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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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poca razón para ufanarse <strong>de</strong> <strong>la</strong> pureza <strong>de</strong>l pueblo o <strong>de</strong>l favor <strong>de</strong> Dios, pues el pueblo había sido<br />

contaminado con pecado tan a menudo y tan recientemente, que ahora se hal<strong>la</strong>ban bajo <strong>la</strong>s señales<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>sagrado <strong>de</strong> Dios. Acusan injustamente a Moisés y Aarón <strong>de</strong> arrogarse el honor para sí mismos;<br />

pero habían sido l<strong>la</strong>mados por Dios para hacerlo. Véase aquí: —1. De qué espíritu son los que<br />

rec<strong>la</strong>man, <strong>de</strong> quienes resisten <strong>la</strong>s potesta<strong>de</strong>s que Dios ha puesto sobre ellos. —2. Qué trato pue<strong>de</strong>n<br />

esperar hasta los hombres mejores y más útiles, aun <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> aquellos a quienes han servido. —<br />

Moisés procuró <strong>la</strong> enseñanza <strong>de</strong> Dios. El corazón <strong>de</strong>l sabio reflexiona antes <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r y pi<strong>de</strong> el<br />

consejo <strong>de</strong> Dios. —Moisés muestra los privilegios que tienen como levitas y los acusa <strong>de</strong>l pecado <strong>de</strong><br />

menospreciar tales privilegios. Para evitar que envidiemos a los que están por encima <strong>de</strong> nosotros<br />

nos servirá consi<strong>de</strong>rar <strong>de</strong>bidamente cuántos son los que están por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> nosotros.<br />

Vv. 12-15. Moisés convocó a Datán y Abiram para que presentaran sus quejas; pero ellos no<br />

obe<strong>de</strong>cieron. Trajeron cargos falsos contra Moisés. Muy a menudo caen bajo <strong>la</strong> censura más pesada<br />

personas que, en verdad, merecen los elogios más elevados. —Aunque era el hombre más manso,<br />

Moisés se enojó mucho al encontrar que se reprochaba a Dios en él; no podía soportar que el pueblo<br />

se <strong>de</strong>struyera a sí mismo. Ape<strong>la</strong> a Dios y a su propia integridad. Dios los hace comparecer con Aarón<br />

en <strong>la</strong> mañana siguiente a <strong>la</strong> hora <strong>de</strong> ofrecer el incienso matutino. Coré <strong>de</strong>cidió comparecer. Los<br />

hombres orgullosos y ambiciosos a menudo precipitan su vergonzosa caída, cuando proyectan su<br />

propia exaltación.<br />

Vv. 16–22. La misma gloria <strong>de</strong>l Señor que primero se manifestó para colocar a Aarón en su<br />

oficio, Levítico ix, 23, apareció ahora para confirmarlo y para confundir a los que estaban en su<br />

contra. Nada es más terrible para los que tienen conciencia <strong>de</strong> culpa que <strong>la</strong> manifestación <strong>de</strong> <strong>la</strong> gloria<br />

divina. Obsérvese lo peligroso que es confraternizar con los pecadores y participar con ellos. —<br />

Aunque el pueblo había <strong>de</strong>sertado traicioneramente <strong>de</strong> ellos, Moisés y Aarón se <strong>de</strong>mostraron como<br />

fieles pastores <strong>de</strong> Israel. Si otros fal<strong>la</strong>n en su <strong>de</strong>ber para con nosotros, eso no elimina <strong>la</strong>s<br />

obligaciones que nosotros tenemos para procurar el bienestar <strong>de</strong> ellos. La oración <strong>de</strong> ellos fue una<br />

<strong>de</strong>precación suplicante, que prevaleció.<br />

Vv. 23-34. Los setenta ancianos <strong>de</strong> Israel asistieron a Moisés. Nuestro <strong>de</strong>ber es hacer lo que<br />

podamos para sostener y mantener a <strong>la</strong> autoridad legal cuando exista oposición a el<strong>la</strong>. Y los que no<br />

perecerán con los pecadores <strong>de</strong>ben salir <strong>de</strong> en medio <strong>de</strong> ellos y apartarse. En respuesta a <strong>la</strong> oración<br />

<strong>de</strong> Moisés fue que Dios impulsó el corazón <strong>de</strong> <strong>la</strong> congregación para alejarse por su propia seguridad.<br />

La gracia para separarse <strong>de</strong> los malhechores es una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s cosas que acompañan a <strong>la</strong> salvación. Dios<br />

<strong>de</strong>jó justamente a los rebel<strong>de</strong>s entregados a <strong>la</strong> obstinación y a <strong>la</strong> dureza <strong>de</strong> sus propios corazones. —<br />

Bajo <strong>la</strong> dirección divina Moisés <strong>de</strong>c<strong>la</strong>ra, cuando todo Israel esperaba el acontecer, que si los rebel<strong>de</strong>s<br />

sufrían una muerte común, él aceptaría que le l<strong>la</strong>maran impostor y lo contaran como tal. —En cuanto<br />

Moisés hubo dicho <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra, Dios hizo que <strong>la</strong> tierra se abriera y se los tragara a todos. Los niños<br />

perecieron con sus padres; <strong>de</strong> los cuales no po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir cuán malos pudieran haber sido para<br />

merecerlo, o, <strong>de</strong> lo contrario, cuán bueno pudiera ser Dios con ellos. Sin embargo, <strong>de</strong> esto estamos<br />

seguros: que <strong>la</strong> justicia infinita no les hizo mal. Eso fue completamente mi<strong>la</strong>groso. Dios tiene,<br />

cuando le p<strong>la</strong>ce, castigos extraños para los que hacen iniquidad. Fue muy significativo.<br />

Consi<strong>de</strong>rando cómo <strong>la</strong> tierra aún sigue cargada, <strong>de</strong> igual manera, con el peso <strong>de</strong> los pecados <strong>de</strong>l<br />

hombre, tenemos razón para maravil<strong>la</strong>rnos que no se hunda bajo su carga. La ruina <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más<br />

<strong>de</strong>biera ser nuestra advertencia. Si por fe pudiéramos oír los a<strong>la</strong>ridos <strong>de</strong> quienes han caído al abismo<br />

insondable, pondríamos más diligencia para escapar por nuestra vida, so pena <strong>de</strong> caer también en su<br />

con<strong>de</strong>nación.<br />

Vv. 35-40. Fuego salió <strong>de</strong>l Señor y consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el<br />

incienso. Mientras Aarón, que estaba entre ellos, fue conservado con vida. Dios es celoso <strong>de</strong>l honor

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