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A. La corte de Alfonso VIII - Gonzalo de Berceo

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En este pasaje, se aprecia perfectamente el excelente funcionamiento <strong>de</strong>l ardid<br />

<strong>de</strong> Rodrigo. <strong>La</strong><br />

codicia ciega a los moros ("al sabor <strong>de</strong> pren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> lo ál non piensan nada"). El Cid simula la<br />

huida <strong>de</strong>spavorida ("Mio Cid, cuando los vio fuera, cogiós' commo <strong>de</strong> arrancada"). A<br />

continuación, se vuelve para comprobar que los moros se han alejado <strong>de</strong>masiado <strong>de</strong> su fortaleza<br />

("El buen Campeador la su cara tornava, / vio que entr' ellos e el castiello mucho avié grand<br />

plaça"), y or<strong>de</strong>na a sus tropas volverse para coger<br />

al enemigo en <strong>de</strong>scubierto ("entr' ellos e el<br />

castiello en essora entravan"). De este modo, los <strong>de</strong>l Cid obtienen<br />

la resistente ciudad <strong>de</strong><br />

Alcocer. El p oeta no duda en calificar esta acción <strong>de</strong> "maña" , y en atribuirle toda la<br />

responsabilidad <strong>de</strong> la misma al Cid ("Mio Cid gañó a Alcocer, sabet,<br />

por esta maña"). Por tanto,<br />

es necesario concluir que, al igual que sucedía en el Libro <strong>de</strong> Alexandre,<br />

el ardid bélico se<br />

entien<strong>de</strong> como algo perfectamente válido, y como una muestra indudable <strong>de</strong> la sapientia práctica<br />

<strong>de</strong>l héroe.<br />

De hecho, algunos <strong>de</strong> los ardi<strong>de</strong>s d el Cid aparecen en situaciones no bélicas. Así, por<br />

ejemplo, el Cid estafa al comienzo <strong>de</strong> la obra a dos prestamistas judíos, como<br />

es sabido. El héroe<br />

expresa algún remordimiento por este hecho:<br />

"Véalo el Criador con todos los sos santos,<br />

yo más non puedo e amidos lo fago". (94-95)<br />

Sin embargo, la estafa se consuma, y no es la única ocasión en la que las mañas <strong>de</strong> Rodrigo se<br />

extien<strong>de</strong>n a contextos civiles. Otro ejemplo es la ocasión, ya comentada, en la que el Cid usa la<br />

vigilia en San<br />

Serván como excusa para no entrar en Toledo:<br />

Pora Toledo el rey tornada da,<br />

essa noch mio Cid Tajo non quiso passar:<br />

"¡Merced, ya rey, sí el Criador vos salve!<br />

Pensad, señor, <strong>de</strong> entrar en la cibdad<br />

e yo con los mios posaré a San Serván.<br />

<strong>La</strong>s mis compañas esta noche llegarán,<br />

terné vigilia en aqueste santo logar,<br />

cras mañana entraré a la cibdad<br />

e iré a la cort enantes <strong>de</strong> yantar". (3043-51)<br />

Muy parecido es el episodio en el que el Cid rehúsa sentarse en el escaño <strong>de</strong>l rey <strong>Alfonso</strong> VI en<br />

las <strong>corte</strong>s <strong>de</strong> Toledo, porque prefiere quedarse seguro, ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> los suyos:<br />

"Sed en vuestro escaño commo rey e señor,

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