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A. La corte de Alfonso VIII - Gonzalo de Berceo

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Esta opinión se confirma al comprobar que el Cid utiliza a don Jerónimo y a su espíritu<br />

<strong>de</strong> cruzada cuando se ve acosado por tropas musulmanas proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l norte <strong>de</strong> Africa.<br />

Conviene subrayar que solamente en esta parte <strong>de</strong>l Poema <strong>de</strong> mio Cid se percibe algo semejante<br />

a un i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> cruzada. Recor<strong>de</strong>mos que anteriormente el Cid se ha portado clementemente con<br />

los moros peninsulares (614-22), y que tiene un "amigo <strong>de</strong> paz" en el alcai<strong>de</strong> <strong>de</strong> Medina, el moro<br />

Abengalvón (1464). De hecho, jamás se ha mencionado la cruzada religiosa entre las<br />

motivaciones <strong>de</strong>l Cid o <strong>de</strong> sus enemigos, los moros peninsulares. Sin embargo, el tono cambia<br />

totalmente cuando el poeta narra la invasión <strong>de</strong> las tropas <strong>de</strong>l rey <strong>de</strong> Marruecos:<br />

Dezirvos quiero nuevas <strong>de</strong> allent partes <strong>de</strong>l mar,<br />

<strong>de</strong> aquel rey Yúcef que en Marruecos está.<br />

Pésol' al rey <strong>de</strong> Marruecos <strong>de</strong> mio Cid don Rodrigo:<br />

"Que en mis hereda <strong>de</strong>s fuertemientre es metido<br />

e él non ge lo gra<strong>de</strong> ce sinon a Jesucristo".<br />

Aquel rey <strong>de</strong> Mar ruecos ajuntava sus virtos,<br />

con cincuaenta vezes m ill <strong>de</strong> armas todos fueron conplidos,<br />

entraron sobre mar, en las barcas son metidos,<br />

van buscar a Vale ncia, a mio Cid don Rodrigo;<br />

arribado an en las naves, fuera<br />

eran exidos.<br />

Llegaron a Valen cia, la que mio Cid a conquista,<br />

fincaron las tiendas e posan las yentes <strong>de</strong>screídas. (1620-31)<br />

Yúcef no dice que ataca al Cid porque el castellano le esté arrasando las tierras <strong>de</strong> sus vasallos,<br />

lo que estaría más <strong>de</strong> acuerdo con el espíritu <strong>de</strong> las luchas entre los moros peninsulares y los<br />

castellanos. El marroquí ataca por motivos que parecen ser fundamentalmente religiosos: "'Que<br />

en mis<br />

hereda<strong>de</strong>s fuertemientre es metido / e él non ge lo gra<strong>de</strong>ce sinon a Jesucristo'". A<strong>de</strong>más,<br />

el poeta refuer za este ambiente <strong>de</strong> guerra santa al aplicar el apelativo <strong>de</strong> "las yentes <strong>de</strong>screídas" a<br />

los musulmanes. Esta calificación n o se había usado anteriormente<br />

para referirse a los moros<br />

peninsulares. De hecho, jamás se había caracterizado a ningún<br />

enemigo <strong>de</strong>l Cid exclusivamente<br />

por su religión, ni siquiera a los dos prestamistas judíos a quien el héroe engaña<br />

al comienzo <strong>de</strong>l<br />

poema (78-212). Suponemos que Rachel y Vidas son judíos por sus nombres, 112 y lo mismo<br />

112 De hecho, existe una singular polémica acerca <strong>de</strong> si Rachel y Vidas son judíos o no. Garci-Gómez sostiene que<br />

son dos comerciantes amigos <strong>de</strong>l Cid, posiblemente <strong>de</strong> origen lombardo (El Burgos *; "Mio Cid" 85-112). Sin<br />

embargo, otros estudiosos han <strong>de</strong>mostrado que los nombres <strong>de</strong> los usureros <strong>de</strong>notan su origen judío (Salvador<br />

Miguel; *).

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