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Macroeconomia. 7Ed. Parkin, 2007

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258 CAPÍTULO 10 D INERO Y B ANCOS C ENTRALES<br />

tatarios, de diversificación de riesgo y de creación de<br />

liquidez. También muestran inventiva en la búsqueda<br />

de maneras de evitar los costos que le son impuestos<br />

por la regulación financiera. Los intermediarios financieros<br />

se enfrentan a dos tipos de regulación:<br />

■ Seguro de depósitos.<br />

■ Reglas de balance.<br />

Seguro de depósitos En Estados Unidos, los depósitos<br />

de la mayor parte de los intermediarios financieros<br />

están asegurados por la FDIC (Federal Deposit Insurance<br />

Corporation, Corporación Federal del Seguro de Depósitos).<br />

La FDIC es una entidad federal que obtiene sus<br />

ingresos de las primas de seguro obligatorias pagadas por<br />

los bancos comerciales y otros intermediarios financieros.<br />

La FDIC maneja dos fondos de seguro separados: el BIF<br />

(Bank Insurance Fund, Fondo de Seguro Bancario), que<br />

asegura los depósitos en los bancos comerciales, y el<br />

SAIF (Saving Association Insurance Fund, Fondo de<br />

Seguro de Asociaciones de Ahorro), que asegura los<br />

depósitos de asociaciones de ahorro, bancos de ahorro<br />

y uniones de crédito. Cada uno de estos fondos asegura<br />

depósitos por un monto de hasta 100,000 dólares.<br />

En América Latina, el seguro de depósitos abarca en<br />

la mayoría de los casos sólo los depósitos en los bancos<br />

comerciales. En Argentina, los depósitos están asegurados<br />

por SEDESA (Seguro de Depósitos, S.A.) y en Brasil por<br />

el FGC (Fondo de Garantía de Crédito). En ambos casos,<br />

las entidades aseguradoras son de carácter privado. En<br />

países como México y Colombia, los depósitos están<br />

asegurados por entidades federales y departamentos,<br />

respectivamente. Hasta hace unos años, la entidad que<br />

aseguraba el ahorro en México era el Fondo Bancario<br />

de Protección al Ahorro (FOBAPROA). Esta institución<br />

ha sido recientemente sustituida por el Instituto de Protección<br />

al Ahorro Bancario (IPAB). En Colombia, el seguro<br />

está a cargo del Fondo de Garantía de Instituciones<br />

Financieras (FOGAFIN). Igual que en Estados Unidos,<br />

los fondos latinoamericanos para el seguro de depósitos<br />

obtienen sus ingresos de las primas de seguro obligatorias<br />

pagadas por los bancos comerciales. Debido al mayor<br />

riesgo que se atribuye a los bancos latinoamericanos en<br />

comparación con el riesgo que enfrentan los bancos de<br />

los países desarrollados, la prima promedio pagada por<br />

un banco latinoamericano es mucho mayor que la prima<br />

pagada por un banco en un país desarrollado. El seguro<br />

a los depósitos fluctúa desde 4,800 dólares en Colombia<br />

hasta 30,000 dólares en Argentina. En México la cobertura<br />

a los depósitos es actualmente limitada, durante el<br />

año 2003 el monto cubierto fue de 32.8 millones de<br />

pesos y en el 2005 apenas llegó a la cantidad de 1.5<br />

millones de pesos.<br />

La existencia del seguro de depósitos proporciona<br />

protección a los depositantes en la eventualidad de que<br />

fracase algún intermediario financiero. Tanto los depositantes<br />

como los bancos se benefician de esta protección.<br />

Los depositantes se benefician porque enfrentan un<br />

menor riesgo al colocar su riqueza en un depósito<br />

bancario en lugar de permanecer con ella en forma de<br />

circulante. Y los bancos se benefician porque el riesgo<br />

de que ocurra un pánico financiero se minimiza.<br />

Un pánico financiero es un proceso en el que los depositantes<br />

corren a retirar sus depósitos y los bancos se<br />

quedan cortos en reservas con las cuales responder a<br />

los depositantes. Sin un seguro de depósito, un pánico<br />

financiero podría desestabilizar seriamente todo el<br />

sistema financiero de una economía.<br />

Pero los seguros de depósitos tienen también un<br />

lado con efectos adversos. Reducen el incentivo de los<br />

propietarios de un intermediario financiero para hacer<br />

inversiones y préstamos seguros. Algunos economistas<br />

piensan que el seguro de depósitos desempeñó un papel<br />

importante en el origen de la crisis de las asociaciones<br />

de ahorro en Estados Unidos durante la década de<br />

1980 (conocida como la crisis de las S&L). Durante<br />

la década de 1970, el alza en la tasa de inflación elevó la<br />

tasa de interés que las asociaciones de ahorro debían<br />

mantener para hacer atractivos los depósitos, a niveles<br />

que excedían las tasas de interés de los préstamos de<br />

largo plazo para vivienda que habían realizado. En un<br />

intento por recuperar parte de las pérdidas, los propietarios<br />

de las asociaciones de ahorro hicieron préstamos<br />

de alto riesgo con la convicción de que se embarcaban<br />

en una apuesta de un solo sentido. Si sus préstamos se<br />

amortizaban, obtenían una alta tasa de rendimiento.<br />

Si fracasaban y no podían cumplir sus obligaciones con<br />

los depositantes, el fondo de seguros entraría en acción.<br />

Los depositantes no se preocuparon acerca del riesgo<br />

porque sus depósitos estaban asegurados. Los propietarios<br />

de las asociaciones otorgaron préstamos de alto<br />

riesgo porque sabían que estaban haciendo una apuesta<br />

segura. ¡Los préstamos malos eran un buen negocio!<br />

Una situación parecida sucedió en México en la<br />

década de 1990. En el periodo 1991-1994, los bancos<br />

mexicanos hicieron préstamos con relativamente pocas<br />

garantías (es muy probable que esto se haya debido, al<br />

menos parcialmente, a que los bancos sabían que los<br />

depósitos de sus clientes estaban completamente asegurados).<br />

Los préstamos eran arriesgados, pero los bancos<br />

compensaban el mayor riesgo cobrándole altas tasas<br />

de interés a las empresas por esos préstamos. La crisis de<br />

1995 en México afectó fuertemente al sector financiero<br />

mexicano, debido a que una gran parte de los préstamos<br />

ya no pudo recuperarse. El seguro de depósitos mexicano<br />

(FOBAPROA) intervino con una gran cantidad de dinero<br />

para salvar a los depositantes. Ante la polémica generada<br />

por el costo del rescate bancario (más del 12 por<br />

ciento del PIB de un año), el FOBAPROA desapareció<br />

y esto dio lugar a la creación del nuevo Instituto para la

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