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Bolívar: El Hombre de América - Academia Nacional de Medicina

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a éste. Como semejante aseveración dice, por sí sola, más que cuanto yo pudiera <strong>de</strong>cir, no quiero<br />

comentarla” 38 .<br />

Le tocó justamente al coronel Joaquín Posada Gutiérrez recibir al Libertador en el puerto <strong>de</strong> Honda,<br />

y es él, como anfitrión <strong>de</strong> <strong>Bolívar</strong>, el autor <strong>de</strong>l siguiente diálogo:<br />

¿Por qué piensa usted, mi querido coronel, que estoy aquí? Tan extraña pregunta me sorprendió (...)<br />

pero tímidamente (...) le contesté: la fatalidad mi general, -¡Qué fatalidad! ¡No! –me replicó con<br />

vehemencia, yo estoy aquí porque no quise entregar la república al colegio <strong>de</strong> San Bartolomé; y<br />

calló inclinando meditabundo la cabeza sobre el pecho. <strong>El</strong> general Santan<strong>de</strong>r había sido colegial <strong>de</strong>l<br />

San Bartolomé, el mayor número <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong> la Sociedad Filológica y <strong>de</strong> los conjurados <strong>de</strong>l<br />

25 <strong>de</strong> septiembre eran lo habían sido <strong>de</strong>l mismo colegio, y ellos figuraban como comeos <strong>de</strong>l partido<br />

liberal” 39 .<br />

<strong>Bolívar</strong> supo entonces toda la cru<strong>de</strong>za que se encerraba en una <strong>de</strong> sus conclusiones: “Todo el<br />

cuerpo <strong>de</strong> la historia enseña que las gangrenas políticas no se curan con paliativos” 40 .<br />

Que los santan<strong>de</strong>ristas eran una minoría <strong>de</strong> conspiradores y su jefe era un individuo tan<br />

<strong>de</strong>sprestigiado en el pueblo, era un hecho tan notorio que Posada Gutiérrez refiere así: “Tan fuerte<br />

era este temor en el General Santan<strong>de</strong>r que <strong>de</strong> noche para ir a casa <strong>de</strong>l señor Lino <strong>de</strong> Pombo,<br />

secretario <strong>de</strong> lo interior, o a la tertulia <strong>de</strong>l señor Isidoro Cordobés, lo hacía en medio <strong>de</strong> un cuadro<br />

formado por diez y seis o veinte soldados, y tomando otras precauciones” 41 .<br />

Ahora, cuando el Libertador era un simple ciudadano, sin empleo y sin cuartel, aunque amado por el<br />

pueblo, Posada Gutiérrez hace una disquisición entre el <strong>de</strong>recho y la fuerza: Bismarck<br />

recientemente ha aclarado en términos precisos la cuestión: “la fuerza es superior al <strong>de</strong>recho” ha<br />

dicho, y con razón o sin ella, este es el hecho. Es hermoso <strong>de</strong>cir: la opinión es la reina <strong>de</strong>l<br />

mundo: pero la opinión <strong>de</strong>sarmada no es la reina sino la esclava <strong>de</strong> la fuerza: para que logre<br />

algo, es menester que entre a los cuarteles” 42 .<br />

Y <strong>Bolívar</strong> había consagrado que el papel <strong>de</strong> los militares, o sea el <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> una república<br />

verda<strong>de</strong>ramente <strong>de</strong>mocrática, era el <strong>de</strong> emplear “su espada en <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r las garantías sociales” 43 .<br />

Cuando Sucre regresó a Bogotá, el Libertador estaba embarcado en el río Magdalena. Prefirió irse<br />

solo. Manuela quedaba en Bogotá, luchando con un coraje amazónico en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> <strong>Bolívar</strong>. Con<br />

una tristeza serena, el siempre fiel Antonio José <strong>de</strong> Sucre escribió al Libertador:<br />

“Mi General: Cuando he ido a la casa <strong>de</strong> usted para acompañarlo, ya se había marchado. Acaso es<br />

esto un bien, pues me he evitado el dolor <strong>de</strong> la más penosa <strong>de</strong>spedida. Ahora mismo, comprimido<br />

mi corazón, no sé qué <strong>de</strong>cir a usted. Mas, no son las palabras las que pue<strong>de</strong>n fácilmente explicar los<br />

sentimientos <strong>de</strong> mi alma respecto a usted; usted los conoce, pues me conoce mucho tiempo y sabe<br />

que no es su po<strong>de</strong>r, sino su amistad, la que me ha inspirado el más tierno afecto a su persona. Lo<br />

conservaré cualquiera que sea la suerte que nos quepa, y me lisonjeo que usted me conservará el<br />

38<br />

38. POSADA GUTIERREZ, Joaquín. Op. cit., T. n, p. 91.<br />

39<br />

39. l<strong>de</strong>m., T. J;I, p. 91.<br />

40<br />

40. BOLÍVAR, Simón. A José Marta Castillo. Bucaramanga, 11 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1828.<br />

41<br />

POSADA GUITÉRREZ, Joaquín. Op. Cit., T II, p. 205<br />

42<br />

I<strong>de</strong>m. T. II, p. 239.<br />

43<br />

BOLÍVAR, Simón. Última proclama. San Pedro Alejandrino en Santa Marta, 10 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong><br />

1830.

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