Libro IV Congreso Internacional 2014

En México, de acuerdo con INEGI (2014) existen aproximadamente 4 millones 15 mil
unidades empresariales, de las cuales el 99.8% son PyMEs que generan el 52% del
Producto Interno Bruto (PIB) y el 72% del empleo, lo que significa que 27, 727,406
personas trabajando para ellas, el 95,2% son microempresas, el 4,3% son pequeñas y el
0,3% son medianas y solamente el 0,2% son grandes firmas, en cuanto al personal ocupado.
Las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs) tienen sus orígenes en México
desde mediados del siglo XX, resultado del proceso del modelo económico denominado
“desarrollo estabilizador” de los gobiernos de Adolfo López Mateos y Adolfo Ruiz
Cortines donde la economía mexicana tuvo un considerable desarrollo derivado del
robustecimiento del Estado.
MIPYMES, COMPETITIVIDAD Y DESARROLLO ORGANIZACIONAL
En las economías emergentes como México, están surgiendo nuevas líneas de negocio para
las PyMEs, que se llevan a cabo mediante la realización de fusiones y alianzas estratégicas
entre grandes corporaciones con pequeñas y medianas empresas. Lo anterior sugiere una
necesidad de cambio inminente.
Entiéndase que, la competitividad organizacional es la capacidad de una organización para
desarrollar y mantener sus ventajas competitivas que le permiten disfrutar y sostener una
posición preferencial o líder en el mercado. Para que una empresa sea considerada
competitiva organizacionalmente hablando, se requiere un equipo directivo dinámico,
actualizado, abierto que reduzca o elimine la resistencia a los cambios con que se enfrenta
la organización de manera constante.
El desarrollo organizacional identifica áreas donde se necesita un cambio. Para las PyMEs
desconocer la nueva cultura de desarrollo organizacional se convierte en un área de
vulnerabilidad, ya que es una herramienta que puede influenciar la productividad de una
empresa para la mejora de: estructura, procesos y sistemas, esta sería una de las mejores
maneras para asegurar la competitividad organizacional.
Warren Bennis contempla el Desarrollo Organizacional como “una respuesta al cambio,
una compleja estrategia con la finalidad de cambiar las creencias, actitudes, valores y
estructura de la organizaciones, de modo que éstas puedan adaptarse mejor a las nuevas
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