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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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Vv. 27—35. Nuestro negocio es obe<strong>de</strong>cer los preceptos <strong>de</strong> Cristo y copiar su ejemplo; hacer<br />

justicia, amar misericordia y guardarnos <strong>de</strong> <strong>la</strong> codicia; estar preparados para toda buena obra,<br />

evitando <strong>la</strong> lucha innecesaria y soportando los males, si es posible, más que andar tratando <strong>de</strong><br />

en<strong>de</strong>rezarlos conforme a <strong>la</strong> ley. Se encontrará que poco se obtiene luchando. —No envidiemos a los<br />

opresores prósperos; lejos esté <strong>de</strong> los discípulos <strong>de</strong> Cristo elegir uno <strong>de</strong> sus caminos. El lujurioso y<br />

codicioso pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>spreciar estas verda<strong>de</strong>s, pero el <strong>de</strong>sdén eterno será <strong>la</strong> porción <strong>de</strong> esos bur<strong>la</strong>dores,<br />

mientras el favor divino se muestra al creyente humil<strong>de</strong>.<br />

CAPÍTULO IV<br />

Versículos 1—13. Exhortación al estudio <strong>de</strong> <strong>la</strong> sabiduría. 14—27. Precauciones contra <strong>la</strong>s ma<strong>la</strong>s<br />

compañías.—Exhortación a <strong>la</strong> fe y <strong>la</strong> santidad.<br />

Vv. 1—13. Debemos consi<strong>de</strong>rar a nuestros maestros como nuestros padres; aunque <strong>la</strong> instrucción<br />

conlleva en sí reproche y corrección, acojámos<strong>la</strong> bien. Los padres <strong>de</strong> Salomón lo amaban, por tanto,<br />

le enseñaron. Los hombres sabios y buenos, en toda época <strong>de</strong>l mundo, y rango <strong>de</strong> <strong>la</strong> sociedad,<br />

concuerdan en que <strong>la</strong> sabiduría verda<strong>de</strong>ra consiste en obediencia, y está unida a <strong>la</strong> felicidad.<br />

Consigue sabiduría, esfuérzate hasta el dolor por el<strong>la</strong>. Domina tus corrupciones; esfuérzate más por<br />

esto que por <strong>la</strong> riqueza <strong>de</strong> este mundo. El interés en <strong>la</strong> salvación <strong>de</strong> Cristo es necesario. Esta<br />

sabiduría es <strong>la</strong> única cosa necesaria. Un alma sin sabiduría ni gracia verda<strong>de</strong>ra es un alma muerta.<br />

¡Cuán pobres, <strong>de</strong>spreciables y <strong>de</strong>sgraciados son los que, con toda su riqueza y po<strong>de</strong>r, mueren sin<br />

tener entendimiento, sin Cristo, sin esperanza, y sin Dios! Escuchemos los dichos <strong>de</strong> Aquel que tiene<br />

pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong> vida eterna. Así, nuestra senda será sencil<strong>la</strong> ante nosotros; tomando y manteniendo firme<br />

<strong>la</strong> instrucción evitaremos ser angustiados o tropezar.<br />

Vv. 14—27. El camino <strong>de</strong> los hombres malos parece agradable y el camino más cercano para<br />

conseguir alguna finalidad; pero es un camino malo y terminará mal; si amas a tu Dios y a tu alma,<br />

evítalo. No se dice: manténte a <strong>la</strong> distancia <strong>de</strong>bida sino a una gran distancia; nunca pienses que<br />

pue<strong>de</strong>s llegar suficientemente lejos <strong>de</strong> esto. —El camino <strong>de</strong>l justo es luz: Cristo es su Camino y Él es<br />

<strong>la</strong> Luz. Los santos no serán perfectos hasta que lleguen al cielo, pero ahí bril<strong>la</strong>rán como el sol en su<br />

fuerza. —El camino <strong>de</strong>l pecado es tinieb<strong>la</strong>s. El camino <strong>de</strong>l impío es tenebroso, por tanto, peligroso;<br />

ellos caen en pecado, pero no saben cómo evitarlo. Se meten en problemas, pero nunca tratan <strong>de</strong><br />

saber si Dios contien<strong>de</strong> con ellos, ni cuál será el fin <strong>de</strong> ello. Este el camino que se nos insta a evitar.<br />

Oír atentamente <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios es buena señal <strong>de</strong> <strong>la</strong> obra <strong>de</strong> gracia empezada en el corazón y un<br />

buen medio <strong>de</strong> seguir realizándo<strong>la</strong>. En <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios hay un remedio apropiado para todas <strong>la</strong>s<br />

enfermeda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l alma. —Guarda tu corazón con toda diligencia. Debemos poner estricta vigi<strong>la</strong>ncia<br />

a nuestras almas; impedir que nuestros corazones infieran dolor y sean heridos. Se da una buena<br />

razón: porque <strong>de</strong> ahí surgen los asuntos <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida. Por sobre todo, <strong>de</strong>bemos buscar <strong>de</strong>l Señor Jesús<br />

el agua viva, el Espíritu santificador, que brota para vida eterna. Así seremos capacitados para<br />

eliminar una boca perversa y <strong>la</strong>bios pervertidos; nuestros ojos serán vueltos <strong>de</strong> contemp<strong>la</strong>r <strong>la</strong><br />

vanidad, mirando <strong>de</strong>recho a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte y andando por <strong>la</strong> reg<strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios, yendo en los pasos<br />

<strong>de</strong> nuestro Señor y Amo. Señor, perdona el pasado y capacítamos para seguirte más <strong>de</strong> cerca durante<br />

el tiempo veni<strong>de</strong>ro.<br />

CAPÍTULO V

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