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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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Versículos 1—7. El apóstol ofrece acción <strong>de</strong> gracias y oraciones por <strong>la</strong> buena obra <strong>de</strong> gracia en los<br />

filipenses. 8—11. Expresa afecto y ora por ellos. 12—20. Los fortalece para que no se<br />

<strong>de</strong>sanimen por sus sufrimientos. 21—26. El estaba preparado para glorificar a Cristo por su<br />

vida o su muerte. 27—30. Exhortaciones al celo y <strong>la</strong> constancia para profesar el evangelio.<br />

Vv. 1—7. El más alto honor <strong>de</strong> los ministros más eminentes es ser siervos <strong>de</strong> Cristo. Los que no son<br />

verda<strong>de</strong>ros santos en <strong>la</strong> tierra nunca serán santos en el cielo. Fuera <strong>de</strong> Cristo los mejores santos son<br />

pecadores e incapaces <strong>de</strong> estar <strong>de</strong><strong>la</strong>nte <strong>de</strong> Dios. No hay paz sin gracia. La paz interna surge <strong>de</strong><br />

percibir el favor divino. No hay gracia sin paz, sino <strong>de</strong> nuestro Padre Dios, <strong>la</strong> fuente y el origen <strong>de</strong><br />

todas <strong>la</strong>s bendiciones. —El apóstol fue maltratado en Filipos y vio poco fruto <strong>de</strong> su <strong>la</strong>bor, pero<br />

recuerda con gozo a los filipenses. Debemos agra<strong>de</strong>cer a nuestro Dios <strong>la</strong>s gracias y consuelos, los<br />

dones y el servicio <strong>de</strong> otros, cuando recibimos el beneficio y Dios recibe <strong>la</strong> gloria. La obra <strong>de</strong> gracia<br />

nunca será perfeccionada sino hasta el día <strong>de</strong> Jesucristo, el día <strong>de</strong> su manifestación. Pero estemos<br />

siempre confiados en que Dios completará su buena obra en toda alma don<strong>de</strong> <strong>la</strong> haya comenzado por<br />

<strong>la</strong> regeneración, aunque no <strong>de</strong>bemos confiarnos <strong>de</strong> <strong>la</strong>s apariencias externas, ni en nada sino en <strong>la</strong><br />

nueva creación para santidad. La gente es querida por sus ministros cuando reciben el beneficio <strong>de</strong><br />

su ministerio. Los que sufren juntos en <strong>la</strong> causa <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>ben amarse mutuamente.<br />

Vv. 8—11. ¿No compa<strong>de</strong>ceremos y no amaremos a <strong>la</strong>s almas que Cristo ama y compa<strong>de</strong>ce? Los<br />

que abun<strong>de</strong>n en alguna gracia tienen que abundar más. Probemos diferentes cosas; aprobemos lo<br />

excelente. Las verda<strong>de</strong>s y <strong>la</strong>s leyes <strong>de</strong> Cristo son excelentes y se recomiendan a sí mismas como<br />

tales a toda mente atenta. La sinceridad <strong>de</strong>be ser <strong>la</strong> marca <strong>de</strong> nuestra conversación en el mundo, y es<br />

<strong>la</strong> gloria <strong>de</strong> todas nuestras virtu<strong>de</strong>s. Los cristianos no <strong>de</strong>ben ofen<strong>de</strong>rse y <strong>de</strong>ben tener mucho cuidado<br />

en no ofen<strong>de</strong>r a Dios ni a los hermanos. Las cosas que más honran a Dios son <strong>la</strong>s que más nos<br />

beneficiarán. No <strong>de</strong>mos cabida a ninguna duda sobre si hay o no algún fruto bueno en nosotros.<br />

Nadie <strong>de</strong>be sentirse satisfecho con una medida pequeña <strong>de</strong> amor, conocimiento y fruto cristiano.<br />

Vv. 12—20. El apóstol estaba preso en Roma y para borrar el vituperio <strong>de</strong> <strong>la</strong> cruz muestra <strong>la</strong><br />

sabiduría y <strong>la</strong> bondad <strong>de</strong> Dios en sus sufrimientos. Estas cosas le hicieron conocido don<strong>de</strong> nunca<br />

hubiera sido conocido <strong>de</strong> otro modo; <strong>de</strong>bido a el<strong>la</strong>s algunos se interesaron en el evangelio. Sufrió <strong>de</strong><br />

parte <strong>de</strong> los falsos amigos y <strong>de</strong> los enemigos. ¡Miserable carácter el <strong>de</strong> los que predican a Cristo por<br />

envidia y contienda y aña<strong>de</strong>n aflicción a <strong>la</strong>s ca<strong>de</strong>nas que oprimían a éste, el mejor <strong>de</strong> los hombres!<br />

—El apóstol estaba cómodo en medio <strong>de</strong> todo. Debemos regocijarnos, puesto que nuestros trastornos<br />

pue<strong>de</strong>n hacer bien a muchos. Todo lo que resulte para nuestra salvación es por el Espíritu <strong>de</strong> Cristo y<br />

<strong>la</strong> oración es el medio <strong>de</strong>signado para buscarlo. Nuestras expectativas y esperanzas más fervientes<br />

no <strong>de</strong>ben ser lograr que nos honren los hombres ni escapar <strong>de</strong> <strong>la</strong> cruz, sino ser sustentado en medio<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> tentación, el <strong>de</strong>sprecio y <strong>la</strong> aflicción. Dejemos a Cristo <strong>la</strong> manera en que nos hará útiles para su<br />

gloria, ya sea por <strong>la</strong>bores o sufrimientos, por diligencia o paciencia, por vivir para su honra<br />

trabajando para Él o morir para su honra sufriendo por Él.<br />

Vv. 21—26. La muerte es una pérdida gran<strong>de</strong> para el hombre carnal y mundano, porque pier<strong>de</strong><br />

todas <strong>la</strong>s bendiciones terrenales y todas sus esperanzas, pero para el creyente verda<strong>de</strong>ro es ganancia,<br />

porque es el fin <strong>de</strong> todas sus <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s y miserias. Le libra <strong>de</strong> todos los males <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida y le lleva a<br />

poseer el bien principal. La disyuntiva <strong>de</strong>l apóstol no era entre vivir en este mundo y vivir en el<br />

cielo; entre ellos no hay comparación; era entre servir a Cristo en este mundo y disfrutar <strong>de</strong> Él en el<br />

otro. No entre dos cosas ma<strong>la</strong>s, sino entre dos cosas buenas: vivir para Cristo o estar con Él. Véase el<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe y <strong>de</strong> <strong>la</strong> gracia divina; pue<strong>de</strong> hacernos dispuestos para morir. En este mundo estamos<br />

ro<strong>de</strong>ados <strong>de</strong> pecado, pero estando con Cristo escaparemos <strong>de</strong>l pecado y <strong>de</strong> <strong>la</strong> tentación, <strong>la</strong> tristeza y<br />

<strong>la</strong> muerte para siempre. Pero quienes tienen más razón para partir <strong>de</strong>ben estar dispuestos a quedarse

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