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Bolívar: El Hombre de América - Academia Nacional de Medicina

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po<strong>de</strong>r proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> los hombres, que pue<strong>de</strong>n darse el gobierno que convenga. <strong>El</strong> gobierno tiene, sin<br />

embargo, siempre algo divino, porque ejerce un po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> origen divino” 25 .<br />

Pero el hecho <strong>de</strong> que esa doctrina sea compatible con todas las formas <strong>de</strong> gobierno monárquico o<br />

aristocrático, no soluciona el problema <strong>de</strong>l origen <strong>de</strong>l Po<strong>de</strong>r. La monarquía, la aristocracia o la<br />

<strong>de</strong>mocracia tienen que legitimar <strong>de</strong> alguna manera el gobierno que <strong>de</strong>tentan. Son los gran<strong>de</strong>s<br />

pensadores medievales los que comienzan por <strong>de</strong>batir la cuestión.<br />

Ya en la antigüedad (casi medio milenio antes <strong>de</strong> nuestra era), el gran filósofo Confucio había<br />

expresado en China: “Obtén el afecto <strong>de</strong>l pueblo y obtendrás el imperio. Pier<strong>de</strong> el afecto <strong>de</strong>l pueblo<br />

y per<strong>de</strong>rás el imperio” 26 .<br />

Al precisar su tesis, el filósofo manifiesta: “Por eso, un príncipe <strong>de</strong>be, ante todo, velar atentamente<br />

por su principio racional y moral. Si posee las virtu<strong>de</strong>s que son su consecuencia, poseerá el corazón<br />

<strong>de</strong> los hombres; si posee el corazón <strong>de</strong> los hombres, poseerá también el territorio; si posee el<br />

territorio, posee sus rentas; si tiene sus rentas, podrá hacer uso <strong>de</strong> ellas para la administración <strong>de</strong>l<br />

Estado. <strong>El</strong> principio racional y moral es la base fundamental; las riquezas no son sino lo<br />

accesorios” 27 .<br />

En Tiempos tan remotos Confucio pensaba en la configuración <strong>de</strong> un Estado que podríamos<br />

caracterizar como monárquico-<strong>de</strong>mocrático, concediéndole a la ética importancia <strong>de</strong> primer or<strong>de</strong>n.<br />

La ética, <strong>de</strong> mano <strong>de</strong>l factor racional. Por eso agrega: “Si un Estado se halla gobernado por los<br />

principios <strong>de</strong> la razón, la pobreza y la miseria son casos <strong>de</strong> vergüenza; si un Estado no se halla<br />

gobernado por los principios <strong>de</strong> la razón, los casos <strong>de</strong> vergüenza son entonces la riqueza y los<br />

honores” 28 .<br />

Inclusive, aceptando el supuesto origen divino <strong>de</strong>l Po<strong>de</strong>r, el gran filósofo chino advierte: “<strong>El</strong><br />

mandato <strong>de</strong>l cielo, que da a un hombre la soberanía, no se la confiere para siempre. Lo que significa<br />

que practicando el bien o la justicia, se obtiene, y que practicando el mal la injusticia, se pier<strong>de</strong>” 29 .<br />

Sin duda se trata <strong>de</strong> un pensamiento revolucionario para su época. Pero subsiste la niebla religiosa<br />

cubriendo el origen <strong>de</strong>l Po<strong>de</strong>r. Casi mil quinientos años <strong>de</strong>spués, Tomás <strong>de</strong> Aquino afirmará que el<br />

atributo esencial <strong>de</strong> la soberanía es el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> hacer leyes y qUe dicho po<strong>de</strong>r correspon<strong>de</strong> a la<br />

multitud entera o a quien la representa. <strong>El</strong> po<strong>de</strong>r se halla, pues, originalmente en las manos <strong>de</strong><br />

todos, y si se reconcentra en las manos <strong>de</strong> algunos nada más, o <strong>de</strong> uno solo, es porque se le<br />

consi<strong>de</strong>ra representante <strong>de</strong> la multitud; “es, pues, a título <strong>de</strong> representar a la multitud, como el<br />

príncipe o el magistrado pue<strong>de</strong>n hacer las leyes. Es en la multitud don<strong>de</strong> el po<strong>de</strong>r soberano tiene<br />

su origen” 30 .<br />

Avanzando más, Francisco Suárez bosqueja la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l contrato social como núcleo básico <strong>de</strong>l<br />

po<strong>de</strong>r. Los hombres, dice él, “Por especial voluntad o común consentimiento se reúnen en un solo<br />

25 Ibi<strong>de</strong>m.<br />

26 "Confucio y Mencio". Traducción <strong>de</strong> Juan y José Bergua. Madrid, 1954. P. 47.<br />

27 Ibi<strong>de</strong>m.<br />

28 I<strong>de</strong>m. Pp. 114 -115.<br />

29 I<strong>de</strong>m. P. 48.<br />

30 SANCHEZ VIAMONTE: "<strong>El</strong> Po<strong>de</strong>r Constituyente". Buenos Aires, Argentina, 1967. P. 136.

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