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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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que está en nosotros no sea tinieb<strong>la</strong>s, porque si nuestros principios directrices son malos, nuestro<br />

juicio y conducta serán malos.<br />

Vv. 37—54. Todos <strong>de</strong>bemos mirar en nuestros corazones, para que sean purificados y creados <strong>de</strong><br />

nuevo; mientras aten<strong>de</strong>mos a <strong>la</strong>s gran<strong>de</strong>s cosas <strong>de</strong> <strong>la</strong> ley y <strong>de</strong>l evangelio, no <strong>de</strong>bemos <strong>de</strong>scuidar <strong>la</strong>s<br />

cosas pequeñas seña<strong>la</strong>das por Dios. Cuando alguien acecha para cazarnos en algo que <strong>de</strong>cimos, oh<br />

Señor, danos tu pru<strong>de</strong>ncia y tu paciencia, y <strong>de</strong>sbarata sus malos propósitos. Provéenos <strong>de</strong> tal<br />

mansedumbre y paciencia que podamos gloriarnos en <strong>la</strong>s reprensiones, por amor a Cristo, y que su<br />

Espíritu Santo repose sobre nosotros.<br />

CAPÍTULO XII<br />

Versículos 1—12. Cristo repren<strong>de</strong> a los intérpretes <strong>de</strong> <strong>la</strong> ley. 13—21. Advertencia contra <strong>la</strong><br />

avaricia.—La parábo<strong>la</strong> <strong>de</strong>l rico. 22—40. Con<strong>de</strong>nación <strong>de</strong> <strong>la</strong>s preocupacionesl mundanas. 41—<br />

53. L<strong>la</strong>mado a ve<strong>la</strong>r. 54—59. L<strong>la</strong>mado a reconciliarse con Dios.<br />

Vv. 1—12. Una firme creencia en <strong>la</strong> doctrina <strong>de</strong> <strong>la</strong> provi<strong>de</strong>ncia universal <strong>de</strong> Dios y su magnitud<br />

<strong>de</strong>biera bastarnos cuando estamos en peligros, y estimu<strong>la</strong>rnos a confiar en Dios en el camino <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>ber. La provi<strong>de</strong>ncia se fija en <strong>la</strong>s criaturas más bajas, hasta <strong>de</strong> los gorriones, y en consecuencia en<br />

<strong>la</strong>s preocupaciones menores <strong>de</strong> los discípulos <strong>de</strong> Cristo. Quienes ahora confiesen a Cristo serán<br />

reconocidos por Él en el día gran<strong>de</strong>, ante los ángeles <strong>de</strong> Dios. Para disuadirnos <strong>de</strong> negar a Cristo, y<br />

<strong>de</strong>sertar <strong>de</strong> sus verda<strong>de</strong>s y caminos, aquí se nos asegura que los que niegan a Cristo, aunque puedan<br />

así salvar <strong>la</strong> vida misma, y aunque puedan ganar un reino, serán los gran<strong>de</strong>s per<strong>de</strong>dores al final;<br />

porque Cristo no los conocerá, no los reconocerá, ni les mostrará favor. Pero que ningún <strong>de</strong>scarriado<br />

penitente y tembloroso du<strong>de</strong> que obtendrá el perdón. Esto es muy diferente <strong>de</strong> <strong>la</strong> enemistad franca<br />

que es b<strong>la</strong>sfemia contra el Espíritu Santo, <strong>la</strong> cual no será perdonada jamás porque <strong>de</strong> el<strong>la</strong> nunca<br />

habrá arrepentimiento.<br />

Vv. 13—21. El reino <strong>de</strong> Cristo es espiritual, y no es <strong>de</strong> este mundo. El cristianismo no se mete en<br />

política; obliga a todos a obrar con justicia, pero el po<strong>de</strong>r mundano no se fundamenta en <strong>la</strong> gracia.<br />

No estimu<strong>la</strong> <strong>la</strong>s expectativas <strong>de</strong> ventajas mundanas por medio <strong>de</strong> <strong>la</strong> religión. La recompensa <strong>de</strong> los<br />

discípulos <strong>de</strong> Cristo son <strong>de</strong> otra naturaleza. —La avaricia es un pecado <strong>de</strong>l cual tenemos que estar<br />

constantemente precavidos, porque <strong>la</strong> dicha y el consuelo no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> <strong>la</strong> riqueza <strong>de</strong> este mundo.<br />

Las cosas <strong>de</strong>l mundo no satisfacen los <strong>de</strong>seos <strong>de</strong>l alma. Aquí hay una parábo<strong>la</strong> que muestra <strong>la</strong><br />

necedad <strong>de</strong> los mundanos carnales mientras viven, y su miseria cuando mueren. El carácter <strong>de</strong>scrito<br />

es exactamente el <strong>de</strong> un hombre mundano pru<strong>de</strong>nte que no tiene gratitud hacia <strong>la</strong> provi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong><br />

Dios, ni un pensamiento recto sobre <strong>la</strong> incertidumbre <strong>de</strong> los asuntos humanos, el valor <strong>de</strong> su alma o<br />

<strong>la</strong> importancia <strong>de</strong> <strong>la</strong> eternidad. ¡Cuántos, aún entre cristianos profesos, seña<strong>la</strong>n a personajes<br />

semejantes como mo<strong>de</strong>los para imitar y personas con <strong>la</strong>s cuales sería bueno re<strong>la</strong>cionarse! Erramos si<br />

pensamos que los pensamientos se pue<strong>de</strong>n ocultar, y que los pensamientos son libres. Cuando vio<br />

una gran cosecha en su terreno, en lugar <strong>de</strong> dar gracias a Dios por el<strong>la</strong>, o <strong>de</strong> regocijarse por tener<br />

mayor capacidad para hacer el bien, se aflige. ¿Qué haré ahora? ¿Qué hago ahora? El mendigo más<br />

pobre <strong>de</strong>l país no podría haber dicho algo con mayor ansiedad. Mientras más tengan los hombres,<br />

más confusión tienen. Fue necio no pensar en usar <strong>de</strong> otro modo <strong>la</strong> riqueza, sino en darse gustos<br />

carnales y satisfacer los apetitos sensuales, sin pensar en hacer el bien a los <strong>de</strong>más. Los mundanos<br />

carnales son necios; y llega el día en que Dios los l<strong>la</strong>mará por nombre propio, y ellos se l<strong>la</strong>marán así.<br />

La muerte <strong>de</strong> tales personas es miserable en sí y terrible para ellos. Pedirán tu alma. Él <strong>de</strong>testa<br />

separase <strong>de</strong> sus bienes, pero Dios lo requerirá, requerirá una rendición <strong>de</strong> cuentas, lo requerirá como

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