14.05.2013 Views

Comentario de la Biblia Matthew Henry

Comentario de la Biblia Matthew Henry

Comentario de la Biblia Matthew Henry

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

CAPÍTULO IV<br />

Versículos 1—9. Dios da po<strong>de</strong>r a Moisés para hacer mi<strong>la</strong>gros. 10—17. Moisés no quiere ser<br />

enviado—Aarón tendrá que ayudarle. 18—23. Moisés se va <strong>de</strong> Madián—El mensaje <strong>de</strong> Dios<br />

para Faraón. 24—31. El <strong>de</strong>sagrado <strong>de</strong> Dios contra Moisés—Encuentro con Aarón—El pueblo<br />

les cree.<br />

Vv. 1—9. Moisés dice que <strong>la</strong> gente no le creerá a menos que él les muestre alguna señal. Dios le da<br />

po<strong>de</strong>r para hacer mi<strong>la</strong>gros. Pero los que en <strong>la</strong> actualidad se ocupan en entregar el mensaje <strong>de</strong> Dios a<br />

los hombres no tienen po<strong>de</strong>r para obrar mi<strong>la</strong>gros: el carácter <strong>de</strong> ellos y su doctrina tienen que ser<br />

probados por <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios a <strong>la</strong> cual ape<strong>la</strong>n. Estos mi<strong>la</strong>gros se refieren especialmente a los<br />

mi<strong>la</strong>gros <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. Sólo correspondía a Él expulsar <strong>de</strong>l alma el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l diablo y sanar el<br />

alma <strong>de</strong> <strong>la</strong> lepra <strong>de</strong>l pecado; y así era para Él, primero expulsar al diablo y sanar <strong>la</strong> lepra <strong>de</strong>l cuerpo.<br />

Vv. 10—17. Moisés siguió con reticencia <strong>la</strong> obra que Dios le <strong>de</strong>signó; había mucha cobardía,<br />

indolencia e incredulidad en él. No <strong>de</strong>bemos juzgar a los hombres por <strong>la</strong> prontitud <strong>de</strong> su discurso. La<br />

lengua tardía pue<strong>de</strong> tener mucha sabiduría y verda<strong>de</strong>ro valor. A veces Dios elige como mensajeros<br />

suyos a quienes tienen en grado mínimo <strong>la</strong>s ventajas <strong>de</strong>l arte o <strong>de</strong> <strong>la</strong> naturaleza, para que en ellos<br />

pueda verse más gloriosa su gracia. Los discípulos <strong>de</strong> Cristo no eran oradores, hasta que el Espíritu<br />

Santo los hizo tales. —Dios con<strong>de</strong>scien<strong>de</strong> a respon<strong>de</strong>r <strong>la</strong> excusa <strong>de</strong> Moisés. Hasta <strong>la</strong><br />

auto<strong>de</strong>sconfianza que nos impi<strong>de</strong> cumplir el <strong>de</strong>ber o nos obstruye en el trabajo es muy <strong>de</strong>sagradable<br />

para el Señor. Pero mientras culpamos a Moisés por su actitud en este servicio peligroso,<br />

preguntemos a nuestros corazones si no estamos <strong>de</strong>scuidando <strong>de</strong>beres más fáciles y menos<br />

peligrosos. —La lengua <strong>de</strong> Aarón, con <strong>la</strong> cabeza y el corazón <strong>de</strong> Moisés, compondrían un ser<br />

completamente apto para esta tarea. Dios promete, Yo estaré con tu boca y con su boca. Aun Aarón,<br />

que podía hab<strong>la</strong>r bien, no podría hab<strong>la</strong>r <strong>de</strong> este cometido a menos que Dios le diera permanente<br />

enseñanza y ayuda; pues sin <strong>la</strong> ayuda constante <strong>de</strong> <strong>la</strong> gracia divina hasta los mejores dones fal<strong>la</strong>rán.<br />

Vv. 18—23. Después que apareció en <strong>la</strong> zarza, Dios habló frecuentemente con Moisés. El Faraón<br />

había endurecido su corazón contra los gemidos y c<strong>la</strong>mores <strong>de</strong> los israelitas oprimidos; ahora Dios,<br />

en el camino <strong>de</strong> hacer un justo juicio, endurece el corazón <strong>de</strong> Faraón contra <strong>la</strong> enseñanza que le<br />

<strong>de</strong>jan los mi<strong>la</strong>gros y el terror <strong>de</strong> <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>gas. Pero sea que el Faraón oiga o sea que prohíba, Moisés<br />

<strong>de</strong>be <strong>de</strong>cirle: Así dice el Señor. Debe exigir <strong>la</strong> liberación <strong>de</strong> Israel: Deja ir a mi hijo; no sólo a mi<br />

siervo a quien no tienes <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> <strong>de</strong>tener sino a mi hijo. Mi hijo es quien me sirve y, por tanto,<br />

<strong>de</strong>be ser librado, por Él <strong>de</strong>be rogarse. En caso <strong>de</strong> rechazo: Yo mataré a tu hijo, tu primogénito. Como<br />

los hombres tratan al pueblo <strong>de</strong> Dios, así <strong>de</strong>ben ser tratados.<br />

Vv. 24—31. Dios sale enojado al encuentro <strong>de</strong> Moisés. El Señor lo amenaza <strong>de</strong> muerte o con<br />

mandarle una enfermedad como castigo por haber pasado por alto <strong>la</strong> circuncición <strong>de</strong> su hijo. Cuando<br />

Dios nos da a conocer lo que está mal en nuestra vida, <strong>de</strong>bemos poner toda diligencia en<br />

enmendarnos con prontitud. Esta es <strong>la</strong> voz <strong>de</strong> <strong>la</strong> vara cada vez que <strong>la</strong> usa; nos l<strong>la</strong>ma a que nos<br />

volvamos al que nos ha disciplinado. Dios envió a Aarón al encuentro <strong>de</strong> Moisés. Mientras mejor<br />

veían ellos que Dios era quien los reunía, más agradable era su encuentro. —Los ancianos <strong>de</strong> Israel<br />

los encontraron en fe y estuvieron dispuestos a obe<strong>de</strong>cerles. A menudo suce<strong>de</strong> que se hal<strong>la</strong> menos<br />

dificultad que <strong>la</strong> esperada en <strong>la</strong>s empresas que son conforme a <strong>la</strong> voluntad <strong>de</strong> Dios y para su gloria.<br />

Sólo levantémonos y esforcémonos en nuestra obra, el Señor estará con nosotros y nos prosperará. Si<br />

Israel acogió <strong>la</strong>s noticias <strong>de</strong> su liberación y adoró al Señor, ¡cómo no <strong>de</strong>biéramos nosotros acoger <strong>la</strong><br />

buena nueva <strong>de</strong> <strong>la</strong> re<strong>de</strong>nción, para abrazar<strong>la</strong> por fe y adorar al Re<strong>de</strong>ntor!

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!