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A. La corte de Alfonso VIII - Gonzalo de Berceo

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los pies e las manos, commo a tan buen señor,<br />

que l'aya<strong>de</strong>s merced, sí vos vala el Criador."<br />

(1322-25)<br />

"[. . .] bésavos las manos que los prenda<strong>de</strong>s [los ciento cavallos] vós;<br />

razónas' por vuestro vassallo e a vós tiene por señor" (1338-39).<br />

Sin lugar a dudas, esta muestra <strong>de</strong> humildad y lealtad complace a <strong>Alfonso</strong> VI. Sin embargo,<br />

lo<br />

que más impresiona al monarca es la generosidad <strong>de</strong>l Cid.<br />

Así, en la primera embajada Minaya<br />

se presenta en la <strong>corte</strong> y le regala treinta caballos<br />

al rey:<br />

Ido es a Castiella Alvar Fáñez Minaya,<br />

treinta cavallos al rey los enpresentava.<br />

Violos el rey, fermoso sonrisava:<br />

"¿Quí·n' los dio éstos, sí vos vala Dios, Minaya?" (871-74)<br />

<strong>La</strong> alegre y afable reacción <strong>de</strong> <strong>Alfonso</strong> VI ante los treinta caballos, antes incluso <strong>de</strong> saber quién<br />

se los manda y por qué, es prueba <strong>de</strong> que es principalmente el regalo en sí lo que conmueve al<br />

rey. Si treinta caballos, ciertamente un rico regalo en la época, impresionan a <strong>Alfonso</strong> VI, se<br />

pue<strong>de</strong> imaginar su alegría ante los presentes que le sigue enviando Rodrigo: cien caballos en la<br />

segunda embajada (1270-384), y un número fabuloso,<br />

doscientos, en la tercera (1804-914). Por<br />

ello, consi<strong>de</strong>ro que es principalmente la riqueza <strong>de</strong> los regalos <strong>de</strong> Rodrigo, es <strong>de</strong>cir, su<br />

generosidad, lo que mueve a <strong>Alfonso</strong> VI a perdonar al Cid:<br />

"¡Oídme, Minaya, e vós, Per Vermúez!<br />

Sírvem' mio Cid el Campeador,<br />

él lo merece e <strong>de</strong> mí abrá perdón;<br />

viniéssem' a vistas, si oviesse <strong>de</strong>nt sabor". (1897-99)<br />

Por consiguiente, es necesario concluir que el Poema <strong>de</strong> mio Cid propone la generosidad como<br />

una virtud que produce resultados políticos.<br />

Otro beneficiario <strong>de</strong> los dones <strong>de</strong>l Cid es la Iglesia. Al igual que sucedía en el caso <strong>de</strong> los<br />

presentes envi ados a <strong>Alfonso</strong> VI, al gunos <strong>de</strong> estos regalos le producen al héroe resultados<br />

prácticos. Así, por ejemplo, cuando e l Cid <strong>de</strong>ja a su mujer e hijas<br />

en el monasterio <strong>de</strong> San Pedro<br />

<strong>de</strong> Car<strong>de</strong>ña, el héroe le promete insistentemente su retribución al abad<br />

don Sancho:<br />

"[. . .] non quiero fazer en el mon esterio un dinero <strong>de</strong> daño". (252)<br />

El abbat don Sancho tornan <strong>de</strong> castigar

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