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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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Sólo los que son verda<strong>de</strong>ramente santos son realmente felices. En vano preten<strong>de</strong>mos ser <strong>de</strong> los que<br />

temen a Dios, si no tomamos conciencia <strong>de</strong> mantenernos constantemente en sus caminos. Bendito es<br />

todo el que teme a Dios, sea alto o bajo, rico o pobre en el mundo. Si le temes y andas en sus<br />

caminos, te irá bien mientras vivas, mejor aún cuando mueras y será lo mejor en <strong>la</strong> eternidad. —Por<br />

<strong>la</strong> bendición <strong>de</strong> Dios el santo tiene una forma honesta <strong>de</strong> vivir. Aquí hay una promesa doble: tendrán<br />

algo que hacer, porque <strong>la</strong> vida <strong>de</strong> ocio es miserable e incómoda, y tendrán salud, fuerza y po<strong>de</strong>r<br />

mental para hacerlo. No serán obligados a vivir <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong> otras personas. Es misericordia y<br />

<strong>de</strong>ber trabajar y comer nuestro pan en paz. Ellos y los suyos disfrutarán lo que obtengan. Los que<br />

temen al Señor y andan en sus caminos son <strong>la</strong>s únicas personas felices, no importa su situación en <strong>la</strong><br />

vida. —Tendrán abundante consuelo en sus re<strong>la</strong>ciones familiares. Tendrán todas <strong>la</strong>s cosas buenas<br />

que Dios ha prometido, y por <strong>la</strong>s que oran. Un hombre bueno pue<strong>de</strong> tener poco consuelo al ver a los<br />

hijos <strong>de</strong> sus hijos, a menos que vea <strong>la</strong> paz en Israel. Todo creyente verda<strong>de</strong>ro se goza en <strong>la</strong><br />

prosperidad <strong>de</strong> <strong>la</strong> Iglesia. De aquí en a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte veremos gran<strong>de</strong>s cosas, con <strong>la</strong> paz y reposo eternos<br />

que quedan para el Israel <strong>de</strong> Dios.<br />

SALMO CXXIX<br />

Versículos 1—4. Gratitud por liberaciones anteriores. 5—8. Una perspectiva creyente <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

<strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> los enemigos <strong>de</strong> Sion.<br />

Vv. 1—4. Los enemigos <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Dios se han propuesto bárbaramente acabar con los santos <strong>de</strong>l<br />

Altísimo, pero <strong>la</strong> iglesia siempre ha sido librada por gracia. Cristo ha edificado su iglesia sobre <strong>la</strong><br />

roca. El Señor tiene muchas maneras <strong>de</strong> impedir que los impíos hagan el mal que conciben contra su<br />

iglesia. El Señor es justo al no tolerar que se <strong>de</strong>struya a Israel; ha prometido reservarse un pueblo<br />

para sí.<br />

Vv. 5—8. Mientras el pueblo <strong>de</strong> Dios florece como <strong>la</strong> palma cargada, o el olivo ver<strong>de</strong> y<br />

fructífero, sus enemigos se secarán como <strong>la</strong> hierba <strong>de</strong> los tejados, que en los países orientales son<br />

p<strong>la</strong>nos, y lo que crece en ellos nunca madura; así ocurre con los <strong>de</strong>signios <strong>de</strong> los enemigos <strong>de</strong> Dios.<br />

—Ningún hombre sabio orará que el Señor bendiga a estos segadores ni a los que recogen gavil<strong>la</strong>s.<br />

Y cuando recordamos cómo Jesús resucitó y reina, cómo ha sido sostenido a su pueblo, como a <strong>la</strong><br />

zarza ardiente que no se consume, no temeremos.<br />

SALMO CXXX<br />

Versículos 1—4. La esperanza <strong>de</strong>l salmista en oración. 5—8. Su paciencia en <strong>la</strong> esperanza.<br />

Vv. 1—4. El único alivio para el alma comprometida en el pecado es ape<strong>la</strong>r sólo a Dios. Muchas<br />

cosas se presentan como diversiones, muchas cosas se ofrecen como remedio, pero el alma hal<strong>la</strong> que<br />

sólo el Señor pue<strong>de</strong> sanar. Mientras los hombres no sean sensibles a <strong>la</strong> culpa <strong>de</strong>l pecado y <strong>de</strong>jen todo<br />

<strong>de</strong> inmediato para acudir a Dios, es inútil que tengan esperanzas <strong>de</strong> algún alivio. El Espíritu Santo da<br />

a esas pobres almas un sentido nuevo <strong>de</strong> su profunda necesidad, para estimu<strong>la</strong>r<strong>la</strong>s a rogar<br />

sinceramente, por <strong>la</strong> oración <strong>de</strong> fe, c<strong>la</strong>mando a Dios. Y cuando amen sus almas, cuando estén<br />

interesados por <strong>la</strong> gloria <strong>de</strong>l Señor, no faltarán a su <strong>de</strong>ber. ¿Por qué estas cosas son inciertas para<br />

ellos hasta ahora? ¿No es por pereza y <strong>de</strong>sánimo que se contentan con oraciones comunes y

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