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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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fomentar el conocimiento espiritual. —El Espíritu <strong>de</strong> Cristo nunca se contradice, y si sus<br />

reve<strong>la</strong>ciones son contrarias a <strong>la</strong>s <strong>de</strong>l apóstol, no proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l mismo Espíritu. La manera <strong>de</strong><br />

mantener <strong>la</strong> paz, <strong>la</strong> verdad y el or<strong>de</strong>n en <strong>la</strong> iglesia es procurar lo bueno para el<strong>la</strong>, soportar lo que no<br />

dañe su bienestar y conservar <strong>la</strong> buena conducta, el or<strong>de</strong>n y <strong>la</strong> <strong>de</strong>cencia.<br />

CAPÍTULO XV<br />

Versículos 1—11. El apóstol <strong>de</strong>muestra <strong>la</strong> resurrección <strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong> entre los muertos. 12—19.<br />

Contesta a los que niegan <strong>la</strong> resurrección <strong>de</strong>l cuerpo. 20—34. La resurrección <strong>de</strong> los creyentes<br />

para <strong>la</strong> vida eterna. 35—50. Contesta <strong>la</strong>s objeciones. 51—54. El misterio <strong>de</strong>l cambio que<br />

ocurrirá en los que estén vivos en <strong>la</strong> segunda venida <strong>de</strong> Cristo. 55—58. El triunfo <strong>de</strong>l creyente<br />

sobre <strong>la</strong> muerte y <strong>la</strong> tumba.—Una exhortación a <strong>la</strong> diligencia.<br />

Vv. 1—11. La pa<strong>la</strong>bra resurrección seña<strong>la</strong>, habitualmente, nuestra existencia más allá <strong>de</strong> <strong>la</strong> tumba.<br />

No se hal<strong>la</strong> un rasgo <strong>de</strong> <strong>la</strong> doctrina <strong>de</strong>l apóstol en todas <strong>la</strong>s enseñanzas <strong>de</strong> los filósofos. La doctrina<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte y resurrección <strong>de</strong> Cristo es el fundamento <strong>de</strong>l cristianismo. Si se quita, se hun<strong>de</strong>n <strong>de</strong><br />

inmediato todas nuestras esperanzas <strong>de</strong> eternidad. Por sostener con firmeza esta verdad los cristianos<br />

soportan el día <strong>de</strong> <strong>la</strong> tribu<strong>la</strong>ción, y se mantienen fieles a Dios. Creemos en vano, a menos que nos<br />

mantengamos en <strong>la</strong> fe <strong>de</strong>l evangelio. Esta verdad es confirmada por <strong>la</strong>s profecías <strong>de</strong>l Antiguo<br />

Testamento; muchos vieron a Cristo <strong>de</strong>spués que resucitó. Este apóstol fue altamente favorecido,<br />

pero siempre tuvo una baja opinión <strong>de</strong> sí, y <strong>la</strong> expresaba. Cuando los pecadores son hechos santos<br />

por <strong>la</strong> gracia divina, Dios hace que el recuerdo <strong>de</strong> los pecados anteriores los haga humil<strong>de</strong>s,<br />

diligentes y fieles. Atribuye a <strong>la</strong> gracia divina todo lo que era valioso en él. Aunque no ignoran lo<br />

que el Señor ha hecho por ellos, en ellos y por medio <strong>de</strong> ellos, cuando miran toda su conducta y sus<br />

obligaciones, los creyentes verda<strong>de</strong>ros son guiados a sentir que nadie es tan indigno como ellos.<br />

Todos los cristianos verda<strong>de</strong>ros creen que Jesucristo, y éste crucificado, y resucitado <strong>de</strong> entre los<br />

muertos, es <strong>la</strong> suma y <strong>la</strong> sustancia <strong>de</strong>l cristianismo. Todos los apóstoles concuerdan en este<br />

testimonio; por esta fe vivieron y en esta fe murieron.<br />

Vv. 12—19. Habiendo mostrado que Cristo fue resucitado, el apóstol contesta a los que dicen<br />

que no habrá resurrección. No habría justificación ni salvación si Cristo no hubiera resucitado. Si<br />

Cristo estuviera aún entre los muertos, ¿no <strong>de</strong>bería <strong>la</strong> fe en Cristo ser vana e inútil? La prueba <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

resurrección <strong>de</strong>l cuerpo es <strong>la</strong> resurrección <strong>de</strong> nuestro Señor. Aun los que murieron en <strong>la</strong> fe hubieran<br />

perecido en sus pecados si Cristo no hubiera resucitado. Todos los que creen en Cristo tienen<br />

esperanza en Él, como Re<strong>de</strong>ntor; esperanza <strong>de</strong> re<strong>de</strong>nción y salvación por Él, pero si no hubiera<br />

resurrección, o recompensa futura, <strong>la</strong> esperanza <strong>de</strong> ellos en Él sería sólo para esta vida. Tendrían que<br />

estar en peor condición que el resto <strong>de</strong> <strong>la</strong> humanidad, especialmente en <strong>la</strong> época y <strong>la</strong>s circunstancias<br />

en que escribió el apóstol, porque en aquel entonces, los cristianos eran odiados y perseguidos por<br />

todos los hombres. Pero no es así; ellos, <strong>de</strong> todos los hombres, disfrutan bendiciones firmes en<br />

medio <strong>de</strong> todas sus dificulta<strong>de</strong>s y pruebas, aun en los tiempos <strong>de</strong> <strong>la</strong> persecución más fuerte.<br />

Vv. 20—34. A todos los que por fe se unen a Cristo, por su resurrección se les asegura <strong>la</strong> propia.<br />

Como por el pecado <strong>de</strong>l primer Adán todos los hombres se hicieron mortales, porque todos<br />

obtuvieron su misma naturaleza pecaminosa, así, por medio <strong>de</strong> <strong>la</strong> resurrección <strong>de</strong> Cristo todos los<br />

que son hechos partícipes <strong>de</strong>l Espíritu, y <strong>de</strong> <strong>la</strong> naturaleza espiritual, reviviremos y viviremos por<br />

siempre. —Habrá un or<strong>de</strong>n en <strong>la</strong> resurrección. El mismo Cristo fue <strong>la</strong> primicia; en su venida<br />

resucitará su pueblo redimido antes que los otros; al final, también los impíos serán resucitados.<br />

Entonces, será el fin <strong>de</strong>l estado presente <strong>de</strong> cosas. Si queremos triunfar en esa solemne e importante

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