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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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Vv. 20—31. Isaac bendijo a Jacob y Esaú respecto a cosas veni<strong>de</strong>ras. Las cosas presentes no son<br />

<strong>la</strong>s mejores; nadie conoce el amor o el odio teniéndolos o queriéndolos. Jacob vivió por fe y murió<br />

por fe y en fe. Aunque <strong>la</strong> gracia <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe siempre sirve durante toda nuestra vida, especialmente es así<br />

cuando nos toca morir. La fe tiene una gran obra que hacer al final para ayudar al creyente a morir<br />

para el Señor, dándole honra a Él con paciencia, esperanza y gozo. —José fue probado por <strong>la</strong>s<br />

tentaciones a pecar, por <strong>la</strong> persecución para mantener su integridad, y fue probado por los honores y<br />

el po<strong>de</strong>r en <strong>la</strong> corte <strong>de</strong> faraón, pero su fe superó todo eso. —Es gran misericordia estar libres <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

leyes y edictos malos, pero cuando no lo estemos, <strong>de</strong>bemos recurrir a todos los medios legales para<br />

nuestra seguridad. En esta fe <strong>de</strong> los padres <strong>de</strong> Moisés había una mezc<strong>la</strong> <strong>de</strong> incredulidad, pero agradó<br />

a Dios pasar<strong>la</strong> por alto. La fe da fuerzas contra el temor pecador y esc<strong>la</strong>vizante a los hombres; pone a<br />

Dios ante el alma, muestra <strong>la</strong> vanidad <strong>de</strong> <strong>la</strong> criatura y todo eso que <strong>de</strong>be dar lugar a <strong>la</strong> voluntad y al<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios. Los p<strong>la</strong>ceres <strong>de</strong>l pecado son y serán cortos; <strong>de</strong>ben terminar en pronto arrepentimiento<br />

o en pronta ruina. Los p<strong>la</strong>ceres <strong>de</strong> este mundo son en su mayoría <strong>de</strong>leites <strong>de</strong> pecado; siempre lo son<br />

cuando no po<strong>de</strong>mos disfrutarlos sin apartarnos <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> su pueblo. Es mejor optar por sufrir, que<br />

por pecar; hay más mal en el pecado menor, <strong>de</strong> lo que pue<strong>de</strong> haber en el mayor sufrimiento. El<br />

pueblo <strong>de</strong> Dios es, y siempre ha sido, un pueblo vituperado. El mismo Cristo se cuenta como<br />

vituperado en sus oprobios, y <strong>de</strong> ese modo los vituperios llegan a ser riqueza más gran<strong>de</strong>s que los<br />

tesoros <strong>de</strong>l imperio más rico <strong>de</strong>l mundo. Moisés hizo su elección cuando estaba maduro para juicio y<br />

<strong>de</strong>leite, capaz <strong>de</strong> saber lo que hacía y por qué lo hacía. Necesario es que <strong>la</strong>s personas sean seriamente<br />

religiosas, que <strong>de</strong>sprecien al mundo cuando sean más capaces <strong>de</strong> <strong>de</strong>leitarse en él y <strong>de</strong> disfrutarlo. Los<br />

creyentes pue<strong>de</strong>n y <strong>de</strong>ben respetar <strong>la</strong> recompensa <strong>de</strong>l premio. —Por fe po<strong>de</strong>mos estar totalmente<br />

seguros <strong>de</strong> <strong>la</strong> provi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> su graciosa y po<strong>de</strong>rosa presencia con nosotros. Tal vista <strong>de</strong><br />

Dios capacitará a los creyentes para soportar hasta el fin, sea lo que fuere que hallen en el camino.<br />

No se <strong>de</strong>be a nuestra propia justicia ni a mejores logros que seamos salvados <strong>de</strong> <strong>la</strong> ira <strong>de</strong> Dios, sino a<br />

