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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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Versículos 1—9. Pablo en Tesalónica. 10—15. La noble conducta <strong>de</strong> los bereanos. 16—21. Pablo<br />

en Atenas. 22—31. Predica ahí. 32—34. La conducta burlona <strong>de</strong> los atenienses.<br />

Vv. 1—9. La ten<strong>de</strong>ncia y el ámbito <strong>de</strong> <strong>la</strong> predicación y argumentos <strong>de</strong> Pablo eran probar que Jesús<br />

es el Cristo. Él <strong>de</strong>bía sufrir por nosotros, porque no pue<strong>de</strong> adquirir <strong>de</strong> otro modo <strong>la</strong> re<strong>de</strong>nción por<br />

nosotros, y <strong>de</strong>bía resucitar, porque <strong>de</strong> otro modo no pue<strong>de</strong> aplicarnos <strong>la</strong> re<strong>de</strong>nción a nosotros.<br />

Tenemos que predicar <strong>de</strong> Jesús que Él es el Cristo; por tanto, po<strong>de</strong>mos esperar ser salvados por Él y<br />

estamos ligados a ser mandados por Él. Los judíos incrédulos estaban enojados, porque los apóstoles<br />

predicaban a los gentiles y éstos podían ser salvos. ¡Qué raro es que los hombres envidien <strong>de</strong> otros el<br />

privilegio que ellos mismos no aceptan! Tampoco <strong>de</strong>bieran perturbarse los gobernantes ni el pueblo<br />

por el aumento <strong>de</strong> los cristianos verda<strong>de</strong>ros, aunque los espíritus alborotadores harán <strong>de</strong> <strong>la</strong> religión<br />

un pretexto para <strong>la</strong>s ma<strong>la</strong>s intenciones. De los tales tenemos que cuidarnos, porque <strong>de</strong> ellos <strong>de</strong>bemos<br />

distanciarnos para <strong>de</strong>mostrar el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> actuar rectamente en <strong>la</strong> sociedad, mientras rec<strong>la</strong>mamos<br />

nuestro <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> adorar a Dios según nuestra conciencia.<br />

Vv. 10—15. Los judíos <strong>de</strong> Berea se aplicaron seriamente al estudio <strong>de</strong> <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra predicada a<br />

ellos. No sólo oían predicar a Pablo el día <strong>de</strong> reposo; diariamente escudriñaban <strong>la</strong>s Escrituras, y<br />

comparaban lo que leían con los hechos que les eran re<strong>la</strong>tados. La doctrina <strong>de</strong> Cristo no teme <strong>la</strong><br />

investigación; los abogados <strong>de</strong> su causa no <strong>de</strong>sean más que <strong>la</strong> gente examine completa y<br />

equitativamente si <strong>la</strong>s cosas son o no así. Son verda<strong>de</strong>ramente nobles, y probablemente lo sean más y<br />

más, los que hacen <strong>de</strong> <strong>la</strong>s Escrituras su reg<strong>la</strong>, y <strong>la</strong>s consultan regu<strong>la</strong>rmente. Ojalá todos los oyentes<br />

<strong>de</strong>l evangelio lleguen a ser como los <strong>de</strong> Berea, recibiendo <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra con agilidad mental e<br />

investigando diariamente <strong>la</strong>s Escrituras, si <strong>la</strong>s cosas que se les son predican, son así.<br />

Vv. 16—21. En aquel entonces Atenas era famosa por su refinada erudición, su filosofía y <strong>la</strong>s<br />

bel<strong>la</strong>s artes; pero nadie es más infantil y supersticioso, más impío o más crédulo que algunas<br />

personas, consi<strong>de</strong>radas eminentes por su saber y habilidad. Estaba totalmente entregada a <strong>la</strong><br />

ido<strong>la</strong>tría. —El abogado celoso <strong>de</strong> <strong>la</strong> causa <strong>de</strong> Cristo esta dispuesto a alegar en su favor en toda c<strong>la</strong>se<br />

<strong>de</strong> compañía, según se ofrezca <strong>la</strong> ocasión. La mayoría <strong>de</strong> estos hombres doctos no se fijaron en<br />

Pablo, pero algunos, cuyos principios eran los que más directamente contrariaban al cristianismo,<br />

hicieron comentarios sobre él. El apóstol siempre trataba dos puntos que, indudablemente, son <strong>la</strong>s<br />

doctrinas principales <strong>de</strong>l cristianismo: Cristo y el estado futuro. Cristo, nuestro camino y el cielo,<br />

nuestro <strong>de</strong>stino final. Ellos consi<strong>de</strong>raron esto como muy diferente <strong>de</strong>l conocimiento enseñado y<br />

profesado en Atenas por muchos siglos; <strong>de</strong>searon saber más al respecto, pero sólo porque era<br />

novedoso y raro. Lo llevaron al lugar don<strong>de</strong> estaban los jueces que indagaban en estas materias.<br />

Preguntaron sobre <strong>la</strong> doctrina <strong>de</strong> Pablo, no porque fuera buena, sino porque era nueva. Los gran<strong>de</strong>s<br />

conversadores siempre son curiosos. Los que así pasan el tiempo en nada más, tienen una cuenta<br />

muy <strong>de</strong>sagradable que rendir por el tiempo que <strong>de</strong> esa forma <strong>de</strong>sperdiciaron. El tiempo es precioso y<br />

tenemos que emplearlo bien porque <strong>la</strong> eternidad <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> ello, pero mucho se <strong>de</strong>spilfarra en<br />

conversaciones que no aprovechan.<br />

Vv. 22—31. Aquí tenemos un sermón para los paganos que adoraban dioses falsos y estaban en<br />

el mundo sin el Dios verda<strong>de</strong>ro; y para ellos el alcance <strong>de</strong> este discurso era diferente <strong>de</strong>l que el<br />

apóstol predicaba a los judíos. En este último caso, su tarea era guiar a sus oyentes por profecías y<br />

mi<strong>la</strong>gros al conocimiento <strong>de</strong>l Re<strong>de</strong>ntor y <strong>la</strong> fe en Él; en el anterior, era llevarlos a conocer al Creador<br />

por <strong>la</strong>s obras comunes <strong>de</strong> <strong>la</strong> provi<strong>de</strong>ncia, y que le adoraran. —El apóstol se refirió a un altar que<br />

había visto, el cual tenía <strong>la</strong> inscripción: ―Al Dios no conocido‖. Este hecho está atestiguado por<br />

muchos escritores. Después <strong>de</strong> multiplicar al máximo a sus ídolos, algunas personas <strong>de</strong> Atenas<br />

pensaron que había otro dios, <strong>de</strong>l cual nada sabían. ¿Y ahora no hay muchos que se dicen cristianos<br />

que son celosos en sus <strong>de</strong>vociones, aunque el gran objeto <strong>de</strong> su adoración es para ellos un Dios no

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