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A. La corte de Alfonso VIII - Gonzalo de Berceo

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datar y enten<strong>de</strong>r el Poema <strong>de</strong> mio Cid, como explicaré más a<strong>de</strong>lante, en el capítulo <strong>de</strong>dicado a<br />

esta obra.<br />

I. B. 1-. i) Hacia <strong>La</strong>s Navas <strong>de</strong> Tolosa.<br />

En cualquier caso, el único enemigo serio que le quedaba a <strong>Alfonso</strong> <strong>VIII</strong> a comienzos <strong>de</strong>l<br />

siglo XIII eran los almoha<strong>de</strong>s. Ante ellos había sufrido en Alarcos el castellano la mayor <strong>de</strong>rrota<br />

<strong>de</strong> su reinado, por lo que es lógico pensar que <strong>Alfonso</strong> <strong>VIII</strong> estuviera <strong>de</strong>seoso <strong>de</strong> vengarse.<br />

A<strong>de</strong>más, la lucha contra los musulmanes era una fuente <strong>de</strong> prestigio internacional para los<br />

castellanos, puesto que estaba promocionada por el Papa. Por todo ello, al expirar las treguas con<br />

el Imperio Almoha<strong>de</strong> en 1210, <strong>Alfonso</strong> <strong>VIII</strong> <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> no renovarlas y prepararse para una<br />

confrontación <strong>de</strong>cisiva. Castilla estaba aliada entonces con Aragón, a quien a<strong>de</strong>más habían<br />

atacado los almoha<strong>de</strong>s en 1210, y con León, merced al matrimonio <strong>de</strong> <strong>Alfonso</strong> IX y doña<br />

Berenguela. El infante don Fernando, hijo <strong>de</strong> <strong>Alfonso</strong> <strong>VIII</strong>, era uno <strong>de</strong> los mayores partidarios <strong>de</strong><br />

no renovar las treguas, y escribió al papa Inocencio III en 1210 explicándole sus<br />

<strong>de</strong>seos<br />

(Martínez Díez,<br />

<strong>Alfonso</strong> <strong>VIII</strong> 174). El Papa respondió ese mismo año, exhortando a los obispos<br />

hispanos a que propusiesen la guerra en sus diócesis respectivas y concediendo a los<br />

participantes en<br />

la lucha los mismos <strong>de</strong>rechos que a los cruzados. <strong>La</strong> Cruzada se predicó, por<br />

tanto, por todos<br />

los reinos ibéricos, e incluso al otro lado <strong>de</strong>l Pirineo, como luego veremos.<br />

Ante estas preparaciones, los almoha<strong>de</strong>s<br />

respondieron predicando también la Guerra<br />

Santa. De este modo,<br />

los musulmanes lograron reunir en la Península un ejército <strong>de</strong> más <strong>de</strong><br />

200.000 hombres,<br />

número que Martínez Díez consi<strong>de</strong>ra "casi impensable para el siglo XIII"<br />

(<strong>Alfonso</strong> <strong>VIII</strong> 175).<br />

Con esta enorme fuerza, los almoha<strong>de</strong>s lanzaron una exitosa campaña contra<br />

la fortaleza y tierras <strong>de</strong> Salvatierra en 1211 (Martínez Díez, <strong>Alfonso</strong> <strong>VIII</strong> 177-78).<br />

Los castellanos <strong>de</strong>bían hacer frente a esta gigantesca amenaza. Por ello, aunque en este<br />

año murió <strong>de</strong> unas<br />

fiebres el joven infante don Fernando, como explicamos arriba, <strong>Alfonso</strong> <strong>VIII</strong><br />

intensificó su<br />

campaña <strong>de</strong> reclutamiento. <strong>Alfonso</strong> <strong>VIII</strong> envió a Rodrigo Jiménez <strong>de</strong> la Rada a<br />

Francia, don<strong>de</strong> el rey Felipe Augusto lo acogió fríamente, y a Provenza, don<strong>de</strong> los trovadores ya<br />

estaban llamando<br />

a la Cruzada. A<strong>de</strong>más, el castellano envió a su médico inglés Arnaldo a los<br />

territorios ingleses <strong>de</strong> Gascuña y el Poitou, don<strong>de</strong> se alcanzó bastante éxito <strong>de</strong> reclutamiento. Por

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