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UNESCO. General Conference; 30th; Records ... - unesdoc - Unesco

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26.19 Para que esta “conspiración ética” que la <strong>UNESCO</strong> promueve alcance el éxito debido, es preciso<br />

suscitar un amplísimo clamor popular. Vox populi, vox Dei, afirmaban los romanos. Todos juntos -sin olvidar que<br />

en la diferencia está nuestra gran riqueza, pero que en la unidad reside nuestra fuerza- podremos cambiar los<br />

rumbos actuales y lograr un mundo más justo, pacífico y solidario. ¡El clamor popular! Que los gritos se<br />

conviertan en un clamor a escala universal, y que éste llegue a ser para los decisores expresión de lo que deben<br />

seguir, de la fuerza más pujante de todas: la fuerza indomable del espíritu.<br />

26.20 La paz que la <strong>UNESCO</strong> cultiva en todo el mundo mediante un trabajo tenaz en sus ámbitos de<br />

competencia no es la simple represión de los conflictos ni el hueco que deja la violencia cesante. La paz que<br />

procuramos es la paz justa y duradera de la convivencia cordial, la participación democrática, la seguridad<br />

humana, la educación para todos y el desarrollo respetuoso con el medio ambiente. Es la paz que puede<br />

garantizar a las generaciones venideras un planeta limpio, un crecimiento armónico y un futuro de libertad.<br />

26.21 Esta convicción de que la paz no es simplemente la ausencia de guerra, de que la violencia no es sólo la<br />

violencia física sino también la pobreza, la miseria y el desamor; esta convicción nos lleva a este gran quehacer<br />

social que exige la participación consciente y la aportación diaria de todos los ciudadanos y que encontró su<br />

primera formulación práctica en el “Congreso Internacional sobre la Paz en la Mente de los Hombres”,<br />

organizado por la <strong>UNESCO</strong> en Yamusukro, Côte d’Ivoire, en julio de 1989. París, San Salvador, Venecia y<br />

Manila acogieron luego reuniones y conferencias en las que se fue puliendo el concepto de “cultura de paz”, que<br />

la 28ª reunión de la Conferencia <strong>General</strong>, en 1995, adoptó como base del Proyecto Transdisciplinario “Hacia una<br />

cultura de paz”. Estas decisiones han permitido multiplicar las iniciativas en pro de la paz y, en particular,<br />

redoblar los esfuerzos preventivos y los que se realizan en situaciones de posconflicto.<br />

26.22 La <strong>UNESCO</strong> ha actuado con rapidez y eficacia en El Salvador, Guatemala, Rwanda, Somalia, Camboya<br />

y Bosnia y Herzegovina -por citar sólo los casos más notorios-, y su trabajo ha suscitado un movimiento mundial<br />

de amplio espectro en favor de esos principios. En 1997, la Asamblea <strong>General</strong> de las Naciones Unidas proclamó<br />

que el año 2000 sería el “Año Internacional de la Cultura de Paz”. Ese reconocimiento del máximo órgano de<br />

representación de la comunidad internacional refrenda el valor que la <strong>UNESCO</strong> asigna a este enfoque<br />

estratégico, al tiempo que añade relieve al concepto y contribuye a su difusión. La idea de forjar una cultura de<br />

paz y no violencia constituye ya, por su dinamismo y arraigo, un proyecto de futuro capaz de suscitar<br />

entusiasmos y aunar voluntades en las décadas venideras. El fin de siglo y de milenio que ahora vivimos es un<br />

momento adecuado para hacer balance de los errores y aciertos del siglo que concluye. Este examen de<br />

conciencia debería contribuir al cambio de rumbo que la humanidad, hoy más que nunca, necesita.<br />

26.23 Muchos de ustedes, y yo desde luego, pertenecemos a una generación que ha vivido momentos<br />

turbulentos, tanto física como espiritualmente. Tenemos la experiencia y la visión única, insustituible e<br />

imprescindible de los ojos que miran adelante a través de hondas cicatrices. Ya no podemos sino ofrecer nuestro<br />

consejo. Corresponde ahora a las jóvenes generaciones tomar el relevo. Es su turno. A ellas quiero dedicar estas<br />

últimas reflexiones personales.<br />

26.24 En el desempeño de mis responsabilidades al frente de la <strong>UNESCO</strong>, he visto a los hambrientos, los que<br />

van a morir de enfermedades curables, los excluidos y marginados, los que malviven sin esperanza, los acallados,<br />

los silenciosos. Por eso he proclamado muchas veces que es preciso tener conciencia cada día de ese mundo<br />

oculto, a veces tan próximo. Es preciso que no sólo nos conmueva lo que vemos. Tenemos que aprender a mirar<br />

más allá de la epidermis, más allá de las apariencias. Sólo así desearemos y procuraremos las transformaciones<br />

necesarias e impostergables.<br />

26.25 Un poeta de la tierra natal de mis padres, Tortosa, en el Bajo Ebro, Jesús Massip, escribió estos versos:<br />

“Ahora vuelven las horas / y nos encuentran maduros y dóciles”. Yo espero que los jóvenes continuadores de<br />

nuestro empeño no se resignen nunca a la docilidad, que mantengan enhiesta la bandera de la rebeldía pacífica<br />

ante lo inaceptable, que combatan sin tregua contra la injusticia, la pobreza, la ignorancia y la opresión. Este<br />

compromiso ético es la fuerza decisiva que les permitirá edificar un mundo más democrático, más equitativo y<br />

más solidario; una sociedad donde la paz y la libertad proporcionen a todo ser humano una vida digna y plena<br />

que le permita realizar sus mejores aspiraciones. Un planeta que sea por fin, como soñó el poeta Juan Ramón<br />

Jiménez: “un mundo todo uno para todos”.<br />

26.26 Señora Presidenta, señoras y señores: Quisiera ahora dedicar unas palabras a algunas de las personas<br />

que tanto han significado para mí, personas que me ayudaron a llegar aquí hace doce años y que después me han<br />

ayudado en mi camino. No voy a hacerlo. No voy a hacerlo porque esta ha sido una sesión muy emotiva, larga y<br />

densa, y porque además podría cometer olvidos que después no me perdonaría. Pero sí quiero recordar, de entre<br />

aquellos que tanto me ayudaron, a los que ya no están pero siguen estando presentes cada día en mi memoria. En<br />

primer lugar quiero recordar a Marie-Annick Martin-Sané; quiero recordar a don Ramón Areces; quiero recordar<br />

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