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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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Jehová. Estas pa<strong>la</strong>bras buenas y conso<strong>la</strong>doras, <strong>de</strong>bieran haber reanimado a los <strong>de</strong>caídos israelitas y<br />

haberles hecho olvidar su miseria; pero ellos estaban tan absortos en sus problemas que no hicieron<br />

caso <strong>de</strong> <strong>la</strong>s promesas <strong>de</strong> Dios. Al <strong>de</strong>jarnos llevar por el <strong>de</strong>scontento y <strong>la</strong> ansiedad nos privamos <strong>de</strong>l<br />

consuelo que pudiéramos tener tanto <strong>de</strong> <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> Su provi<strong>de</strong>ncia y andamos<br />

<strong>de</strong>sconso<strong>la</strong>dos.<br />

Vv. 10—13. La fe <strong>de</strong> Moisés era tan débil que apenas podía seguir su trabajo. La obediencia<br />

pronta siempre es conforme a <strong>la</strong> fortaleza <strong>de</strong> nuestra fe. Aunque nuestras <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>bieran<br />

humil<strong>la</strong>rnos, no tendrían que <strong>de</strong>scorazonarnos al punto <strong>de</strong> no hacer lo mejor que po<strong>de</strong>mos en<br />

cualquier servicio que tengamos que ofrecer a Dios. Cuando Moisés repite sus confusos argumentos,<br />

ya Dios no discute más sino que le da un cometido a él y a Aarón, para los hijos <strong>de</strong> Israel y para el<br />

Faraón. La autoridad <strong>de</strong> Dios es suficiente para respon<strong>de</strong>r todas <strong>la</strong>s objeciones y obliga a todos a<br />

obe<strong>de</strong>cer sin murmuraciones ni contiendas, Filipenses ii, 14.<br />

Vv. 14—30. Moisés y Aarón eran israelitas, criados entre sus hermanos, como Cristo también lo<br />

sería, Él, que iba a ser el Profeta y Sacerdote, el Re<strong>de</strong>ntor y el Legis<strong>la</strong>dor <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Israel. —<br />

Moisés regresa a su narración y repite el encargo dado por Dios <strong>de</strong> entregar su mensaje a Faraón, y<br />

contra sus objeciones. Los que han hab<strong>la</strong>do irreflexivamente con sus <strong>la</strong>bios <strong>de</strong>bieran meditar en ello<br />

con arrepentimiento, como Moisés parece hacerlo aquí. ―Incircunciso‖ es una expresión usada en <strong>la</strong><br />

Escritura para <strong>de</strong>notar <strong>la</strong> ineptitud que pue<strong>de</strong> haber en algo para respon<strong>de</strong>r a su propósito correcto;<br />

como el corazón carnal y <strong>la</strong> naturaleza <strong>de</strong>pravada <strong>de</strong>l hombre caído, que son totalmente ina<strong>de</strong>cuadas<br />

para el servicio a Dios y para los objetivos <strong>de</strong> su gloria. Provechoso es no <strong>de</strong>positar <strong>la</strong> confianza en<br />

nosotros mismos; toda nuestra suficiencia <strong>de</strong>be estar en el Señor. Nunca será <strong>de</strong>masiado poca <strong>la</strong><br />

confianza en nosotros mismos, y nunca será <strong>de</strong>masiada <strong>la</strong> confianza en nuestro Dios. Nada puedo<br />

hacer por mí mismo, dijo el apóstol, pero todo lo puedo en Cristo que me fortalece.<br />

CAPÍTULO VII<br />

Versículos 1—7. Moisés y Aarón animados. 8—13. Las varas convertidas en serpiente—<br />

Endurecimiento <strong>de</strong>l corazón <strong>de</strong> Faraón. 14—25. El río convertido en sangre—Angustia <strong>de</strong> los<br />

egipcios.<br />

Vv. 1—7. Dios se glorifica a sí mismo. Da a conocer a su pueblo que Él es Jehová. Israel lo llega a<br />

saber por el cumplimiento <strong>de</strong> <strong>la</strong>s promesas dadas a ellos y a los egipcios, <strong>de</strong>rramando su ira sobre<br />

éstos. —Moisés, como embajador <strong>de</strong> Jehová, hab<strong>la</strong>ndo en su nombre, dio ór<strong>de</strong>nes al Faraón, le<br />

notificó amenazas e invocó un juicio en su contra. Faraón, orgulloso y gran<strong>de</strong> como era, no pudo<br />

resistir. Moisés no se sintió sobrecogido ante Faraón; más bien lo hizo temb<strong>la</strong>r. Esto parecen querer<br />

<strong>de</strong>cir <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras: Tú serás dios para Faraón. Al fin Moisés es liberado <strong>de</strong> sus temores. Ya no<br />

p<strong>la</strong>ntea objeciones; fortalecido en <strong>la</strong> fe, hace su tarea con valentía y sigue a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte con<br />

perseverancia.<br />

Vv. 8—13. Nada que disguste a los hombres, porque se opone a su orgullo y lujuria, los<br />

convencerá. Pero es fácil hacerles creer que son ciertas <strong>la</strong>s cosas que <strong>de</strong>sean. Dios manda siempre<br />

con su pa<strong>la</strong>bra pruebas concluyentes <strong>de</strong> su autoridad divina, pero cuando los hombres se inclinan a <strong>la</strong><br />

<strong>de</strong>sobediencia, y quieren poner objeciones, Él permite a menudo que se ponga ante ellos una trampa<br />

don<strong>de</strong> ellos mismos quedan atrapados. Los magos eran engañadores que, por medio <strong>de</strong> tretas o<br />

trucos secretos, trataron <strong>de</strong> copiar los mi<strong>la</strong>gros verda<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> Moisés cosa que lograron hacer en<br />

pequeña medida, como para engañar a los observadores; pero, finalmente, se vieron obligados a

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