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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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eternidad hasta <strong>la</strong> eternidad, que no hubo quien fuera antes <strong>de</strong> Él y que no tendrá a nadie que venga<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Él, en su sacerdocio. Cada parte <strong>de</strong> <strong>la</strong> Escritura honra al gran Rey <strong>de</strong> Justicia y <strong>de</strong> Paz,<br />

nuestro glorioso Sumo Sacerdote y Salvador, y mientras más le examinamos, más estaremos<br />

convencidos <strong>de</strong> que el testimonio <strong>de</strong> Jesús es el espíritu <strong>de</strong> profecía.<br />

Vv. 4—10. El Sumo Sacerdote que iba a aparecer <strong>de</strong>spués, <strong>de</strong>l cual Melquise<strong>de</strong>c era un tipo,<br />

<strong>de</strong>be ser muy superior a los sacerdotes levíticos. —Nótese <strong>la</strong> gran dignidad y felicidad <strong>de</strong> Abraham;<br />

él tuvo <strong>la</strong>s promesas. Rico y dichoso es indudablemente el hombre que tiene <strong>la</strong>s promesas <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida<br />

que es ahora y <strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida veni<strong>de</strong>ra. Este honor tienen todos los que reciben al Señor Jesús.<br />

Sigamos a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte, en nuestros conflictos espirituales, confiando en su pa<strong>la</strong>bra y su po<strong>de</strong>r,<br />

atribuyendo nuestras victorias a su gracia y <strong>de</strong>seando ser hal<strong>la</strong>dos y ben<strong>de</strong>cidos por Él en todos<br />

nuestros caminos.<br />

Vv. 11—25. El sacerdocio y <strong>la</strong> ley, por <strong>la</strong> cual no podía venir <strong>la</strong> perfección, quedan terminados;<br />

un Sacerdote se levanta y se insta<strong>la</strong> en una dispensación por <strong>la</strong> cual los creyentes verda<strong>de</strong>ros puedan<br />

ser perfeccionados. C<strong>la</strong>ro es que hay ese cambio. La ley que hizo al sacerdocio levítico mostraba que<br />

los sacerdotes eran criaturas débiles, mortales, incapaces <strong>de</strong> salvar sus propias vidas, muchos menos<br />

podían salvar <strong>la</strong>s almas <strong>de</strong> los que iban a ellos. Pero el Sumo Sacerdote <strong>de</strong> nuestra profesión tiene su<br />

oficio por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida eterna que hay en Él; no sólo para mantenerse vivo Él mismo, sino para<br />

dar vida eterna y espiritual a todos los que confían en su sacrificio e intercesión. —El mejor pacto,<br />

<strong>de</strong>l cual Jesús fue el fiador, no es aquí contrastado con el pacto <strong>de</strong> obras por el cual todo transgresor<br />

queda bajo <strong>la</strong> maldición. Se distingue <strong>de</strong>l pacto <strong>de</strong>l Sinaí con Israel y <strong>la</strong> dispensación legal bajo <strong>la</strong><br />

cual permaneció por <strong>la</strong>rgo tiempo <strong>la</strong> Iglesia. El pacto mejor puso a <strong>la</strong> Iglesia y a todo creyente bajo<br />

una luz más c<strong>la</strong>ra, una libertad más perfecta y privilegios más abundantes. —En el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Aarón<br />

había una multitud <strong>de</strong> sacerdotes, sumos sacerdotes, uno tras otro, pero en el sacerdocio <strong>de</strong> Cristo<br />

hay so<strong>la</strong>mente uno y Él mismo. Esta es <strong>la</strong> seguridad y <strong>la</strong> felicidad <strong>de</strong>l creyente, que este Sumo<br />

Sacerdote eterno es capaz <strong>de</strong> salvar hasta lo sumo en todos los tiempos y en todos los casos.<br />

Seguramente entonces nos conviene <strong>de</strong>sear <strong>la</strong> espiritualidad y <strong>la</strong> santidad, mucho más allá <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>de</strong><br />

los creyentes <strong>de</strong>l Antiguo Testamento, porque nuestras ventajas exce<strong>de</strong>n a <strong>la</strong>s <strong>de</strong> ellos.<br />

Vv. 26—28. Nótese <strong>la</strong> <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> <strong>la</strong> santidad personal <strong>de</strong> Cristo. Él está libre <strong>de</strong> todos los<br />

hábitos o principios <strong>de</strong> pecado no teniendo <strong>la</strong> menor disposición a ello en su naturaleza. Nada <strong>de</strong><br />

pecado habita en Él, ni <strong>la</strong> más mínima inclinación pecaminosa, aunque <strong>la</strong> hay en el mejor <strong>de</strong> los<br />

cristianos. Él es inocente, libre <strong>de</strong> todo pecado actual; Él no hizo pecado, ni hubo engaño en su boca.<br />

Él no es corrompido. Difícil es mantenernos puros como para no participar <strong>de</strong> <strong>la</strong> culpa <strong>de</strong> los<br />

pecados <strong>de</strong> otros hombres. Pero no tiene que <strong>de</strong>sfallecer nadie que vaya a Dios en el nombre <strong>de</strong> su<br />

Hijo amado. Que tengan <strong>la</strong> seguridad <strong>de</strong> que Él los librará en el tiempo <strong>de</strong> <strong>la</strong> prueba y el sufrimiento,<br />

en el tiempo <strong>de</strong> <strong>la</strong> prosperidad, en <strong>la</strong> hora <strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte y en el día <strong>de</strong>l juicio.<br />

CAPÍTULO VIII<br />

Versículos 1—6. Se muestra <strong>la</strong> excelencia <strong>de</strong>l sacerdocio <strong>de</strong> Cristo por sobre el <strong>de</strong> Aarón. 7—13.<br />

La gran excelencia <strong>de</strong>l nuevo pacto respecto <strong>de</strong>l anterior.<br />

Vv. 1—6. La sustancia o resumen <strong>de</strong> lo <strong>de</strong>c<strong>la</strong>rado era que los cristianos tenían un Sumo Sacerdote<br />

como el que necesitaban. Asumió <strong>la</strong> naturaleza humana, se manifestó en <strong>la</strong> tierra y ahí se dio como<br />

sacrificio a Dios por los pecados <strong>de</strong> su pueblo. No nos atrevamos a acercarnos a Dios, o a presentarle<br />

nada, sino en Cristo y a través <strong>de</strong> Él, <strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong> sus méritos y mediación, porque somos aceptos

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