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Bolívar: El Hombre de América - Academia Nacional de Medicina

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lo <strong>de</strong>scribió así: “...<strong>Bolívar</strong> es pequeño, pero musculoso, bien formado y capaz <strong>de</strong> soportar gran<strong>de</strong>s<br />

fatigas (...). Los ojos <strong>de</strong> <strong>Bolívar</strong> son muy negros, gran<strong>de</strong>s, llenos <strong>de</strong> fuego y penetración (very<br />

dark, large full of Fire and penetration) y <strong>de</strong>muestran energía <strong>de</strong> entendimiento y gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong><br />

alma; la nariz es aguileña y bien formada; la cara más bien larga y prematuramente surcada por las<br />

inquietu<strong>de</strong>s y la ansiedad En sociedad, <strong>Bolívar</strong> es vivo <strong>de</strong> maneras y abundante en su conversación<br />

salpicada <strong>de</strong> anécdotas, <strong>El</strong> baile es una <strong>de</strong> sus favoritas diversiones, y baila con gracia, y, en<br />

ocasiones, según me cuentan el héroe recoge una rica cosecha <strong>de</strong> sonrisas <strong>de</strong> las bellezas<br />

americanas (the hero caps a plentiful harvest of smiles from the american beauties)” 1 .<br />

Esa mirada <strong>de</strong> águila: negra, viva, fuego puro, y esa magnolia <strong>de</strong> su voz que es al mismo tiempo<br />

diamante y cascada virgen eran <strong>de</strong>finitivamente irresistibles, como lo dijera el general Santan<strong>de</strong>r,<br />

uno <strong>de</strong> sus más fieros enemigos: “A veces me acerco a <strong>Bolívar</strong>, lleno <strong>de</strong> venganza, y el sólo verlo<br />

y oírlo me ha <strong>de</strong>sarmado y he salido lleno <strong>de</strong> admiración” 2 .<br />

Sinónimo <strong>de</strong> generosidad sin límites fue <strong>Bolívar</strong>: sus más tenaces enemigos le reconocieron siempre<br />

esa rara virtud dominadora, como bien lo expresa Cornelio Hispano. Sus sueldos los empleaba en<br />

socorros a las viudas <strong>de</strong> los servidores <strong>de</strong> la patria, en auxilios a los militares inválidos. ¡Hasta su<br />

quinta <strong>de</strong> Bogotá la regaló a su amigo don José Ignacio París...! 3 .<br />

Ducoudray-Holstein, el anarquista francés que fue expulsado por el Libertador <strong>de</strong> las filas <strong>de</strong> su<br />

ejército, llegó a Europa a escribir veneno contra <strong>Bolívar</strong>. En él se apoyó Carlos Marx para escribir<br />

su <strong>de</strong>safortunado folleto.. No obstante, Holstein escribió: “Debo, sin embargo, hacerle justicia,<br />

diciendo que no fue nunca avaro, porque antes bien es generoso y se preocupa poco o nada <strong>de</strong>l<br />

dinero. Le vi varias veces vaciar su bolsa y darle su último doblón a cualquier oficial que le pedía<br />

algo a cuenta <strong>de</strong> su salario, y, en alejándose, oí siempre a <strong>Bolívar</strong> que <strong>de</strong>cía riéndose: ¡Pobre<br />

diablo!, está más necesitado que yo, y para mí no tiene valor esa miseria <strong>de</strong> oro; le he dado todo lo<br />

que tenía” 4 .<br />

Y O'Leary agrega, al hablar <strong>de</strong> los riquísimos regalos que en su marcha triunfal <strong>de</strong> Lima a Potosí, en<br />

1825, le ofrecían todos los pueblos a su paso: “Aunque no podía negarse a aceptar estos costosos<br />

regalos sin <strong>de</strong>sairar a los que los hacían, me consta que no conservó para sí ninguno <strong>de</strong> ellos; los<br />

repartió entre los oficiales <strong>de</strong> su Estado Mayor y algunos jefes <strong>de</strong>l ejército, y hasta entre los<br />

soldados, dando la preferencia a los que más se habían distinguido en la campaña. Yo tuve el honor<br />

<strong>de</strong> ser obsequiado por él con las llaves <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong>l Cuzco” 5 .<br />

O'Leary, que fue uno <strong>de</strong> sus más fieles colaboradores, aña<strong>de</strong>, refiriéndose al Libertador, que “Su<br />

generosidad rayaba en lo pródigo. No sólo daba cuanto tenía suyo, sino que se en<strong>de</strong>udaba para<br />

servir a los <strong>de</strong>más. Pródiga con lo propio, era casi mezquino con los caudales públicos. Pudo alguna<br />

vez dar oídos a la lisonja, pero le indignaba la adulación (...).<br />

“Hablaba mucho y bien; poseía el raro don <strong>de</strong> la conversación .y gustaba <strong>de</strong> referir anécdotas <strong>de</strong> su<br />

vida pasada. Su estilo era florido y correcto; sus discursos y sus escritos están llenos <strong>de</strong> imágenes<br />

atrevidas y originales. Sus proclamas son mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> elocuencia militar. En sus oficios lucen, a par<br />

<strong>de</strong> la galanura <strong>de</strong>l estilo, la claridad y la precisión. En las ór<strong>de</strong>nes que comunicaba a sus tenientes,<br />

no olvidaba ni los <strong>de</strong>talles más triviales: todo lo calculaba, todo lo preveía.<br />

1 HISPANO, Camelia. Historia Secreta <strong>de</strong> BoZlvar. pp. 53-54.<br />

2 I<strong>de</strong>m., p. 52.<br />

3 I<strong>de</strong>m., p. 54.<br />

4 Ibi<strong>de</strong>m.<br />

5 I<strong>de</strong>m.. pp. 54-55.

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