<strong>la</strong> sangre <strong>de</strong> Cristo y a su justicia imputada. La fe verda<strong>de</strong>ra hace que el pecado sea amargo para el<br />

alma, aunque reciba el perdón y <strong>la</strong> expiación. Todos nuestros privilegios espirituales en <strong>la</strong> tierra<br />

<strong>de</strong>bieran estimu<strong>la</strong>rnos en nuestro camino al cielo. El Señor hará caer hasta a Babilonia ante <strong>la</strong> fe <strong>de</strong><br />

su pueblo, y cuando tiene algo gran<strong>de</strong> que hacer por ellos, suscita una fe gran<strong>de</strong> y fuerte en ellos. —<br />

El creyente verda<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>sea no sólo estar en pacto con Dios, sino en comunión con el pueblo <strong>de</strong><br />

Dios, y está dispuesto a echar con ellos su suerte. Rahab se <strong>de</strong>c<strong>la</strong>ró por sus obras como justa. Se<br />

manifiesta c<strong>la</strong>ramente que el<strong>la</strong> no fue justificada por sus obras, porque <strong>la</strong> obra que el<strong>la</strong> hizo era<br />

<strong>de</strong>fectuosa en su manera y no era perfectamente buena, por tanto, no respondía a <strong>la</strong> perfecta justicia<br />

o rectitud <strong>de</strong> Dios.<br />

Vv. 32—38. Después <strong>de</strong> todo nuestro escudriñar <strong>la</strong>s Escrituras, hay más que apren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> el<strong>la</strong>s.<br />

Debiera comp<strong>la</strong>cernos pensar cuán gran<strong>de</strong> fue el número <strong>de</strong> los creyentes <strong>de</strong>l Antiguo Testamento, y<br />

cuán firme era su fe, aunque su objeto no estaba, entonces, tan c<strong>la</strong>ramente dados a conocer como<br />

ahora. Debemos <strong>la</strong>mentar que ahora, en los tiempos <strong>de</strong>l evangelio, cuando <strong>la</strong> reg<strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe es más<br />

c<strong>la</strong>ra y perfecta, sea tan pequeño el número <strong>de</strong> los creyentes y tan débil su fe. Es <strong>la</strong> excelencia <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

gracia <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe, que mientras ayuda a los hombres a hacer gran<strong>de</strong>s cosas, como Ge<strong>de</strong>ón, les impi<strong>de</strong><br />

pensar cosas gran<strong>de</strong>s y elevadas acerca <strong>de</strong> sí mismos. La fe, como <strong>la</strong> <strong>de</strong> Barac, recurre a Dios en<br />

todos los peligros y dificulta<strong>de</strong>s, y entonces respon<strong>de</strong> agra<strong>de</strong>cida a Dios por todas sus misericordias<br />

y liberaciones. —Por fe, los siervos <strong>de</strong> Dios vencerán aun al león rugiente que anda viendo a quien<br />

<strong>de</strong>vorar. La fe <strong>de</strong> los creyentes dura hasta el final, y al morir, le da <strong>la</strong> victoria sobre <strong>la</strong> muerte y sobre<br />

todos sus enemigos mortales, como a Sansón. La gracia <strong>de</strong> Dios suele fijarse sobre personas<br />

totalmente inmerecedoras, y muy poco merecedoras para hacer gran<strong>de</strong>s cosas por ellos y para ellos.<br />

Pero <strong>la</strong> gracia <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe, don<strong>de</strong>quiera que esté, pondrá a los hombres a reconocer a Dios en todos sus<br />

caminos, como a Jefté. Hará osados y valerosos a los hombres en una causa buena. Pocos se hal<strong>la</strong>ron<br />

con pruebas más gran<strong>de</strong>s, pocos mostraron una fe más viva que David, y él <strong>de</strong>jó un testimonio en<br />

cuanto a <strong>la</strong>s pruebas y los actos <strong>de</strong> fe en el libro <strong>de</strong> los Salmos, que ha sido y siempre será <strong>de</strong> gran

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