08.05.2013 Views

Bolívar: El Hombre de América - Academia Nacional de Medicina

Bolívar: El Hombre de América - Academia Nacional de Medicina

Bolívar: El Hombre de América - Academia Nacional de Medicina

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

“Tenía el don <strong>de</strong> la persuasión y sabía inspirar confianza a los <strong>de</strong>más. A estas cualida<strong>de</strong>s se <strong>de</strong>ben,<br />

en gran parte, los asombrosos triunfos que obtuvo en circunstancias tan difíciles, que otro hombre<br />

sin esas dotes y sin su temple <strong>de</strong> alma se habría <strong>de</strong>salentado. Genio creador por excelencia, sacaba<br />

recursos <strong>de</strong> la nada. Gran<strong>de</strong> siempre, éralo en mayor grado en la adversidad. '<strong>Bolívar</strong> <strong>de</strong>rrotado<br />

era más temible que vencedor', <strong>de</strong>cían sus enemigos. Los reveses le hacían superior a sí mismo” 6 .<br />

Recor<strong>de</strong>mos a Emerson: ¡”<strong>Bolívar</strong> es el antídoto <strong>de</strong> la común pequeñez”!<br />

Sigamos con O'Leary: “<strong>Bolívar</strong> tenía siempre buen apetito, pero sabía sufrir hambre como nadie.<br />

Aunque gran<strong>de</strong> apreciador y conocedor <strong>de</strong> la buena cocina, comía con gusto los sencillos y<br />

primitivos manjares <strong>de</strong>l llanero o <strong>de</strong>l indio. Era muy sobrio; sus vinos favoritos eran graves y<br />

champaña; ni en la época en que más vino tomaba nunca le vi beber más <strong>de</strong> cuatro copas <strong>de</strong> aquél o<br />

dos <strong>de</strong> éste. Cuando se servía, llenaba él mismo las copas <strong>de</strong> los huéspe<strong>de</strong>s que sentaba a su lado” 7 .<br />

¡Qué simbiosis tan espléndida <strong>de</strong> aristocracia romántica y <strong>de</strong> cultura folclórica!<br />

“Hacía mucho ejercicio. No he conocido a nadie que soportase como él las fatigas. Después <strong>de</strong> una<br />

jornada que bastaría para rendir al hombre más robusto, le he visto trabajar cinco o seis horas, o<br />

bailar otras tantas, con aquella pasión que tenía por el baile. Dormía cinco o seis horas <strong>de</strong> las<br />

veinticuatro, en hamaca, en catre, sobre un cuero o envuelto en su capa, en el suelo, y a campo raso,<br />

como pudiera hacerlo sobre blanda pluma”...” 8 .<br />

Este extraordinario caballero que parece haber surgido <strong>de</strong> la pluma <strong>de</strong> Cervantes o que se antoja el<br />

adalid primero <strong>de</strong> la triunfal marcha <strong>de</strong> Rubén Darío, “Inmediatamente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la comida, que<br />

rara vez se prolongaba por una hora, daba un paseo a caballo, acompañado <strong>de</strong> su e<strong>de</strong>cán y, a veces,<br />

<strong>de</strong> su secretario. En la noche conversaba un rato con los amigos o con los oficiales que le visitaban,<br />

Y se retiraba a su dormitorio a las nueve. Allí, acostado en su hamaca, en la que por lo regular<br />

dormía, leía hasta las once. Leía <strong>de</strong> todo, aunque daba la preferencia, en sus horas <strong>de</strong> ocio, a la<br />

historia. Tenía una memoria extraordinaria para las fechas, nombres y sucesos, y no pocas veces<br />

repetía en la mesa páginas <strong>de</strong>l autor que acababa <strong>de</strong> leer, recordando las frases con muy poca<br />

variación <strong>de</strong>l texto original...” 9 .<br />

Este jinete <strong>de</strong> <strong>América</strong>, ¡que <strong>de</strong>scansaba montando a caballo! y que solía repetir que ¡la historia lo<br />

enseña todo!, “...escribía frecuentemente artículos para los periódicos que se publicaban en<br />

Angostura o Bogotá (o en Lima o en Kingston, o en Londres o en París). Solía divertirse también,<br />

en los ratos <strong>de</strong>socupados, si es que los tuvo aún en los meses que permaneció en Cúcuta, en<br />

hacer composiciones poéticas. 'No soy competente para juzgar el mérito <strong>de</strong> aquellas poesías -nos<br />

dice O'Leary-; sin embargo, Olmedo, que no pue<strong>de</strong> tacharse <strong>de</strong> incompetente en la materia, <strong>de</strong>cía, y<br />

hasta llegó a escribirlo, que si <strong>Bolívar</strong> se hubiese <strong>de</strong>dicado a la poesía se habría elevado sobre<br />

Píndaro'“ 10 .<br />

Y un hombre con esa plenitud, con esa integridad tan esplendorosa <strong>de</strong> su ser múltiple que todo lo<br />

abarcaba, sólo podría ser nombrado con una aproximación aceptable, por la poesía. Porque el poeta,<br />

el verda<strong>de</strong>ro poeta, también es el antídoto <strong>de</strong> la común pequeñez, el poeta es torrencialmente vital.<br />

6 I<strong>de</strong>m., p. 1.1.<br />

7 I<strong>de</strong>m., p. 140.<br />

8 I<strong>de</strong>m., p. 140.<br />

9 I<strong>de</strong>m., p. 139<br />

10 Ibi<strong>de</strong>m.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!