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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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les preparaban caminos y se quitaban los obstáculos. Que el Señor prepare nuestros corazones por <strong>la</strong><br />

enseñanza <strong>de</strong> su pa<strong>la</strong>bra y <strong>la</strong>s convicciones <strong>de</strong> su Espíritu, para que sean <strong>de</strong>rribados los pensamientos<br />

altos y orgullosos, sean p<strong>la</strong>ntados buenos <strong>de</strong>seos, se en<strong>de</strong>recen y suavicen los temperamentos<br />

torcidos y abruptos, y todo impedimento sea removido, para que estemos preparados para su<br />

voluntad en <strong>la</strong> tierra, y preparados para su reino celestial. —¡Qué es todo lo que pertenece al hombre<br />

caído o todo lo que hace sino como el pasto y su flor! ¡De qué servirán todos los títulos y posesiones<br />

<strong>de</strong> un pecador moribundo cuando lo <strong>de</strong>jen sometido a con<strong>de</strong>na! La pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong>l Señor pue<strong>de</strong> hacer<br />

por nosotros lo que toda <strong>la</strong> carne no pue<strong>de</strong>. —La buena nueva <strong>de</strong> <strong>la</strong> venida <strong>de</strong> Cristo iba a ser<br />

enviada hasta los confines <strong>de</strong> <strong>la</strong> tierra. Satanás es el hombre fuerte armado, pero nuestro Señor Jesús<br />

es más fuerte y Él proce<strong>de</strong>rá y hará todo lo que se propone. —Cristo es el buen Pastor; Él muestra<br />

tierno cuidado por los jóvenes convertidos, por los creyentes débiles y por los <strong>de</strong> espíritu triste. Por<br />

su pa<strong>la</strong>bra Él requiere no más servicio, y por su provi<strong>de</strong>ncia, inflige no más aflicción que aquello<br />

para lo cual los fortalecerá. Conozcamos <strong>la</strong> voz <strong>de</strong> nuestro Pastor y sigámosle, y <strong>de</strong>mostrémonos<br />

como sus ovejas.<br />

Vv. 12—17. Todos los seres humanos se reducen a nada comparados con el Creador. Cuando el<br />

Señor, por su Espíritu, hizo el mundo nada lo dirigió, ni le aconsejó qué hacer o como hacerlo. Las<br />

naciones, comparadas con Él, son como gota que queda en el bal<strong>de</strong>, comparadas con el vasto<br />

océano; o como menudo polvo en <strong>la</strong> ba<strong>la</strong>nza, que no <strong>la</strong> mueve, comparado con toda <strong>la</strong> tierra. Esto<br />

magnifica el amor <strong>de</strong> Dios por el mundo que, aunque <strong>de</strong> poca monta y valor para Él, sin embargo,<br />

para su re<strong>de</strong>nción dio a su Hijo unigénito, Juan iii, 16. Los servicios <strong>de</strong> <strong>la</strong> Iglesia no pue<strong>de</strong>n añadirle<br />

nada. Nuestras almas <strong>de</strong>bieran haber perecido para siempre si el unigénito Hijo <strong>de</strong>l Padre no se<br />

hubiera dado por nosotros.<br />

Vv. 18—26. Lo que estimemos o amemos, temamos o esperemos más que a Dios, esa criatura<br />

igua<strong>la</strong>mos con Dios, aunque no nos hagamos imágenes ni <strong>la</strong>s adoremos. El que es tan pobre que casi<br />

no tiene un sacrificio para ofrecer, sin embargo, no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> tener ídolo propio. No escatiman costos<br />

para sus ídolos y nosotros nos quejamos <strong>de</strong> lo que se gasta en el servicio <strong>de</strong> nuestro Dios. —Para<br />

probar <strong>la</strong> gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> Dios, el profeta ape<strong>la</strong> a todas <strong>la</strong>s eras y naciones. Los que ignoran esto, son<br />

voluntariamente ignorantes. Dios tiene el mando <strong>de</strong> todas <strong>la</strong>s criaturas, y <strong>de</strong> todas <strong>la</strong>s cosas creadas.<br />

El profeta nos lleva a usar nuestra razón y nuestros sentidos; a consi<strong>de</strong>rar al creador <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong>l<br />

cielo y a rendirle nuestro homenaje. Nadie <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> cumplir su voluntad. No olvi<strong>de</strong>mos que Él hizo<br />

todas <strong>la</strong>s promesas y se comprometió a cumplir<strong>la</strong>s.<br />

Vv. 27—31. El pueblo <strong>de</strong> Dios es reprobado por su <strong>de</strong>screimiento y <strong>de</strong>sconfianza en Dios.<br />

Recuer<strong>de</strong>n que tomaron los nombres <strong>de</strong> Jacob e Israel <strong>de</strong> uno que Dios halló fiel a Él en todas sus<br />

aflicciones. Llevan ese nombre como su pueblo <strong>de</strong>l pacto. Muchos afanes necios y temores necios se<br />

<strong>de</strong>svanecen antes <strong>de</strong> inquirir <strong>la</strong>s causas. Malo es tener malos pensamientos que surgen en nuestra<br />

mente, pero peor es convertirlos en pa<strong>la</strong>bras ma<strong>la</strong>s. Lo que ellos conocieron y oyeron era suficiente<br />

para silenciar todos sus temores y <strong>de</strong>sconfianzas. —Don<strong>de</strong> Dios ha empezado <strong>la</strong> obra <strong>de</strong> gracia, <strong>la</strong><br />

perfeccionará. Él ayuda a los que, en humil<strong>de</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Él, se ayudan a sí mismos. Su fuerza<br />

será según el día. En el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> <strong>la</strong> gracia divina nuestras almas ascen<strong>de</strong>rán por sobre el mundo.<br />

Correrán alegremente por el camino <strong>de</strong> los mandamientos <strong>de</strong> Dios. Velemos contra el <strong>de</strong>screimiento,<br />

el orgullo y <strong>la</strong> confianza en uno mismo. Si vamos a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte por nuestra propia fuerza, <strong>de</strong>smayaremos<br />

y caeremos totalmente; pero teniendo nuestros corazones y esperanzas en el cielo, seremos llevados<br />

por sobre todas <strong>la</strong>s dificulta<strong>de</strong>s y seremos dotados para echar mano <strong>de</strong>l premio <strong>de</strong> nuestra alta<br />

vocación en Cristo Jesús.

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