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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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SALMO LXII<br />

Versículos 1–7. La confianza <strong>de</strong> David en Dios. 8—12. No poner confianza en <strong>la</strong>s cosas <strong>de</strong>l mundo.<br />

Vv. 1—7. Estamos en el camino <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber y <strong>de</strong>l consuelo cuando nuestra alma espera en Dios;<br />

cuando nos entregamos alegremente a su voluntad y sabiduría junto con todos nuestros asuntos;<br />

cuando nos entregamos a todos los caminos <strong>de</strong> su provi<strong>de</strong>ncia, y esperamos pacientemente el<br />

acontecer, con plena satisfacción en su bondad. Véase <strong>la</strong> base y <strong>la</strong> razón <strong>de</strong> esta <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia. Por su<br />

gracia me ha sostenido, y por su provi<strong>de</strong>ncia me ha librado. Sólo él pue<strong>de</strong> ser mi Roca y mi<br />

salvación; <strong>la</strong>s criaturas nada son sin él, por tanto, yo miraré por sobre el<strong>la</strong>s, a él. —Confiando en<br />

Dios se afirma el corazón. Si Dios es por nosotros no tenemos que temer lo que pueda hacernos el<br />

hombre. Habiendo puesto su confianza en Dios, David prevé <strong>la</strong> caída <strong>de</strong> sus enemigos. Hemos<br />

hal<strong>la</strong>do que es bueno esperar en Dios, y <strong>de</strong>biéramos encomendar a nuestra alma que tenga<br />

constantemente tal <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Él, porque siempre pue<strong>de</strong> darnos reposo. Si Dios salva mi alma,<br />

bien puedo <strong>de</strong>jar todo lo <strong>de</strong>más a su cargo, sabiendo que todo resultará para mi salvación. De <strong>la</strong><br />

manera que <strong>la</strong> fe <strong>de</strong> David en Dios progresa hacia una firmeza inamovible, así su gozo en Dios se<br />

realza como triunfo santo. La meditación y <strong>la</strong> oración son medios ben<strong>de</strong>cidos para fortalecer <strong>la</strong> fe y<br />

<strong>la</strong> esperanza.<br />

Vv. 8—12. Los que han hal<strong>la</strong>do el consuelo <strong>de</strong> los caminos <strong>de</strong> Dios, invitarán a otros a esos<br />

caminos; nunca tendremos menos para compartir con los <strong>de</strong>más. El buen consejo que se da es<br />

confiar totalmente en Dios. Debemos confiar en Él todo el tiempo, sin poner nunca en nosotros, ni en<br />

otra criatura, <strong>la</strong> confianza que <strong>de</strong>be ponerse sólo en Él. Confíemos en Él para que nos guíe cuando<br />

dudamos, nos proteja cuando corremos peligro, nos provea en <strong>la</strong> necesidad, nos fortalezca para toda<br />

buena pa<strong>la</strong>bra y obra. Debemos exponer ante Él nuestra necesidad y nuestros <strong>de</strong>seos y, luego,<br />

someter pacientemente nuestra voluntad a <strong>la</strong> suya: esto es <strong>de</strong>rramar nuestros corazones. Dios es<br />

refugio para todos, para cuantos se amparen en Él. —El salmista advierte contra confiar en los<br />

hombres. La gente, <strong>de</strong> baja categoría, es variable como el viento. El rico y el noble parecen tener<br />

mucho en su po<strong>de</strong>r, y abundan en promesas, pero los que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> ellos se <strong>de</strong>silusionan. Pesado<br />

en <strong>la</strong> ba<strong>la</strong>nza <strong>de</strong> <strong>la</strong>s Escrituras, todo lo que el hombre pue<strong>de</strong> hacer para darnos felicidad es más<br />

liviano que <strong>la</strong> vanidad misma. —Cuesta mucho tener riquezas y no confiar en el<strong>la</strong>s si se aumentan,<br />

aunque sea por medios lícitos y honrados, pero <strong>de</strong>bemos tener cuidado, no sea que pongamos<br />

in<strong>de</strong>bidamente nuestro corazón en el<strong>la</strong>s. Es muy probable que un mundo sonriente aleje <strong>de</strong> Dios al<br />

corazón, en quien solo <strong>de</strong>be estar puesto. El creyente coherente recibe todo <strong>de</strong> Dios como encargo, y<br />

procura usarlo para su gloria, como mayordomo que <strong>de</strong>be rendir cuentas. —Dios ha dicho <strong>de</strong> una<br />

vez por todas que el po<strong>de</strong>r le pertenece solo a Él. Él pue<strong>de</strong> castigar y <strong>de</strong>struir. La misericordia<br />

también le pertenece; el hecho <strong>de</strong> recompensar los servicios imperfectos <strong>de</strong> los que creen en Él,<br />

borrando sus transgresiones por amor al Re<strong>de</strong>ntor, es una prueba <strong>de</strong> abundante misericordia, y nos<br />

alienta a confiar en Él. Confiemos en su misericordia y su gracia, y crezcamos en su obra con <strong>la</strong><br />

expectativa <strong>de</strong> misericordias sólo <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Él.<br />

SALMO LXIII<br />

Versículos 1, 2. El <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> David por Dios. 3—6. Su satisfacción en Dios. 7—11. Su <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<br />

<strong>de</strong> Dios y <strong>la</strong> seguridad <strong>de</strong> salvación.

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