúpida guerra, provocó un levantamiento que <strong>de</strong>rrocó al general La Mar y or<strong>de</strong>nó<br />

su <strong>de</strong>stierro a Guatemala. <strong>El</strong> general Antonio Gutiérrez <strong>de</strong> La Fuente, quien asumió el mando <strong>de</strong> las<br />

tropas peruanas en Guayaquil, expidió una honrosa proclama, en la que manifestaba:<br />

“Una guerra insensata y fratricida provocada artificiosamente con <strong>de</strong>pravados <strong>de</strong>signios: una<br />

invasión al territorio extranjero ejecutada con la más insigne indiscreción; la campaña, que dirigida<br />

por las máximas más obvias <strong>de</strong>l arte militar hubiera podido producir laureles a nuestros bravos<br />

guerreros, terminada con <strong>de</strong>sdichas e inmerecido oprobio; los valientes salvados <strong>de</strong> las primeras<br />

consecuencias <strong>de</strong> la ineptitud con<strong>de</strong>nados <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> perecer lastimosamente; ¡el nombre peruano<br />

sin mancilla en medio <strong>de</strong> los reveses <strong>de</strong> la fortuna, ahora pronunciado con <strong>de</strong>sprecio por las<br />

naciones, y con baldón por un pueblo hermano; la constitución y las leyes holladas por<br />

satisfacer privados e innobles resentimientos, y para arrancar a la indigencia contribuciones<br />

onerosas <strong>de</strong>stinadas a fomentar la funesta lucha; los campos yermos, las familias <strong>de</strong>soladas, cegados<br />

todos los manantiales <strong>de</strong> la prosperidad pública!... he aquí el bosquejo, el triste y espantoso cuadro<br />

34 Ibi<strong>de</strong>m.<br />

35 BOLÍVAR, Simón. A los colombianos. Quito, 3 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1829.

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