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A. La corte de Alfonso VIII - Gonzalo de Berceo

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categoría, cuando su héroe no culpa al rey, sino que acepta su <strong>de</strong>creto como un golpe <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>stino.<br />

En efecto, para apreciar bien la reacción <strong>de</strong>l Cid <strong>de</strong>l Poema <strong>de</strong> mio Cid ante su <strong>de</strong>stierro,<br />

conviene estudiar la <strong>de</strong> sus posibles mo<strong>de</strong>los, los vasallos rebel<strong>de</strong>s, en situaciones similares. Así,<br />

po<strong>de</strong>mos recordar que, en la Historia Ro<strong>de</strong>rici, Rodrigo había respondido a su injusto <strong>de</strong>stierro<br />

<strong>de</strong> una manera muy diferente: "nimia motus ira et tristicia" (923), "movido por mucha ira y<br />

tristeza". A su vez, el Cid <strong>de</strong>l romance "En Santa Agueda <strong>de</strong> Burgos" había salido con agrado, y<br />

profiriendo amenazas, <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> su señor (Romancero 149). Sin embargo, la reacción <strong>de</strong>l<br />

nuevo héroe <strong>de</strong>l Poema <strong>de</strong> mio Cid es absolutamente contraria a la <strong>de</strong> sus mo<strong>de</strong>los probables. En<br />

vez <strong>de</strong> estallar en ira y enfrentarse a su señor, este Cid<br />

acepta la situación exhibiendo la<br />

sorpren<strong>de</strong>nte cualidad <strong>de</strong> la mesura:<br />

Sospiró mio Cid, ca mucho avié gran<strong>de</strong>s cuidados,<br />

fabló mio Cid bien e tan mesurado:<br />

"¡Grado a ti, Señor, Padre que estás en alto!<br />

¡Esto me an buelto mios enemigos malos!" (6-9)<br />

Incluso los propios adjetivos que el poeta castellano aplica a las palabras <strong>de</strong>l Cid contrastan<br />

abiertamente con las que caracterizaban en los cantares <strong>de</strong> vasallo rebel<strong>de</strong> a los<br />

parlamentos <strong>de</strong><br />

los héroes. En el romance "Castellanos y leoneses", Fernán González es calificado <strong>de</strong><br />

"<strong>de</strong>smesurado" por el rey <strong>de</strong> León, y respon<strong>de</strong> a su señor "como aquel que era osado"<br />

(Romancero 123). De modo semejante,<br />

en el romance "Cabalga Diego <strong>La</strong>ínez", Rodrigo habla<br />

"con una voz alterada" (Romancero 135). Por el contrario, en la escena <strong>de</strong>l Poema <strong>de</strong> mio Cid<br />

que acabamos <strong>de</strong> citar, el héroe habla " bien e tan mesurado".<br />

De hecho, la mesura es la cualidad más característica <strong>de</strong> este peculiar Cid, quien la<br />

practica en numerosas ocasiones a lo largo <strong>de</strong> la obra. Así, el héroe castellano acepta un mal<br />

agüero <strong>de</strong> una manera muy parecida a la anterior:<br />

A la exida <strong>de</strong> Biva r<br />

ovieron la corneja diestra<br />

e entrando a Burgos oviéronla siniestra.<br />

Meció mio Cid los ombros e engrameó la tiesta:<br />

"¡Albricia, Albar Fáñez, ca echados somos <strong>de</strong> tierra!" (9-14)<br />

Ante el <strong>de</strong>stierro, el Cid da gracias a Dios ("'¡Grado<br />

a ti, Señor, padre que estás en lo alto! / ¡Esto<br />

me an buelto mios enemigos malos!'"); ante los malos augurios, el héroe le pi<strong>de</strong> albricias a su

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