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A. La corte de Alfonso VIII - Gonzalo de Berceo

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con los moros peninsulares. Sin embargo, el rey Yúcef <strong>de</strong> Marruecos representa una enorme<br />

amenaza para los hombres <strong>de</strong> Rodrigo. El marroquí trae un enorme ejército invasor, <strong>de</strong> cincuenta<br />

mil<br />

hombres:<br />

Aquel rey <strong>de</strong> Marruecos<br />

ajuntava sus virtos,<br />

con cincuaenta vezes mill <strong>de</strong> armas todos fueron conplidos,<br />

entraron sobre mar, en las barcas son metidos,<br />

van buscar a Valencia, a mio Cid don Rodrigo;<br />

arribado an en las naves, fuera eran exidos. (1625-29)<br />

Esta situación presenta gran<strong>de</strong>s similitu<strong>de</strong>s con la que vivió la Castilla <strong>de</strong> finales <strong>de</strong>l siglo XII y<br />

comienzos <strong>de</strong>l siglo XIII, entre las gran<strong>de</strong>s batallas <strong>de</strong> Alarcos y <strong>La</strong>s Navas <strong>de</strong> Tolosa. Al igual<br />

que el Cid, <strong>Alfonso</strong> <strong>VIII</strong> también había tenido aliados moros peninsulares, como el rey Lobo <strong>de</strong><br />

Murcia. Asimismo, <strong>Alfonso</strong> <strong>VIII</strong> había sido amenazado por un enorme ejército norteafricano,<br />

li<strong>de</strong>rado por un rey también llamado Yusuf (Yúcef en el Poema <strong>de</strong> mio Cid): el califa Abu Yusuf<br />

ibn Yakub (Martínez Díez, <strong>Alfonso</strong> <strong>VIII</strong> 142-43). Sabemos<br />

que <strong>Alfonso</strong> <strong>VIII</strong> fue <strong>de</strong>rrotado en<br />

Alarcos, y que pensó que para vencer a los almoha<strong>de</strong>s <strong>de</strong>bía recurrir a la cruzada, es <strong>de</strong>cir, a<br />

enfatizar el lado religioso <strong>de</strong> la contienda.<br />

Esto es precisamente lo que ocurre en el Poema <strong>de</strong> mio Cid. El autor presenta la lucha en<br />

términos religiosos: los cristianos <strong>de</strong> l Cid se enfrentan a "las yentes <strong>de</strong>screídas"<br />

<strong>de</strong> Marruecos<br />

(1631). También es en este momento en el que se menciona a guerreros ultramontanos, como los<br />

que acudieron a la cruzada <strong>de</strong> <strong>La</strong>s Navas, que importan un espíritu <strong>de</strong> cruzada. Es el caso <strong>de</strong>l<br />

obispo don Jerónimo, que viene a Valencia porque<br />

<strong>de</strong>sea verse "con moros en el campo" (1293),<br />

y que absuelve a los guerreros <strong>de</strong>l Cid que caigan en el combate contra<br />

Yúcef, un recurso típico<br />

<strong>de</strong> la cruzada:<br />

A los mediados gallos, antes <strong>de</strong> la mañana,<br />

el obispo don Jerónimo la missa les cantava;<br />

la missa dicha, grant soltura les dava:<br />

"El que aquí muriere lidiando <strong>de</strong> cara,<br />

préndol' yo los pecados e Dios le abrá el alma". (1701-05)<br />

Por consiguiente, el Poema <strong>de</strong> mio Cid utiliza la christianitas al modo alfonsí, tanto en general<br />

(proponiendo la piedad religiosa como una virtud fundamentalmente útil), como en particular<br />

(especificando los beneficios que produce la exacerbación <strong>de</strong> la piedad<br />

en guerra <strong>de</strong> religión). En

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