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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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vigésimo tercero <strong>de</strong> su reinado. Por tanto, se adoptó otro método. Cuando se realiza fielmente el<br />

reparto público, se harán alegremente los aportes públicos. Mientras ellos obtenían todo lo que<br />

podían para reparar el templo, no interrumpieron el mantenimiento estipu<strong>la</strong>do para los sacerdotes.<br />

Que no pasen hambre los sirvientes <strong>de</strong>l templo, so pretexto <strong>de</strong> reparar sus portillos. Los encargados<br />

<strong>de</strong> hacerlo, lo efectuaron con cuidado y fi<strong>de</strong>lidad. No pusieron los ornamentos <strong>de</strong>l templo hasta<br />

completar <strong>la</strong> obra; <strong>de</strong> ahí que tenemos que apren<strong>de</strong>r a preferir en todos nuestros gastos lo que es más<br />

necesario y, al tratar con el público, tratarlo como lo haríamos con nosotros mismos.<br />

Vv. 17—21. Examinemos el carácter <strong>de</strong> Joás y consi<strong>de</strong>remos lo que po<strong>de</strong>mos apren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> esto.<br />

Cuando vemos cuán triste conclusión tuvo lo que empezó tan promisoriamente, <strong>de</strong>biera hacernos<br />

examinar nuestro <strong>de</strong>terioro espiritual. Si algo conocemos <strong>de</strong> Cristo como fundamento <strong>de</strong> nuestra fe y<br />

esperanza, no <strong>de</strong>seemos conocer otra cosa sino Cristo. Que <strong>la</strong> obra <strong>de</strong>l Espíritu bendito sea<br />

manifiesta en nuestra alma; que podamos ver, sentir y ser fervorosos para buscar a Jesús en toda su<br />

plenitud, suficiencia y gracia, para que nuestra alma pueda ser apartada <strong>de</strong> <strong>la</strong>s obras muertes para<br />

servir al verda<strong>de</strong>ro Dios vivo.<br />

CAPÍTULO XIII<br />

Versículos 1—9. Reinado <strong>de</strong> Joacaz. 10—19. Joás, rey <strong>de</strong> Israel—Eliseo agoniza 20—25. La<br />

muerte <strong>de</strong> Eliseo—Las victorias <strong>de</strong> Joás.<br />

Vv. 1—9. Era antiguo honor <strong>de</strong> Israel ser un pueblo <strong>de</strong> oración. Joás, su rey, en su angustia, buscó al<br />

Señor; solicitó ayuda directa <strong>de</strong> Él, pero no a los becerros; ¿qué ayuda podía darle? Buscó a Jehová.<br />

Véase cuán presto es Dios para mostrar misericordia; cuán listo para oír <strong>la</strong> oración; cuán dispuesto a<br />

encontrar una razón para ser bondadoso; <strong>de</strong> lo contrario, no hubiera mirado tan atrás al pacto antiguo<br />

que Israel había quebrantado y abandonado tan a menudo. Que esto nos invite y nos comprometa<br />

para siempre con Él; y que aliente aun a quienes lo han olvidado, para que retornen y se arrepientan;<br />

porque hay perdón en Él, para que sea temido. Y si el Señor respon<strong>de</strong> el c<strong>la</strong>mor <strong>de</strong> angustia que pi<strong>de</strong><br />

alivio temporal, cuánto más consi<strong>de</strong>rará <strong>la</strong> oración <strong>de</strong> fe que pi<strong>de</strong> bendiciones espirituales.<br />

Vv. 10—19. Joás, el rey, fue a ver a Eliseo para recibir su consejo y bendición <strong>de</strong> moribundo.<br />

Pue<strong>de</strong> resultar para nuestra gran ventaja espiritual ir al lecho <strong>de</strong> enfermo y a los lechos <strong>de</strong> muerte <strong>de</strong><br />

los hombres buenos, para que seamos exhortados en <strong>la</strong> fe por los consuelos vivos que ellos tienen <strong>de</strong><br />

el<strong>la</strong> en <strong>la</strong> hora <strong>de</strong> morir. —Eliseo aseguró su éxito al rey, pero él <strong>de</strong>bía mirar a Dios en busca <strong>de</strong> guía<br />

y fuerza; no <strong>de</strong>bía confiar tanto en sus propias manos, sino proseguir <strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong>l socorro<br />

divino. Las manos temblorosas <strong>de</strong>l profeta moribundo, en representación <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios, dieron a<br />

esta flecha más fuerza que toda su fuerza <strong>de</strong> <strong>la</strong>s manos <strong>de</strong>l rey. —Por <strong>de</strong>spreciar <strong>la</strong> señal, el rey se<br />

perdió lo seña<strong>la</strong>do, para tristeza <strong>de</strong>l profeta moribundo. Para los hombres buenos es un problema ver<br />

a quienes quieren bien, abandonar sus misericordias y verlos per<strong>de</strong>r ventaja contra los enemigos<br />

espirituales.<br />

Vv. 20—25. Dios tiene muchas maneras <strong>de</strong> castigar a un pueblo provocador. A veces los<br />

problemas surgen <strong>de</strong>l punto que menos tememos. La mención <strong>de</strong> esta invasión al morir Eliseo indica<br />

que <strong>la</strong> partida <strong>de</strong> los fieles profetas <strong>de</strong> Dios es un presagio <strong>de</strong> juicios veni<strong>de</strong>ros. —Su cuerpo muerto<br />

fue un medio para dar vida a otro cuerpo muerto. Este mi<strong>la</strong>gro fue una confirmación <strong>de</strong> sus<br />

profecías. Y pudiera tener referencia a Cristo, por cuya muerte y sepultura es hecha <strong>la</strong> tumba un paso<br />

seguro y feliz a <strong>la</strong> vida para todos los creyentes. —Joás triunfó contra los sirios, tan a menudo como

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