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Bolívar: El Hombre de América - Academia Nacional de Medicina

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<strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> <strong>Bolívar</strong>, influyó po<strong>de</strong>rosamente, sin duda, sobre el espíritu combativo en la obra <strong>de</strong>l<br />

gran poeta” 47 .<br />

“Con razón escribió el ilustre historiador chileno don Gonzalo Bulnes, que cuando se lee la<br />

correspon<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> <strong>Bolívar</strong> y se observan los sinceros homenajes que se le tributaban, no sólo por<br />

los hombres más insignes <strong>de</strong> Colombia, sino <strong>de</strong>l extranjero, uno se asombra <strong>de</strong> cómo su orgullo<br />

no fue mayor todavía. Los hombres, las corporaciones, las asambleas y los pueblos se dirigían a él<br />

como a un ser superior que los <strong>de</strong>slumbraba, los ofuscaba, los dominaba, y hasta los ministros <strong>de</strong>l<br />

Altar, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la sagrada cátedra, varias veces olvidaron sus dogmas y sus disciplinas, arrebatados<br />

ante las seducciones <strong>de</strong> aquel hombre sin par” 48 .<br />

Pero, sobre todo, <strong>Bolívar</strong> arrebataba los auditorios con su poética elocuencia y su palabra<br />

centelleante, vigorosa, natural, exuberante, concisa, aguda, narrando los hechos heroicos,<br />

referencias geográficas y los rasgos más sobresalientes <strong>de</strong> los pueblos y comunida<strong>de</strong>s que<br />

encontraba a su paso. <strong>El</strong> político, el filósofo y el poeta estaban magníficamente fusionados en su<br />

palabra y hacía <strong>de</strong> la metáfora el uso más penetrante y pedagógico. Su capacidad <strong>de</strong> improvisación<br />

inmediata para correspon<strong>de</strong>r a los requerimientos <strong>de</strong> la gente, en cualquier momento y lugar, era<br />

asombrosa. Así lo testimonia, entre muchos otros, el general Miller:<br />

“<strong>Bolívar</strong> sobresalía particularmente en improvisar contestaciones hermosas y a<strong>de</strong>cuadas. En un día<br />

dio, sucesivamente, en el Potosí, diez y siete respuestas, y cada una <strong>de</strong> ellas podría haberse<br />

impreso en la forma misma en que las dijo, causando admiración por su oportunidad. En<br />

proponer un brindis, en contestar dando las gracias o en hablar sobre cualquier materia dada,<br />

quizá nadie pue<strong>de</strong> igualar a <strong>Bolívar</strong>” 49 .<br />

Los sabios Humboldt y Bonpland, que habían tertuliado en París con el joven Simón <strong>Bolívar</strong> en<br />

1804, evocaron <strong>de</strong>spués ese primer encuentro con quien sena años <strong>de</strong>spués el Libertador <strong>de</strong><br />

<strong>América</strong>:<br />

“Lo que me asombró más -escribe Humboldt-, fue la brillante carrera <strong>de</strong> <strong>Bolívar</strong> poco <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

nuestra separación. La actividad, el talento y la gloria <strong>de</strong> ese gran hombre me recordaron sus<br />

impulsos <strong>de</strong> entusiasmo cuando uníamos nuestros votos por la emancipación <strong>de</strong> la <strong>América</strong><br />

española.. Mi compañero Bonpland, con mayor sagacidad que yo, juzgó siempre favorablemente a<br />

<strong>Bolívar</strong>, y con frecuencia lo alentó <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> mí. Me parecía entonces que Bonpland, él también,<br />

<strong>de</strong>liraba. <strong>El</strong> que <strong>de</strong>liberaba no era él, sino yo Que comprendí más tar<strong>de</strong> mi error en lo que concernía<br />

al gran hombre cuya acción admiro, cuya amistad me honra y cuya gloria pertenece al<br />

mundo” 50 .<br />

Todo lo relacionado con <strong>Bolívar</strong> ejercía una seducción irresistible en Europa, y sobre todo en París,<br />

como lo relata Honorato <strong>de</strong> Balzac. <strong>El</strong> sombrero <strong>Bolívar</strong>, <strong>de</strong> ala ancha y alta copa, bien pronto se<br />

convirtió en el símbolo político <strong>de</strong> los republicanos en lucha contra los absolutistas que, en cambio,<br />

se tocaban con el sombrero Morillo, <strong>de</strong> reducida copa y tan estrecha el ala, que parecía un gorro.<br />

Sobre el sombrero <strong>Bolívar</strong> en aquella época en que el romanticismo recorría a Francia y a buena<br />

parte <strong>de</strong> Europa, el escritor Carlos Borges escribió:<br />

47<br />

I<strong>de</strong>m., p. 31.<br />

48<br />

HISPANO. Camelia. Historia Secreta <strong>de</strong> <strong>Bolívar</strong>, p. 48.<br />

49<br />

I<strong>de</strong>m., p. 53.<br />

50<br />

SAURAT, Gilette. Op. cit., p. 73.

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