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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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espíritus unos a otros ni <strong>de</strong>bilitarnos <strong>la</strong>s manos <strong>de</strong> unos y otros. Esto pue<strong>de</strong> hacerse porque hay<br />

muchas lecciones que apren<strong>de</strong>r sobre <strong>la</strong> resurrección <strong>de</strong> los muertos y <strong>la</strong> segunda venida <strong>de</strong> Cristo.<br />

¡Qué consuelo para el hombre cuando se le diga que va a comparecer ante el trono <strong>de</strong>l juicio <strong>de</strong><br />

Dios! ¿Quién pue<strong>de</strong> ser conso<strong>la</strong>do con estas pa<strong>la</strong>bras? Sólo el hombre a cuyo espíritu da testimonio<br />

Dios que sus pecados han sido borrados y los pensamientos <strong>de</strong> su corazón son purificados por el<br />

Espíritu Santo, <strong>de</strong> modo que pue<strong>de</strong> amar a Dios y magnificar dignamente su nombre. No estamos en<br />

estado seguro a menos que esto sea así en nosotros o que <strong>de</strong>seemos que así sea.<br />

CAPÍTULO V<br />

Versículos 1—11. El apóstol exhorta a estar siempre listos para <strong>la</strong> venida <strong>de</strong> Cristo a juzgar, <strong>la</strong><br />

cual será súbita y sorpresiva. 12—22. Da instrucciones sobre diversos <strong>de</strong>beres. 23—28.<br />

Termina con oración, saludos y una bendición.<br />

Vv. 1—5. Innecesario e inútil es preguntar <strong>la</strong> fecha específica <strong>de</strong> <strong>la</strong> venida <strong>de</strong> Cristo. No lo reveló a<br />

los apóstoles. Hay tiempos y sazones para que nosotros trabajemos, y es nuestro <strong>de</strong>ber y<br />

preocupación conocerlos y observarlos, pero en cuanto al tiempo en que <strong>de</strong>bamos rendir cuentas, no<br />

lo sabemos ni es necesario que lo sepamos. —La venida <strong>de</strong> Cristo será una gran sorpresa para los<br />

hombres. Nuestro mismo Señor lo dijo así. Como <strong>la</strong> hora <strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte <strong>de</strong> cada persona, así será el<br />

juicio para <strong>la</strong> humanidad en general, así que el mismo comentario respon<strong>de</strong> para ambas. La venida<br />

<strong>de</strong> Cristo será terrible para los impíos. Su <strong>de</strong>strucción les sobrevendrá mientras sueñan con <strong>la</strong><br />

felicidad y se comp<strong>la</strong>cen con vanas entretenciones. No habrá medio para eludir el terror <strong>de</strong>l castigo<br />

<strong>de</strong> ese día. —Ese día será <strong>de</strong> dicha para el justo. Ellos no están en tinieb<strong>la</strong>s; son hijos <strong>de</strong> <strong>la</strong> luz. Esta<br />

es <strong>la</strong> feliz condición <strong>de</strong> todos los cristianos verda<strong>de</strong>ros. ¡Pero cuántos dicen paz y seguridad,<br />

mientras sobre sus cabezas pen<strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>de</strong>strucción eterna! Despertémonos a nosotros mismos y unos a<br />

otros y cuidémonos <strong>de</strong> nuestros enemigos espirituales.<br />

Vv. 6—11. La mayor parte <strong>de</strong> <strong>la</strong> humanidad no consi<strong>de</strong>ra <strong>la</strong>s cosas <strong>de</strong>l otro mundo porque están<br />

dormidos; o no <strong>la</strong>s consi<strong>de</strong>ran porque duermen y sueñan. Nuestra mo<strong>de</strong>ración en cuanto a todas <strong>la</strong>s<br />

cosas terrenales <strong>de</strong>biera ser conocida <strong>de</strong> todos los hombres. Los cristianos que tienen <strong>la</strong> luz <strong>de</strong>l<br />

evangelio bendito bril<strong>la</strong>ndo en sus rostros, ¿pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>spreocuparse <strong>de</strong> sus almas y ser indolentes con<br />

el otro mundo? Necesitamos <strong>la</strong> armadura espiritual o <strong>la</strong>s tres gracias cristianas: fe, amor y esperanza.<br />

Fe si creemos que el ojo <strong>de</strong> Dios siempre está sobre nosotros, que hay otro mundo para el cual<br />

prepararse, vemos razón <strong>de</strong> estar alertas y ser sobrios. El amor verda<strong>de</strong>ro y fervoroso a Dios y a <strong>la</strong>s<br />

cosas <strong>de</strong> Dios, nos mantendrá alertas y sobrios. Si tenemos esperanza <strong>de</strong> salvación, cuidémonos <strong>de</strong><br />

toda cosa que haga vaci<strong>la</strong>r nuestra confianza en el Señor. Tenemos <strong>la</strong> base sobre <strong>la</strong> cual construir<br />

una esperanza inconmovible cuando consi<strong>de</strong>ramos que <strong>la</strong> salvación es por nuestro Señor Jesucristo<br />

que murió por nosotros para expiar nuestros pecados y para rescatar nuestras almas. Debemos<br />

unirnos en oración y a<strong>la</strong>banza unos con otros. Debemos darnos buen ejemplo unos a otros y este es<br />

el mejor medio para respon<strong>de</strong>r a <strong>la</strong> finalidad <strong>de</strong> <strong>la</strong> sociedad. Así apren<strong>de</strong>remos a vivir para Aquel<br />

con quien esperamos vivir para siempre.<br />

Vv. 12—15. Los ministros <strong>de</strong>l evangelio están <strong>de</strong>scritos por <strong>la</strong> obra <strong>de</strong> su oficio que es servir y<br />

honrar al Señor. Deber <strong>de</strong> ellos no sólo es dar buen consejo, sino también advertir al rebaño los<br />

peligros y reprobar lo que estuviera mal. La gente <strong>de</strong>be honrar y amar a sus ministros porque su<br />

actividad es el bienestar <strong>de</strong> <strong>la</strong>s almas <strong>de</strong> los hombres. —La gente <strong>de</strong>be estar en paz consigo misma<br />

haciendo todo lo que pueda para guardarse contra toda diferencia, aunque el amor a <strong>la</strong> paz no <strong>de</strong>be<br />

permitir que hagamos <strong>la</strong> vista gorda ante el pecado. Los espíritus temerosos y pesarosos <strong>de</strong>ben ser

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