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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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Él, sería feliz. Sabía que no era un hipócrita y concluyó que no <strong>de</strong>bía ser rechazado. Nosotros<br />

<strong>de</strong>biéramos estar bien contentos con Dios como amigo, aunque parezca estar en contra nuestra como<br />

enemigo. Debemos creer que todo obrará para nuestro bien, aunque todo parezca en contra nuestra.<br />

Debemos aferrarnos a Dios, sí, aunque no podamos hal<strong>la</strong>r consuelo en Él, por el momento. A <strong>la</strong> hora<br />

<strong>de</strong> morir, <strong>de</strong>bemos obtener <strong>de</strong> Él consuelo vivo, y esto es confiar en Él, aunque nos mate.<br />

Vv. 23—28. Job ruega que sus pecados le sean reve<strong>la</strong>dos. Un penitente verda<strong>de</strong>ro está dispuesto<br />

a conocer lo peor <strong>de</strong> sí mismo; todos <strong>de</strong>bemos tener el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> conocer cuáles son nuestras<br />

transgresiones para confesar<strong>la</strong>s y resguardarnos contra el<strong>la</strong>s en el futuro. —Job se queja<br />

dolorosamente <strong>de</strong> los severos tratos <strong>de</strong> Dios con él. El tiempo no nos <strong>de</strong>sgasta <strong>la</strong> culpa <strong>de</strong>l pecado.<br />

Cuando Dios escribe cosas amargas contra nosotros, su <strong>de</strong>signio es hacernos recordar pecados<br />

olvidados, y, <strong>de</strong> esa manera, llevarnos al arrepentimiento para librarnos <strong>de</strong> ellos. Que <strong>la</strong> gente joven<br />

se cui<strong>de</strong> <strong>de</strong> darse el gusto pecando. Aun en este mundo pue<strong>de</strong>n posesionarse tanto los pecados <strong>de</strong> su<br />

juventud, que tengan meses <strong>de</strong> dolor por instantes <strong>de</strong> p<strong>la</strong>cer. La sabiduría <strong>de</strong> ellos es recordar a su<br />

Creador en los días <strong>de</strong> su juventud para tener una esperanza segura y una dulce paz <strong>de</strong> conciencia,<br />

como so<strong>la</strong>z en sus años <strong>de</strong> vejez. —Job también se <strong>la</strong>menta que sus errores presentes son notados<br />

con estrictez. Pero nada más lejos <strong>de</strong> eso, porque Dios no nos trata conforme a nuestros méritos. Este<br />

era el lenguaje <strong>de</strong> <strong>la</strong> triste perspectiva <strong>de</strong> Job. Si Dios marca nuestros pasos, y escudriña muy <strong>de</strong><br />

cerca nuestras sendas para juicio, cuerpo y alma sienten su justa venganza. Este será el caso<br />

espantoso <strong>de</strong> los incrédulos, pero hay salvación concebida, provista y dada a conocer en Cristo.<br />

CAPÍTULO XIV<br />

Versículos 1—6. Job hab<strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida <strong>de</strong>l hombre. 7—15. De <strong>la</strong> muerte <strong>de</strong>l hombre. 16—22. Por el<br />

pecado el hombre es sujetado a <strong>la</strong> corrupción.<br />

Vv. 1—6. Job se exp<strong>la</strong>ya sobre <strong>la</strong> condición <strong>de</strong>l hombre, dirigiéndose también a Dios. Todo hombre<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> raza caída <strong>de</strong> Adán es <strong>de</strong> corta vida. Toda su exhibición <strong>de</strong> belleza, felicidad y esplendor cae<br />

ante el golpe <strong>de</strong> <strong>la</strong> enfermedad o <strong>la</strong> muerte, como <strong>la</strong> flor ante el hacha; o se <strong>de</strong>svanece como <strong>la</strong><br />

sombra. ¿Cómo es posible que <strong>la</strong> conducta <strong>de</strong> un hombre sea sin pecado cuando su corazón es<br />

inmundo por naturaleza? He aquí una prueba c<strong>la</strong>ra <strong>de</strong> que Job entendía y creía <strong>la</strong> doctrina <strong>de</strong>l pecado<br />

original. Parece aducir formalmente, como <strong>de</strong>fensa, que el Señor no <strong>de</strong>biera tratarlo conforme a sus<br />

propias obras, sino conforme a su misericordia y gracia. —En el consejo y <strong>de</strong>creto <strong>de</strong> Dios está<br />

<strong>de</strong>terminado cuánto tiempo hemos <strong>de</strong> vivir. Nuestros tiempos están en sus manos, <strong>la</strong>s fuerzas <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

naturaleza actúan sometidas a Él; en Él vivimos y nos movemos. Es muy útil reflexionar seriamente<br />

en lo corto e incierto <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida humana, y en <strong>la</strong> naturaleza perece<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> todos los p<strong>la</strong>ceres<br />

terrenales. Pero aun más importante es consi<strong>de</strong>rar <strong>la</strong> causa y remedio <strong>de</strong> todos estos males. Hasta que<br />

nazcamos <strong>de</strong>l Espíritu nada espiritualmente bueno habita en nosotros, ni pue<strong>de</strong> proce<strong>de</strong>r <strong>de</strong> nosotros.<br />

Hasta el poco bien <strong>de</strong>l regenerado está contaminado con el pecado. Por tanto, <strong>de</strong>bemos humil<strong>la</strong>rnos<br />

ante Dios, y ponernos totalmente a merced <strong>de</strong> Dios por medio <strong>de</strong> nuestra Seguridad Divina.<br />

Diariamente <strong>de</strong>bemos procurar <strong>la</strong> renovación <strong>de</strong>l Espíritu Santo, y mirar al cielo como el único lugar<br />

<strong>de</strong> perfecta santidad y felicidad.<br />

Vv. 7—15. Aunque se corte un árbol, en un ambiente húmedo habrá, no obstante, retoños que<br />

broten y crezcan como árbol recién p<strong>la</strong>ntado. Pero cuando el hombre es cortado por <strong>la</strong> muerte, es<br />

quitado para siempre <strong>de</strong> su lugar en este mundo. La vida <strong>de</strong>l hombre pue<strong>de</strong> compararse propiamente<br />

con <strong>la</strong>s aguas <strong>de</strong> una inundación <strong>de</strong> <strong>la</strong> tierra, <strong>la</strong>s cuales llegan lejos, pero pronto se secan. Todas <strong>la</strong>s<br />

expresiones <strong>de</strong> Job en este pasaje muestran su creencia en <strong>la</strong> gran doctrina <strong>de</strong> <strong>la</strong> resurrección. —

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