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Bolívar: El Hombre de América - Academia Nacional de Medicina

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<strong>El</strong> entonces coronel Joaquín Posada Gutiérrez cuenta que cuando el Libertador, el general Urdaneta<br />

con otros jefes y oficiales se encontraron “el reconocimiento y el hallazgo hicieron <strong>de</strong>rramar<br />

lágrimas a todos. En pocos instantes supo la ciudad la fausta noticia por mil gritos repetidos en<br />

todas direcciones. <strong>El</strong> Libertador, mojado, entumecido, casi sin po<strong>de</strong>r hablar, montó en el caballo <strong>de</strong>l<br />

comandante Espina, y todos llegaron a la plaza, don<strong>de</strong> fue recibido con tales <strong>de</strong>mostraciones <strong>de</strong><br />

alegría y <strong>de</strong> entusiasmo, abrazado, besado hasta por el último soldado, que estando a punto <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>smayarse, les dijo con voz sepulcral:¿Queréis matarme <strong>de</strong> gozo, acabando <strong>de</strong> verme próximo<br />

a morir <strong>de</strong> dolor?“ 79 .<br />

Posada Gutiérrez afirma que la aparición <strong>de</strong> <strong>Bolívar</strong> le salvó la vida a Santan<strong>de</strong>r, pues los soldados<br />

grana<strong>de</strong>ros montados habían salido a casa <strong>de</strong> Santan<strong>de</strong>r y al no hallarlo allí se dirigieron a la casa <strong>de</strong><br />

su hermana, pero al enterarse <strong>de</strong> que el Libertador estaba a salvo, regresaron apresuradamente para<br />

tributarle su homenaje <strong>de</strong> lealtad: No hay que dudarlo -dice Posada-: si <strong>Bolívar</strong> hubiera muerto,<br />

habrían muerto sus enemigos no sólo en Bogotá sino en toda la república... Tal era la <strong>de</strong>cisión<br />

<strong>de</strong>l ejército y <strong>de</strong> la masa popular en las manifestaciones <strong>de</strong> indignación que <strong>de</strong> toda la<br />

República se hicieron al Libertador” 80 .<br />

Citemos nuevamente a Manuela: “Por no ver curar a Ibarra me fui hasta la plaza, y allí encontré al<br />

Libertador a caballo, entre mucha tropa que daba vivas al Libertador. Cuando regresó a la casa me<br />

dijo: 'Tú eres la Libertadora <strong>de</strong>l Libertador'... <strong>El</strong> Libertador se cambió <strong>de</strong> ropa y quiso dormir algo,<br />

pero no pudo porque a cada rato me preguntaba algo sobre lo ocurrido y me <strong>de</strong>cía: 'No me digas<br />

más: Yo callaba y él volvía a preguntar y en esta alternativa amaneció. Yo tenía una gran fiebre.<br />

“<strong>El</strong> Libertador se molestó mucho con el coronel Cronfton porque le apretó el pescuezo a uno <strong>de</strong> los<br />

(conspiradores) que condujo al Palacio, a quien el general (<strong>Bolívar</strong>) mandó dar ropa para que se<br />

quitase la suya, y los trató a todos con mucha benignidad, por lo que don Pepe París les dijo: '¿y<br />

'este hombre venían uste<strong>de</strong>s a matar?'. Y contestó: 'Era al po<strong>de</strong>r y no al hombre'... Dicen que<br />

(<strong>Bolívar</strong>) les aconsejó a los conjurados que no dijesen a sus jueces que traían el plan <strong>de</strong> matarlo,<br />

pero que ellos <strong>de</strong>cían que habiendo ido a eso no podían negarlo. Hay otras tantísimas pruebas que<br />

dio el general <strong>de</strong> humanidad que sería <strong>de</strong> nunca acabar.<br />

“Su primera opinión fue el que se perdonase a todos; pero usted sabe que para esto tenía que<br />

habérselas con el general Urdaneta y Córdoba que eran los que atendían en estas causas. Lo que sí<br />

no podré <strong>de</strong>jar en silencio fue que el Consejo había sentenciado <strong>de</strong> muerte a todo el que entró en<br />

Palacio, y así es que, excepto Zuláibar, Horment y Azuelito, que confesaron con valor como héroes<br />

<strong>de</strong> esta conspiración, los <strong>de</strong>más todos negaron, y por eso dispusieron presentármelos a mí a que yo<br />

dijese si los había visto. Por esto el Libertador se puso furioso. 'Esta señora, dijo, jamás será el<br />

instrumento <strong>de</strong> muerte ni la <strong>de</strong>latora <strong>de</strong> <strong>de</strong>sgraciados” 81 .<br />

Los reos fueron juzgados conforme a lo establecido legalmente para tales casos. Catorce <strong>de</strong> los<br />

conspiradores fueron con<strong>de</strong>nados a la pena capital, entre ellos Horment, Zuláibar, Galindo, Guerra y<br />

Pedro Celestino Azuero. Igual con<strong>de</strong>na se impuso a Padilla y Santan<strong>de</strong>r. <strong>Bolívar</strong>, sin embargo,<br />

conmutó la sentencia a Santan<strong>de</strong>r por la <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stierro. Fueron <strong>de</strong>sterrados así mismo, entre otros:<br />

Florentino González, Ezequiel Rojas, Benito Santamaría, Francisco Arganil, Diego Fernando<br />

Gómez, Francisco Soto, Vicente Azuero, Pedro Carujo, Rafael Mendoza, Emigdio Briceño,<br />

Mariano Escobar y Juan Nepomuceno Azuero. Los <strong>de</strong>más pudieron escapar. Entre los últimos, el<br />

79 Ibi<strong>de</strong>m.<br />

80 Ibi<strong>de</strong>m.<br />

81 Ibi<strong>de</strong>m.

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