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258 CAPÍTULO 10 D INERO Y B ANCOS C ENTRALES<br />
tatarios, de diversificación de riesgo y de creación de<br />
liquidez. También muestran inventiva en la búsqueda<br />
de maneras de evitar los costos que le son impuestos<br />
por la regulación financiera. Los intermediarios financieros<br />
se enfrentan a dos tipos de regulación:<br />
■ Seguro de depósitos.<br />
■ Reglas de balance.<br />
Seguro de depósitos En Estados Unidos, los depósitos<br />
de la mayor parte de los intermediarios financieros<br />
están asegurados por la FDIC (Federal Deposit Insurance<br />
Corporation, Corporación Federal del Seguro de Depósitos).<br />
La FDIC es una entidad federal que obtiene sus<br />
ingresos de las primas de seguro obligatorias pagadas por<br />
los bancos comerciales y otros intermediarios financieros.<br />
La FDIC maneja dos fondos de seguro separados: el BIF<br />
(Bank Insurance Fund, Fondo de Seguro Bancario), que<br />
asegura los depósitos en los bancos comerciales, y el<br />
SAIF (Saving Association Insurance Fund, Fondo de<br />
Seguro de Asociaciones de Ahorro), que asegura los<br />
depósitos de asociaciones de ahorro, bancos de ahorro<br />
y uniones de crédito. Cada uno de estos fondos asegura<br />
depósitos por un monto de hasta 100,000 dólares.<br />
En América Latina, el seguro de depósitos abarca en<br />
la mayoría de los casos sólo los depósitos en los bancos<br />
comerciales. En Argentina, los depósitos están asegurados<br />
por SEDESA (Seguro de Depósitos, S.A.) y en Brasil por<br />
el FGC (Fondo de Garantía de Crédito). En ambos casos,<br />
las entidades aseguradoras son de carácter privado. En<br />
países como México y Colombia, los depósitos están<br />
asegurados por entidades federales y departamentos,<br />
respectivamente. Hasta hace unos años, la entidad que<br />
aseguraba el ahorro en México era el Fondo Bancario<br />
de Protección al Ahorro (FOBAPROA). Esta institución<br />
ha sido recientemente sustituida por el Instituto de Protección<br />
al Ahorro Bancario (IPAB). En Colombia, el seguro<br />
está a cargo del Fondo de Garantía de Instituciones<br />
Financieras (FOGAFIN). Igual que en Estados Unidos,<br />
los fondos latinoamericanos para el seguro de depósitos<br />
obtienen sus ingresos de las primas de seguro obligatorias<br />
pagadas por los bancos comerciales. Debido al mayor<br />
riesgo que se atribuye a los bancos latinoamericanos en<br />
comparación con el riesgo que enfrentan los bancos de<br />
los países desarrollados, la prima promedio pagada por<br />
un banco latinoamericano es mucho mayor que la prima<br />
pagada por un banco en un país desarrollado. El seguro<br />
a los depósitos fluctúa desde 4,800 dólares en Colombia<br />
hasta 30,000 dólares en Argentina. En México la cobertura<br />
a los depósitos es actualmente limitada, durante el<br />
año 2003 el monto cubierto fue de 32.8 millones de<br />
pesos y en el 2005 apenas llegó a la cantidad de 1.5<br />
millones de pesos.<br />
La existencia del seguro de depósitos proporciona<br />
protección a los depositantes en la eventualidad de que<br />
fracase algún intermediario financiero. Tanto los depositantes<br />
como los bancos se benefician de esta protección.<br />
Los depositantes se benefician porque enfrentan un<br />
menor riesgo al colocar su riqueza en un depósito<br />
bancario en lugar de permanecer con ella en forma de<br />
circulante. Y los bancos se benefician porque el riesgo<br />
de que ocurra un pánico financiero se minimiza.<br />
Un pánico financiero es un proceso en el que los depositantes<br />
corren a retirar sus depósitos y los bancos se<br />
quedan cortos en reservas con las cuales responder a<br />
los depositantes. Sin un seguro de depósito, un pánico<br />
financiero podría desestabilizar seriamente todo el<br />
sistema financiero de una economía.<br />
Pero los seguros de depósitos tienen también un<br />
lado con efectos adversos. Reducen el incentivo de los<br />
propietarios de un intermediario financiero para hacer<br />
inversiones y préstamos seguros. Algunos economistas<br />
piensan que el seguro de depósitos desempeñó un papel<br />
importante en el origen de la crisis de las asociaciones<br />
de ahorro en Estados Unidos durante la década de<br />
1980 (conocida como la crisis de las S&L). Durante<br />
la década de 1970, el alza en la tasa de inflación elevó la<br />
tasa de interés que las asociaciones de ahorro debían<br />
mantener para hacer atractivos los depósitos, a niveles<br />
que excedían las tasas de interés de los préstamos de<br />
largo plazo para vivienda que habían realizado. En un<br />
intento por recuperar parte de las pérdidas, los propietarios<br />
de las asociaciones de ahorro hicieron préstamos<br />
de alto riesgo con la convicción de que se embarcaban<br />
en una apuesta de un solo sentido. Si sus préstamos se<br />
amortizaban, obtenían una alta tasa de rendimiento.<br />
Si fracasaban y no podían cumplir sus obligaciones con<br />
los depositantes, el fondo de seguros entraría en acción.<br />
Los depositantes no se preocuparon acerca del riesgo<br />
porque sus depósitos estaban asegurados. Los propietarios<br />
de las asociaciones otorgaron préstamos de alto<br />
riesgo porque sabían que estaban haciendo una apuesta<br />
segura. ¡Los préstamos malos eran un buen negocio!<br />
Una situación parecida sucedió en México en la<br />
década de 1990. En el periodo 1991-1994, los bancos<br />
mexicanos hicieron préstamos con relativamente pocas<br />
garantías (es muy probable que esto se haya debido, al<br />
menos parcialmente, a que los bancos sabían que los<br />
depósitos de sus clientes estaban completamente asegurados).<br />
Los préstamos eran arriesgados, pero los bancos<br />
compensaban el mayor riesgo cobrándole altas tasas<br />
de interés a las empresas por esos préstamos. La crisis de<br />
1995 en México afectó fuertemente al sector financiero<br />
mexicano, debido a que una gran parte de los préstamos<br />
ya no pudo recuperarse. El seguro de depósitos mexicano<br />
(FOBAPROA) intervino con una gran cantidad de dinero<br />
para salvar a los depositantes. Ante la polémica generada<br />
por el costo del rescate bancario (más del 12 por<br />
ciento del PIB de un año), el FOBAPROA desapareció<br />
y esto dio lugar a la creación del nuevo Instituto para la