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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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Vv. 42—51. Ve<strong>la</strong>r por <strong>la</strong> venida <strong>de</strong> Cristo es mantener el temperamento mental en que <strong>de</strong>seamos<br />

que nos halle nuestro Señor. Sabemos que tenemos poco tiempo para vivir, no po<strong>de</strong>mos saber si<br />

tenemos <strong>la</strong>rgo tiempo para vivir; mucho menos sabemos el tiempo fijado para el juicio. —La venida<br />

<strong>de</strong> nuestro Señor será feliz para los que estén preparados, pero será muy espantosa para quienes no lo<br />

estén. Si un hombre, que profesa ser siervo <strong>de</strong> Cristo, es incrédulo, codicioso, ambicioso o amante<br />

<strong>de</strong>l p<strong>la</strong>cer, será cortado. Quienes escogen por porción el mundo en esta vida, tendrán el infierno<br />

como porción en <strong>la</strong> otra. Que nuestro Señor, cuando venga, nos sentencie bienaventurados y nos<br />

presente ante el Padre, <strong>la</strong>vados en su sangre, purificados por su Espíritu, y aptos para ser partícipes<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> suerte <strong>de</strong> los santos en luz.<br />

CAPÍTULO XXV<br />

Versículos 1—13. Parábo<strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong>s diez vírgenes. 14—30. Parábo<strong>la</strong> <strong>de</strong> los talentos. 31—46. El<br />

juicio.<br />

Vv. 1—13. Las circunstancias <strong>de</strong> <strong>la</strong> parábo<strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong>s diez vírgenes fueron tomadas <strong>de</strong> <strong>la</strong>s costumbres<br />

nupciales <strong>de</strong> los judíos y explica el gran día <strong>de</strong> <strong>la</strong> venida <strong>de</strong> Cristo. Véase <strong>la</strong> naturaleza <strong>de</strong>l<br />

cristianismo. Como cristianos profesamos aten<strong>de</strong>r a Cristo, honrarlo, y estar a <strong>la</strong> espera <strong>de</strong> su venida.<br />

Los cristianos sinceros son <strong>la</strong>s vírgenes pru<strong>de</strong>ntes, y los hipócritas son <strong>la</strong>s necias. Son<br />

verda<strong>de</strong>ramente sabios o necios los que así actúan en los asuntos <strong>de</strong> su alma. Muchos tienen una<br />

lámpara <strong>de</strong> profesión en sus manos, pero en sus corazones no tienen el conocimiento sano ni <strong>la</strong><br />

resolución, que son necesarios para llevarlos a través <strong>de</strong> los servicios y <strong>la</strong>s pruebas <strong>de</strong>l estado<br />

presente. Sus corazones no han sido provistos <strong>de</strong> una disposición santa por el Espíritu <strong>de</strong> Dios que<br />

crea <strong>de</strong> nuevo. Nuestra luz <strong>de</strong>be bril<strong>la</strong>r ante los hombres en buenas obras; pero no es probable que<br />

esto se haga por mucho tiempo, a menos que haya un principio activo <strong>de</strong> fe en Cristo y amor por<br />

nuestros hermanos en el corazón. —Todas cabecearon y se durmieron. La <strong>de</strong>mora representa el<br />

espacio entre <strong>la</strong> conversión verda<strong>de</strong>ra o aparente <strong>de</strong> estos profesantes y <strong>la</strong> venida <strong>de</strong> Cristo, para<br />

llevarlos por <strong>la</strong> muerte o para juzgar al mundo. Pero aunque Cristo tar<strong>de</strong> más allá <strong>de</strong> nuestra época,<br />

no tardará más allá <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong>bido. Las vírgenes sabias mantuvieron ardiendo sus lámparas, pero<br />

no se mantuvieron <strong>de</strong>spiertas. Demasiados son los cristianos verda<strong>de</strong>ros que se vuelven remisos y un<br />

grado <strong>de</strong> negligencia da lugar a otro. Los que se permiten cabecear, escasamente evitan dormirse;<br />

por tanto tema el comienzo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>terioro espiritual. —Se oye un l<strong>la</strong>mado sorpren<strong>de</strong>nte, Salid a<br />

recibirle; es un l<strong>la</strong>mado para los que están preparados. La noticia <strong>de</strong> <strong>la</strong> venida <strong>de</strong> Cristo y el l<strong>la</strong>mado<br />

a salir a recibirle, los <strong>de</strong>spertará. Aun los que estén preparados en <strong>la</strong> mejor forma para <strong>la</strong> muerte<br />

tienen trabajo que hacer para estar verda<strong>de</strong>ramente preparados, 2 Pedro iii, 14. Será un día <strong>de</strong><br />

búsqueda y <strong>de</strong> preguntas; nos correspon<strong>de</strong> pensar cómo seremos hal<strong>la</strong>dos entonces. —Algunas<br />

llevaron aceite para abastecer sus lámparas antes <strong>de</strong> salir. Las que no alcanzan <strong>la</strong> gracia verda<strong>de</strong>ra<br />

ciertamente hal<strong>la</strong>rán su falta en uno u otro momento. Una profesión externa pue<strong>de</strong> alumbrar a un<br />

hombre en este mundo, pero <strong>la</strong>s humeda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l valle <strong>de</strong> sombra <strong>de</strong> muerte extinguirán su luz. Los<br />

que no se preocupan por vivir <strong>la</strong> vida, morirán <strong>de</strong> todos modos <strong>la</strong> muerte <strong>de</strong>l justo. Pero los que<br />

serán salvos <strong>de</strong>ben tener gracia propia; y los que tienen más gracia no tienen nada que ahorrar. El<br />

mejor necesita más <strong>de</strong> Cristo. Mientras <strong>la</strong> pobre alma a<strong>la</strong>rmada se dirige, en el lecho <strong>de</strong> enfermo, al<br />

arrepentimiento y <strong>la</strong> oración con espantosa confusión, viene <strong>la</strong> muerte, viene el juicio, <strong>la</strong> obra es<br />

<strong>de</strong>shecha, y el pobre pecador es <strong>de</strong>shecho para siempre. Esto viene <strong>de</strong> haber tenido que comprar<br />

aceite cuando <strong>de</strong>bíamos quemarlo, obtener gracia cuando teníamos que usar<strong>la</strong>. Los que, y<br />

únicamente ellos, irán al cielo <strong>de</strong>l más allá, están siendo preparados para el cielo aquí. Lo súbito <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> muerte y <strong>de</strong> <strong>la</strong> llegada <strong>de</strong> Cristo a nosotros entonces, no estorbará nuestra dicha si nos hemos<br />

preparado. —La puerta fue cerrada. Muchos procurarán ser recibidos en el cielo cuando sea

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