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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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siervos inofensivos y útiles <strong>de</strong> Cristo, como los apóstoles, suelen verse afligidos por su trabajo <strong>de</strong> fe<br />

y obra <strong>de</strong> amor, cuando los impíos han escapado. Hasta <strong>la</strong> fecha no faltan los casos en que <strong>la</strong> lectura<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong>s Escrituras, <strong>la</strong> oración en grupo y <strong>la</strong> conversación sobre temas religiosos encuentran ceños<br />

fruncidos y restricciones, pero, si obe<strong>de</strong>cemos los preceptos <strong>de</strong> Cristo, Él nos sostendrá.<br />

Vv. 5—14. Estando lleno <strong>de</strong>l Espíritu Santo, Pedro <strong>de</strong>seaba que todos entendieran que el mi<strong>la</strong>gro<br />

había sido obrado en el nombre y el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Jesús <strong>de</strong> Nazaret, el Mesías, al que ellos habían<br />

crucificado; y esto confirmaba el testimonio <strong>de</strong> su resurrección <strong>de</strong> entre los muertos, lo cual probaba<br />

que era el Mesías. Estos dirigentes <strong>de</strong>bían ser salvados por ese Jesús al que habían crucificado o<br />

perecer por siempre. El nombre <strong>de</strong> Jesús es dado a los hombres <strong>de</strong> toda edad y nación, porque los<br />

creyentes son salvos <strong>de</strong> <strong>la</strong> ira veni<strong>de</strong>ra solo por Él. Sin embargo, cuando <strong>la</strong> codicia, el orgullo o<br />

cualquier pasión corrupta reina por <strong>de</strong>ntro, los hombres cierran sus ojos y cierran sus corazones, con<br />

enemistad contra <strong>la</strong> luz, consi<strong>de</strong>rando ignorantes e indoctos a todos los que <strong>de</strong>sean no saber nada si<br />

no es Cristo crucificado. Los seguidores <strong>de</strong> Cristo actuarán en esa forma para que todos los que<br />

hablen con ellos, sepan que han estado con Jesús. Esto los hace santos, celestiales, espirituales y<br />

jubilosos, y los eleva por encima <strong>de</strong> este mundo.<br />

Vv. 15—22. Todo el interés <strong>de</strong> los gobernantes es que <strong>la</strong> doctrina <strong>de</strong> Cristo no se difunda entre el<br />

pueblo, aunque no pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>cir que sea falsa o peligrosa o <strong>de</strong> alguna ma<strong>la</strong> ten<strong>de</strong>ncia; y se<br />

avergüenzan <strong>de</strong> reconocer <strong>la</strong> razón verda<strong>de</strong>ra: que testifica contra su hipocresía, iniquidad y tiranía.<br />

Quienes saben valorar con justicia <strong>la</strong>s promesas <strong>de</strong> Cristo, saben <strong>de</strong>spreciar, con justicia, <strong>la</strong>s<br />

amenazas <strong>de</strong>l mundo. Los apóstoles miran preocupados <strong>la</strong>s almas que perecen y saben que no<br />

pue<strong>de</strong>n huir <strong>de</strong> <strong>la</strong> ruina eterna sino por Jesucristo; por tanto, son fieles al advertir y mostrar el<br />

camino recto. —Nadie disfrutará paz mental ni actuará rectamente hasta que haya aprendido a guiar<br />

su conducta por <strong>la</strong> norma <strong>de</strong> <strong>la</strong> verdad, y no por <strong>la</strong>s opiniones y fantasías vaci<strong>la</strong>ntes <strong>de</strong> los hombres.<br />

Cuidaos especialmente <strong>de</strong>l vano intento <strong>de</strong> servir a dos amos, a Dios y al mundo; el final será que no<br />

pue<strong>de</strong> servir fielmente a ninguno.<br />

Vv. 23—31. Los seguidores <strong>de</strong> Cristo andan en mejor forma cuando van en compañía, siempre y<br />

cuando <strong>la</strong> compañía sea <strong>la</strong> <strong>de</strong> otros como ellos. Estimu<strong>la</strong> a los siervos <strong>de</strong> Dios tanto al hacer obra<br />

como al sufrir el trabajo, saber que sirven al Dios que hizo todas <strong>la</strong>s cosas y, por tanto, dispone todos<br />

los sucesos; y que <strong>la</strong>s Escrituras <strong>de</strong>ben cumplirse. Jesús fue ungido para ser Salvador; por tanto,<br />

estaba <strong>de</strong>terminado que fuera sacrificio expiatorio por el pecado. Pero el pecado no es el mal menor<br />

para que Dios saque bien <strong>de</strong> él. —En <strong>la</strong>s épocas amenazantes nuestro interés no <strong>de</strong>be ser tanto evitar<br />

los problemas como po<strong>de</strong>r seguir a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte con júbilo y valor en nuestra obra y <strong>de</strong>ber. Ellos no oran,<br />

Señor déjanos alejarnos <strong>de</strong> nuestra tarea ahora que se ha vuelto peligrosa, sino: Señor, danos tu<br />

gracia para seguir a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte con constancia en nuestra obra, y no temer el rostro <strong>de</strong>l hombre. Aquellos<br />

que <strong>de</strong>sean ayuda y exhortación divina, pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> que <strong>la</strong>s tienen, y <strong>de</strong>ben salir y seguir<br />

a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte en el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Señor Dios. —Él dio una señal <strong>de</strong> aceptar sus oraciones. El lugar tembló<br />

para que <strong>la</strong> fe <strong>de</strong> ellos se estabilizara y no fuera vaci<strong>la</strong>nte. Dios les dio mayor grado <strong>de</strong> su Espíritu y<br />

todos ellos fueron llenos con el Espíritu Santo más que nunca; por ello no sólo fueron estimu<strong>la</strong>dos,<br />

sino capacitados para hab<strong>la</strong>r con <strong>de</strong>nuedo <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios. Cuando hal<strong>la</strong>n que el Señor Dios les<br />

ayuda por su Espíritu, saben que no serán confundidos, Isaías l, 7.<br />

Vv. 32—37. Los discípulos se amaban unos a otros. Esto era el bendito fruto <strong>de</strong>l precepto <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

muerte <strong>de</strong> Cristo para sus discípulos, y su oración por ellos cuando estaba a punto <strong>de</strong> morir. Así fue<br />

entonces y así será otra vez, cuando el Espíritu sea <strong>de</strong>rramado sobre nosotros <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo alto. La<br />

doctrina predicada era <strong>la</strong> resurrección <strong>de</strong> Cristo; un hecho cumplido que, cuando se explica<br />

<strong>de</strong>bidamente, es el resumen <strong>de</strong> todos los <strong>de</strong>beres, privilegios y consuelos <strong>de</strong> los cristianos. Había<br />

frutos evi<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> <strong>la</strong> gracia <strong>de</strong> Cristo en todo lo que <strong>de</strong>cían y hacían. —Estaban muertos para este

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